Bien, estamos a poco más de una semana de que se termine el 2010 y es poco decir. No sólo se termina este año en particular, sino que también culminamos la primera década del siglo XXI, y ¡aún seguimos aquí! Claro que seguimos inmersos en toda suerte de problemas, de los cuales el cambio climático ya está dando tremendas palizas (tormentas terribles azotando el hemisferio norte, inundaciones y nevadas, gente que muere o pierde sus propiedades, gente que no puede viajar, etc.) y la crisis económica aún no se diluye, pero de que seguimos aquí, seguimos aquí y cuando uno está vivo también tiene la esperanza de seguir haciéndolo y de hacerlo bien.
El 2010 fue un año lleno de todo. Desde terremotos y rencillas entre países hasta rescates milagrosos y presentación de nuevos inventos y grandes tecnologías. Nos hemos vuelto muy conscientes con respecto al clima -la cumbre de Cancún fue más exitosa en muchos niveles discretos que el sonado fracaso de Copenhage-, y hemos venido identificando nuevas maneras de ayudar al planeta. También hemos hecho progresos en la comprensión y tratamiento de enfermedades, hemos descubierto nuevas formas de vida que parecen extraterrestres y parece que el 2011 todavía nos aguarda con nuevas sorpresas -del tipo positivo-. No todo es oscuro en nuestro horizonte, ni todo es amargo. La vida nos ha prodigado con dulzuras también y más por eso que por otra cosa podremos decir "Felices fiestas" con una sonrisa en la boca y un fuerte deseo de ser mejores el año próximo.
En cuanto a mi producción literaria, ya en un terreno personal, no puedo quejarme. Aunque me había prometido una mayor dedicación a la novela, he terminado el 2010 con varios relatos publicados y algunos en marcha y no puedo decir que me desagrade, en absoluto. Me hace sentir orgullosa saber que mi producción literaria sigue siendo constante y que algunos de mis frutos hayan podido ver la luz, sea en papel o en formato electrónico, y que quizá algunos hayan sido leídos con gusto.
Lo primero fue Posibles futuros, que aunque contiene mi cuento Flor del crepúsculo producto de mi labor del 2009, vio la luz en diciembre del año pasado y fue puesto en circulación, para efectos prácticos, durante este año. Ha sido leído, discutido, criticado y quizá elogiado. Ha sido conocido y apreciado y no puedo evitar sentirme muy a gusto con él. Por tanto, lo ubico dentro de un hito del 2010.
Otros cuentos también vieron la luz durante el 2010. En abril apareció Sueño profundo en NGC 3660. Lo hizo en dos partes. Había recibido el increíble honor de resultar finalista del XXI Certamen Alberto Magno de Ciencia Ficción (Universidad del País Vasco), edición 2009, pero fue publicado en el portal en abril de este año y algunos lectores me dijeron que fue de su agrado. También durante este año, Memoir, cuento largo que escribí en 2009, vio la luz en Aurora Bitzine en sus ediciones (electrónicas) de julio y agosto. Fue un placer verlo allí desplegado.
Y a propósito de selecciones, fue durante este 2010 que vi reaparecer mi relato El último pozo, el cual había sido seleccionado junto a otros 14 relatos para la antología Visiones 2008 de la AEFCFT, que por razones diversas se había retrasado, pero que al final fue publicada en su formato impreso durante este año. :) ¡Feliz acontecimiento para un viejo amigo!
Con respecto a otras publicaciones colectivas, el 2010 fue el año del colectivo (Per)Versiones Literarias con dos publicaciones muy agradables cuales son (Per)Versiones: Cuentos Populares (donde apareció mi relato Eterna ensoñación) y (Per)Versiones: Historia (al cual contribuí con ¿Tú también, hijo mío?). Durante este año también escribí un tercer relato para el colectivo PerVersiones Literarias, que verá la luz en el 2011 cuando aparezca el tercer tomo de nuestro colectivo. :)
También este fue el año de Poe. Con mi cuento El modelo defectuoso, adaptación libre del cuento "La caja oblonga" de Edgar Allan Poe (1844), contribuí a la antología Poe Siglo XXI que fue presentado recientemente, el 8 de diciembre de este año, y que ya se halla en librerías y a disposición del público. Un hito para mí y una alegría.
He escrito más cuentos, que espero vean la luz durante el 2011, y he avanzado con mi novela, que espero vea la luz algún día (más bien cercano que lejano). Ha sido un buen año entonces, pues he disfrutado de la escritura como en los viejos tiempos, y sólo espero seguir haciéndolo durante el próximo año y los años que vendrán. :) Así que puedo enviarles un "¡Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo!" sin que sea en absoluto una repetición cordial de una tradición antigua. :)
23 de diciembre de 2010
10 de diciembre de 2010
Poe Siglo XXI
De un año para esta parte yo podría decir que he estado muy sociable en el mundo de la escritura. Y es que desde el 3 de diciembre del 2009, en que fue presentado Posibles futuros (EUNED) hasta hace dos días, el 8 de diciembre pasado, mis relatos han aparecido en numerosas antologías de narrativa breve en compañía de otros colegas.
Estas experiencias colectivas son realmente gratificantes. Es uno de los rasgos más sociales de una labor de otra forma muy solitaria, cual es la de la escritura creativa. Normalmente, somos uno con una página en blanco, la cual llenamos con nuestras ideas, a veces disparatadas, a veces ingeniosas. Pero estamos solos. Y seguimos estándolo a lo largo de todo el proceso creativo. Y cuando logramos la publicación, hasta cierto punto seguimos llevando el proceso de manera solitaria. En cambio, cuando se emprende una colección de relatos de varios autores, aunque el proceso inicial de creación es solitario -siempre lo es-, no todo el camino se desenvuelve de la misma manera, pues cuentas con tus colegas para que sean tus primeros lectores y críticos, eres tú mismo lector y crítico de los relatos de los otros, y las vicisitudes y problemas que rodean el libro son tanto tuyos como de ellos. Y te sientes, como pocas veces, en compañía.
Pues bien, este ha sido mi año 2010. Los dos volúmenes de (Per)Versiones Literarias - (Per)Versiones: Cuentos Populares y (Per)Versiones: Historia-, demuestran el alto grado de participación colectiva en el que he estado envuelta. Y aún estamos en la producción del tercero y en la elaboración del cuarto. Así que este proceso aún no ha terminado. Luego me vi envuelta en otras dos antologías en colaboración con colegas costarricenses, de las cuales una ha visto la luz recientemente y hasta estuvo presente en la Feria del Libro de Guadalajara: Poe Siglo XXI
Este libro contiene ocho relatos que reelaboran, adaptan y reconstruyen historias a partir de los textos y relatos propios del gran escritor norteamericano Edgar Allan Poe, todos desde el punto de vista de la ciencia ficción, género que Poe no cultivó pero que, dadas sus inclinaciones literarias y sus reflexiones teóricas, quizá habría trabajado si hubiera vivido un poco más tarde en el siglo XIX o ya a inicios del XX. Poe llevó a niveles de maestría el género del terror, y perfiló y dio forma al género detectivesco que se vio impulsado luego por otros grandes autores que siguieron sus pasos. También fue ensayista, poeta y teórico de la literatura y de otras materias. Con todas estas facetas de su obra y su vida, los autores que hemos participado en la antología logramos una apreciable variedad de relatos y aproximaciones. En algunos casos, adaptamos y reescribimos en clave de CF algunos relatos suyos. En otros, Poe es el propio protagonista de los relatos. En todos los casos, dimos forma a un nuevo homenaje al gran escritor.
El pasado 8 de diciembre, la Editorial Club de Libros presentó este libro que es a su vez su primera obra y la que marca su nacimiento, por lo que la velada tuvo un doble significado para la empresa. La antología comienza con una introducción, escrita por la autora Jessica Clark, y luego la componen los ocho relatos, todos acompañados de ilustraciones originales:
Título: POE SIGLO XXI
Portada e ilustraciones internas: Josué Garro
Prólogo: Jessica Clark
Autores: Mariana Castillo, Antonio Chamu, Manuel Delgado, Daniel Garro, Luis Jara, Iván Molina, Laura Quijano y Evelyn Ugalde.
Relatos:
Anti-Eureka, Iván Molina
El modelo defectuoso, Laura Quijano Vincenzi
A Costa Rica, ¡Nunca más!, Evelyn Ugalde
En su defensa, Mariana Castillo
Las campanas, Manuel Delgado
Otro barril de amontillado, Antonio Chamu
El legado del cuervo, Luis E. Jara
Vórtice, Daniel Garro
Número de págs: 196
Editorial Club de Libros
Espero que lo lean y lo disfruten. Y estaré encantadísima de escuchar sus comentarios, por supuesto. :)
Estas experiencias colectivas son realmente gratificantes. Es uno de los rasgos más sociales de una labor de otra forma muy solitaria, cual es la de la escritura creativa. Normalmente, somos uno con una página en blanco, la cual llenamos con nuestras ideas, a veces disparatadas, a veces ingeniosas. Pero estamos solos. Y seguimos estándolo a lo largo de todo el proceso creativo. Y cuando logramos la publicación, hasta cierto punto seguimos llevando el proceso de manera solitaria. En cambio, cuando se emprende una colección de relatos de varios autores, aunque el proceso inicial de creación es solitario -siempre lo es-, no todo el camino se desenvuelve de la misma manera, pues cuentas con tus colegas para que sean tus primeros lectores y críticos, eres tú mismo lector y crítico de los relatos de los otros, y las vicisitudes y problemas que rodean el libro son tanto tuyos como de ellos. Y te sientes, como pocas veces, en compañía.
Pues bien, este ha sido mi año 2010. Los dos volúmenes de (Per)Versiones Literarias - (Per)Versiones: Cuentos Populares y (Per)Versiones: Historia-, demuestran el alto grado de participación colectiva en el que he estado envuelta. Y aún estamos en la producción del tercero y en la elaboración del cuarto. Así que este proceso aún no ha terminado. Luego me vi envuelta en otras dos antologías en colaboración con colegas costarricenses, de las cuales una ha visto la luz recientemente y hasta estuvo presente en la Feria del Libro de Guadalajara: Poe Siglo XXI
Este libro contiene ocho relatos que reelaboran, adaptan y reconstruyen historias a partir de los textos y relatos propios del gran escritor norteamericano Edgar Allan Poe, todos desde el punto de vista de la ciencia ficción, género que Poe no cultivó pero que, dadas sus inclinaciones literarias y sus reflexiones teóricas, quizá habría trabajado si hubiera vivido un poco más tarde en el siglo XIX o ya a inicios del XX. Poe llevó a niveles de maestría el género del terror, y perfiló y dio forma al género detectivesco que se vio impulsado luego por otros grandes autores que siguieron sus pasos. También fue ensayista, poeta y teórico de la literatura y de otras materias. Con todas estas facetas de su obra y su vida, los autores que hemos participado en la antología logramos una apreciable variedad de relatos y aproximaciones. En algunos casos, adaptamos y reescribimos en clave de CF algunos relatos suyos. En otros, Poe es el propio protagonista de los relatos. En todos los casos, dimos forma a un nuevo homenaje al gran escritor.
El pasado 8 de diciembre, la Editorial Club de Libros presentó este libro que es a su vez su primera obra y la que marca su nacimiento, por lo que la velada tuvo un doble significado para la empresa. La antología comienza con una introducción, escrita por la autora Jessica Clark, y luego la componen los ocho relatos, todos acompañados de ilustraciones originales:
Título: POE SIGLO XXI
Portada e ilustraciones internas: Josué Garro
Prólogo: Jessica Clark
Autores: Mariana Castillo, Antonio Chamu, Manuel Delgado, Daniel Garro, Luis Jara, Iván Molina, Laura Quijano y Evelyn Ugalde.
Relatos:
Anti-Eureka, Iván Molina
El modelo defectuoso, Laura Quijano Vincenzi
A Costa Rica, ¡Nunca más!, Evelyn Ugalde
En su defensa, Mariana Castillo
Las campanas, Manuel Delgado
Otro barril de amontillado, Antonio Chamu
El legado del cuervo, Luis E. Jara
Vórtice, Daniel Garro
Número de págs: 196
Editorial Club de Libros
Espero que lo lean y lo disfruten. Y estaré encantadísima de escuchar sus comentarios, por supuesto. :)
23 de noviembre de 2010
"La realidad es más fantástica que la ficción"
Y así habló un joven escritor de mi país al expresar su descontento porque yo me inclinaba "en demasía" por desarrollar los géneros fantásticos antes que los realistas. Una frase bien hecha, aunque posiblemente no original, que resume algunos prejuicios muy extendidos en torno a la consideración de los géneros literarios por un lado, y de la literatura en general por el otro.
Vamos a ver... ¿cuál fue el origen de su sentencia? ¡Ajá! Él se preguntaba por qué yo "perdía el tiempo" con historias donde consideraba hechos probables de un futuro incierto, o donde seres fantasiosos e imposibles protagonizaban dramas improbables, habiendo tantos dramas reales que "deberían" ser contados y expuestos por nosotros los escritores. En otras palabras, en su frase se encuentra la noción de que el Realismo es el exponente máximo del Arte Literario y los géneros fantásticos no son más que un relleno infantil, apenas construido para entretener masas por un tiempo corto. Después de todo, como "la realidad es más fantástica que la ficción", debemos nutrirnos de la realidad misma para hacer nuestra ficción realmente fantástica.
Por supuesto, no opino lo mismo. Primero, porque no creo que el realismo sea superior al fantástico en ningún aspecto. Sólo parten de planteamientos diferentes, eso es todo. Y segundo, porque pienso que la ficción en general, sin importar si es "realista" o "fantástica", cumple la tarea a la inversa: vuelve fantástica la realidad. Por eso la literatura es un arte tan extendido, tan impactante, tan emocionante y tan popular.
Alguien me diría: la TV es popular, no la literatura. Y yo les contesto: ¿y de dónde creen ustedes que se nutrieron en primer lugar los programas de TV más exitosos? Sí, ya lo adivinaron: de la literatura. La literatura involucra a la poesía, al teatro, a la narrativa y a la ensayística. Podemos combinarlos todos y obtener increíbles obras. Podemos quedarnos en uno solo y proyectar nuestros pensamientos o nuestras ideas de miles de maneras posibles. El teatro se combinó con la música, ésta dio pie a la danza y el canto, y convirtió una experiencia visual en sonora y ambiental. Pero el texto teatral primero se elabora en la imaginación del dramaturgo, de ese autor que con su imaginación construye una historia. Esta historia es ficticia, aunque su base sea realista. Todos quienes la contemplen sabrán que es ficticia, aunque su base sea real. Y encantará a ese público, lo transportará a otro mundo (ficticio), a otro escenario, lo sacará de su cotidianeidad y lo hará viajar, aunque no se despegue de su asiento.
Lo mismo ocurre con la literatura escrita.
La realidad está allí, en nuestro entorno. No necesitamos más intermediarios que nuestros propios sentidos para palparla y (¿por qué no?) para sufrirla. Sabemos cuáles son en general los grandes y pequeños problemas de nuestro mundo, y somos conscientes de nuestras tribulaciones así como lo somos de nuestras alegrías. Tenemos noticia de otros que sufren o disfrutan igual y estamos muy enterados de gran cantidad de acontecimientos que se suceden a diario, sea por medio de la tecnología o por medio de nuestros propios contactos personales. ¿Será esa información veraz o no? ¿Quién sabe? También somos conscientes de nuestras propias mentiras y nuestras pequeñas exageraciones. ¿Por qué los otros no han de hacer lo mismo?
¿Esa realidad es fascinante, "fantástica"? Humm... no. Puede que seamos felices, puede que nos consideremos exitosos. Puede incluso que seamos conocidos o famosos o ricos o cualquier otro calificativo positivo que se les ocurra. Pero ¿fantástico? Humm... no. Si lo fuera, ¿para qué veríamos una serie en la TV o iríamos al cine a ver el último estreno romántico o de acción o de drama policial o de lo que sea? ¿Qué tiene el lenguaje artístico que vuelve fascinante esa realidad a la que estamos acostumbrados y de la que somos conscientes, queramos o no?
Pues el poder de la imaginación, que en términos literarios se transforma muchas veces en ficción. Los seres humanos no somos animales simples que con comer, dormir y reproducirnos tenemos suficiente. Además de guerrear y abarcar posesiones -lo cual también puede volverse monótono-, necesitamos espolear nuestra imaginación, siempre inquieta. Necesitamos sentirnos parte de algo más grande que nuestras simples cotidianeidades y necesitamos ser algo más que hormiguitas cumpliendo sus ciclos vitales. Sin embargo, no todos somos protagonistas de realidades fascinantes. Diría que una minoría muy exigua ha sido protagonista de algún gran evento. El resto debe contentarse con seguir el ciclo vital de su existencia. Pero eso deja por fuera el drama de satisfacer ese deseo profundo por vivencias extraordinarias. Lo único que queda es la imaginación y ahí encontramos la solución perfecta para dar satisfacción a dicha necesidad: la ficción.
La ficción es capaz de volver fantástica una realidad perfectamente cotidiana (enamorarse, por ejemplo, ¿quién no se enamora? ¡Es tan cotidiano ver parejas que se forman o se separan! Y sin embargo, ninguna les gana a las historias de amor que tanto enganchan a todos los públicos). Es capaz de hacer aún más subyugante una realidad de por sí extraordinaria -si no me creen, espérense a ver las filas de gente que querrá ver la película sobre el rescate de los 33 mineros chilenos, ¡como si no hubiéramos visto el rescate mismo en primera plana y a todo color!- Es capaz de potenciar todos nuestros sentidos, porque juega con nuestra mente y nuestra capacidad para imaginar y para soñar. Por eso amamos la ficción, por eso nos alimentamos de ella y por esa la nutrimos.
No, la realidad no es más fantástica que la ficción. Es de otra forma: es la ficción la que es capaz de volver fantástica la realidad, incluso en aquellas obras donde quizá no encontremos trazas de realidad o no nos lo parezca, como en los géneros fantásticos, incluyendo desde la epopeya homérica hasta los modernos escritos de ciencia ficción. Y somos los autores quienes llevamos la responsabilidad de cumplir ese acto de magia que transforma una historia simple y cotidiana en un trepidante misterio o un romance singular. Quienes debemos seguir nutriendo a nuestra sociedad de más ficción y de más ganas de soñar...
Vamos a ver... ¿cuál fue el origen de su sentencia? ¡Ajá! Él se preguntaba por qué yo "perdía el tiempo" con historias donde consideraba hechos probables de un futuro incierto, o donde seres fantasiosos e imposibles protagonizaban dramas improbables, habiendo tantos dramas reales que "deberían" ser contados y expuestos por nosotros los escritores. En otras palabras, en su frase se encuentra la noción de que el Realismo es el exponente máximo del Arte Literario y los géneros fantásticos no son más que un relleno infantil, apenas construido para entretener masas por un tiempo corto. Después de todo, como "la realidad es más fantástica que la ficción", debemos nutrirnos de la realidad misma para hacer nuestra ficción realmente fantástica.
Por supuesto, no opino lo mismo. Primero, porque no creo que el realismo sea superior al fantástico en ningún aspecto. Sólo parten de planteamientos diferentes, eso es todo. Y segundo, porque pienso que la ficción en general, sin importar si es "realista" o "fantástica", cumple la tarea a la inversa: vuelve fantástica la realidad. Por eso la literatura es un arte tan extendido, tan impactante, tan emocionante y tan popular.
Alguien me diría: la TV es popular, no la literatura. Y yo les contesto: ¿y de dónde creen ustedes que se nutrieron en primer lugar los programas de TV más exitosos? Sí, ya lo adivinaron: de la literatura. La literatura involucra a la poesía, al teatro, a la narrativa y a la ensayística. Podemos combinarlos todos y obtener increíbles obras. Podemos quedarnos en uno solo y proyectar nuestros pensamientos o nuestras ideas de miles de maneras posibles. El teatro se combinó con la música, ésta dio pie a la danza y el canto, y convirtió una experiencia visual en sonora y ambiental. Pero el texto teatral primero se elabora en la imaginación del dramaturgo, de ese autor que con su imaginación construye una historia. Esta historia es ficticia, aunque su base sea realista. Todos quienes la contemplen sabrán que es ficticia, aunque su base sea real. Y encantará a ese público, lo transportará a otro mundo (ficticio), a otro escenario, lo sacará de su cotidianeidad y lo hará viajar, aunque no se despegue de su asiento.
Lo mismo ocurre con la literatura escrita.
La realidad está allí, en nuestro entorno. No necesitamos más intermediarios que nuestros propios sentidos para palparla y (¿por qué no?) para sufrirla. Sabemos cuáles son en general los grandes y pequeños problemas de nuestro mundo, y somos conscientes de nuestras tribulaciones así como lo somos de nuestras alegrías. Tenemos noticia de otros que sufren o disfrutan igual y estamos muy enterados de gran cantidad de acontecimientos que se suceden a diario, sea por medio de la tecnología o por medio de nuestros propios contactos personales. ¿Será esa información veraz o no? ¿Quién sabe? También somos conscientes de nuestras propias mentiras y nuestras pequeñas exageraciones. ¿Por qué los otros no han de hacer lo mismo?
¿Esa realidad es fascinante, "fantástica"? Humm... no. Puede que seamos felices, puede que nos consideremos exitosos. Puede incluso que seamos conocidos o famosos o ricos o cualquier otro calificativo positivo que se les ocurra. Pero ¿fantástico? Humm... no. Si lo fuera, ¿para qué veríamos una serie en la TV o iríamos al cine a ver el último estreno romántico o de acción o de drama policial o de lo que sea? ¿Qué tiene el lenguaje artístico que vuelve fascinante esa realidad a la que estamos acostumbrados y de la que somos conscientes, queramos o no?
Pues el poder de la imaginación, que en términos literarios se transforma muchas veces en ficción. Los seres humanos no somos animales simples que con comer, dormir y reproducirnos tenemos suficiente. Además de guerrear y abarcar posesiones -lo cual también puede volverse monótono-, necesitamos espolear nuestra imaginación, siempre inquieta. Necesitamos sentirnos parte de algo más grande que nuestras simples cotidianeidades y necesitamos ser algo más que hormiguitas cumpliendo sus ciclos vitales. Sin embargo, no todos somos protagonistas de realidades fascinantes. Diría que una minoría muy exigua ha sido protagonista de algún gran evento. El resto debe contentarse con seguir el ciclo vital de su existencia. Pero eso deja por fuera el drama de satisfacer ese deseo profundo por vivencias extraordinarias. Lo único que queda es la imaginación y ahí encontramos la solución perfecta para dar satisfacción a dicha necesidad: la ficción.
La ficción es capaz de volver fantástica una realidad perfectamente cotidiana (enamorarse, por ejemplo, ¿quién no se enamora? ¡Es tan cotidiano ver parejas que se forman o se separan! Y sin embargo, ninguna les gana a las historias de amor que tanto enganchan a todos los públicos). Es capaz de hacer aún más subyugante una realidad de por sí extraordinaria -si no me creen, espérense a ver las filas de gente que querrá ver la película sobre el rescate de los 33 mineros chilenos, ¡como si no hubiéramos visto el rescate mismo en primera plana y a todo color!- Es capaz de potenciar todos nuestros sentidos, porque juega con nuestra mente y nuestra capacidad para imaginar y para soñar. Por eso amamos la ficción, por eso nos alimentamos de ella y por esa la nutrimos.
No, la realidad no es más fantástica que la ficción. Es de otra forma: es la ficción la que es capaz de volver fantástica la realidad, incluso en aquellas obras donde quizá no encontremos trazas de realidad o no nos lo parezca, como en los géneros fantásticos, incluyendo desde la epopeya homérica hasta los modernos escritos de ciencia ficción. Y somos los autores quienes llevamos la responsabilidad de cumplir ese acto de magia que transforma una historia simple y cotidiana en un trepidante misterio o un romance singular. Quienes debemos seguir nutriendo a nuestra sociedad de más ficción y de más ganas de soñar...
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Cultura y sociedad,
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Vida de escritor
12 de noviembre de 2010
¿Qué nos motiva?
Navegando un poco por la red, en la que descubrí que había otorgado a una planta propiedades opuestas a las reales -es una larga historia-, di con uno de los tantos sitios de la editorial Planeta en la que se comentaba la aparición de un best seller en edición en castellano. El libro en cuestión se llama La sorprendente verdad de qué nos motiva y es del autor norteamericano David H. Pink. No lo conocía, pero me llamó la atención el tema y dediqué unos minutos a la lectura del artículo que apareció en el blog de editores en torno a este lanzamiento.
No sé si el libro merece la pena o no, pero he de admitir que el tema me pareció muy interesante. De hecho explica en gran parte por qué nosotros los autores creativos insistimos en escribir cuando todo parece tan diseñado en nuestra contra: dificultades de publicación, dificultades de difusión, dificultades de venta, de competencia, de crisis económicas cíclicas que afectan el sector editorial y con más fuerza a los menos consagrados, en fin... ustedes saben, una historia de nunca acabar. Y sin embargo, a pesar de todo esto, seguimos escribiendo, seguimos soñando, seguimos... simplemente, seguimos.
El libro, según el artículo mencionado, desmitifica aquella máxima de que la gente trabaja duro cuando se le ofrece un incentivo (normalmente ecónomico). De acuerdo con lo expuesto por Pink, y basándose en numerosos estudios, esta máxima sólo es cierta en presencia de trabajos repetitivos y mecánicos, donde la promesa de una recompensa económica sí estimula la producción. En cambio, en aquellos trabajos que requieren un alto grado de creatividad e iniciativa personal, cuanto mayor es la recompensa económica, menor es la productividad. De alguna manera, si le ofreces a una persona un incentivo para que termine cuanto antes y mejor un trabajo esencialmente creativo, la persona tiende a fallar, a bloquearse, a producir menos. Se obnubila con la recompensa y pierde creatividad (yo pienso que se estresa). De acuerdo entonces con esta exposición, la verdadera motivación que hace a los trabajadores creativos a producir más y mejor se encuentra en el trabajo mismo y en ellos mismos. Si el trabajo que realizan es autonómico (es decir, propio), si pueden alcanzar un aporte significativo al entorno social que va más allá de su mera realización personal, si pueden marcar una diferencia... producen más y mejor. Se supone, claro, que el factor económico no es un factor: esto es, el trabajador en cuestión tiene cubiertas sus necesidades básicas.
¿Tendrá razón?
Pues yo creo que sí, al menos en cuanto a los autores creativos. Es claro que todos nosotros nos sentimos encantados con la idea de que nuestros libros se vendan. Sin embargo, si prestamos atención, podemos advertir que en la mayoría de los casos no es un hecho que nos agrade por el dinero en sí mismo considerado, sino por lo que estas ventas en realidad representan: quienes compraron el libro probablemente lo leerán, y que lo lean es lo que nos mueve a publicarlo. Si no quisiéramos que nadie más leyera nuestros escritos, no los publicaríamos, ¿cierto? Los dejaríamos en el refugio siempre seguro de nuestros cajones o nuestros discos duros. Pero la gracia de la escritura creativa está, en gran parte, en contar una historia o construir un poema que otros van a leer, van a apreciar, y quizá, van a sentirse impactados, en algún grado, por ello.
Entonces... ¿qué mueve a un escritor creativo a realizar su trabajo, no siempre reconocido con justicia? Pues el sueño de poder aportar algo significativo al entorno social, más allá de nuestra realización personal, que sea importante, que sea poderoso en algún nivel -emocional, intelectual, social-, un algo por el que sintamos que agregamos valor al conjunto. No es, entonces, el simple incentivo económico (que dicho sea de paso, en la mayoría de los casos ni siquiera se ve a la vista) el que nos motiva a insistir en esta ardua labor, sino esa motivación intrínseca tan sabiamente observada por los investigadores del comportamiento humano hace tiempo.
Un chico, en una discusión que mantuvimos sobre la literatura y el impacto supuestamente negativo que él le ve a los best sellers, me aseguraba que con la venta de productos de consumo masivo como esos libros "fáciles" y pre-fabricados por las editoriales, se "prostituía" y se "mataba" a la "verdadera" literatura, y que ésta morirá dentro de unos años por "culpa" de eso. Yo pensé que no era así: ni la literatura está muriendo ni morirá. Y, a la vista de lo que en realidad mueve a los escritores creativos a seguir soñando a través de las letras, pues... me reafirmo en mi convicción.
Con una motivación tan poderosa, la literatura tiene su vida asegurada hasta que la humanidad misma deje ser humanidad. :)
No sé si el libro merece la pena o no, pero he de admitir que el tema me pareció muy interesante. De hecho explica en gran parte por qué nosotros los autores creativos insistimos en escribir cuando todo parece tan diseñado en nuestra contra: dificultades de publicación, dificultades de difusión, dificultades de venta, de competencia, de crisis económicas cíclicas que afectan el sector editorial y con más fuerza a los menos consagrados, en fin... ustedes saben, una historia de nunca acabar. Y sin embargo, a pesar de todo esto, seguimos escribiendo, seguimos soñando, seguimos... simplemente, seguimos.
El libro, según el artículo mencionado, desmitifica aquella máxima de que la gente trabaja duro cuando se le ofrece un incentivo (normalmente ecónomico). De acuerdo con lo expuesto por Pink, y basándose en numerosos estudios, esta máxima sólo es cierta en presencia de trabajos repetitivos y mecánicos, donde la promesa de una recompensa económica sí estimula la producción. En cambio, en aquellos trabajos que requieren un alto grado de creatividad e iniciativa personal, cuanto mayor es la recompensa económica, menor es la productividad. De alguna manera, si le ofreces a una persona un incentivo para que termine cuanto antes y mejor un trabajo esencialmente creativo, la persona tiende a fallar, a bloquearse, a producir menos. Se obnubila con la recompensa y pierde creatividad (yo pienso que se estresa). De acuerdo entonces con esta exposición, la verdadera motivación que hace a los trabajadores creativos a producir más y mejor se encuentra en el trabajo mismo y en ellos mismos. Si el trabajo que realizan es autonómico (es decir, propio), si pueden alcanzar un aporte significativo al entorno social que va más allá de su mera realización personal, si pueden marcar una diferencia... producen más y mejor. Se supone, claro, que el factor económico no es un factor: esto es, el trabajador en cuestión tiene cubiertas sus necesidades básicas.
¿Tendrá razón?
Pues yo creo que sí, al menos en cuanto a los autores creativos. Es claro que todos nosotros nos sentimos encantados con la idea de que nuestros libros se vendan. Sin embargo, si prestamos atención, podemos advertir que en la mayoría de los casos no es un hecho que nos agrade por el dinero en sí mismo considerado, sino por lo que estas ventas en realidad representan: quienes compraron el libro probablemente lo leerán, y que lo lean es lo que nos mueve a publicarlo. Si no quisiéramos que nadie más leyera nuestros escritos, no los publicaríamos, ¿cierto? Los dejaríamos en el refugio siempre seguro de nuestros cajones o nuestros discos duros. Pero la gracia de la escritura creativa está, en gran parte, en contar una historia o construir un poema que otros van a leer, van a apreciar, y quizá, van a sentirse impactados, en algún grado, por ello.
Entonces... ¿qué mueve a un escritor creativo a realizar su trabajo, no siempre reconocido con justicia? Pues el sueño de poder aportar algo significativo al entorno social, más allá de nuestra realización personal, que sea importante, que sea poderoso en algún nivel -emocional, intelectual, social-, un algo por el que sintamos que agregamos valor al conjunto. No es, entonces, el simple incentivo económico (que dicho sea de paso, en la mayoría de los casos ni siquiera se ve a la vista) el que nos motiva a insistir en esta ardua labor, sino esa motivación intrínseca tan sabiamente observada por los investigadores del comportamiento humano hace tiempo.
Un chico, en una discusión que mantuvimos sobre la literatura y el impacto supuestamente negativo que él le ve a los best sellers, me aseguraba que con la venta de productos de consumo masivo como esos libros "fáciles" y pre-fabricados por las editoriales, se "prostituía" y se "mataba" a la "verdadera" literatura, y que ésta morirá dentro de unos años por "culpa" de eso. Yo pensé que no era así: ni la literatura está muriendo ni morirá. Y, a la vista de lo que en realidad mueve a los escritores creativos a seguir soñando a través de las letras, pues... me reafirmo en mi convicción.
Con una motivación tan poderosa, la literatura tiene su vida asegurada hasta que la humanidad misma deje ser humanidad. :)
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1 de noviembre de 2010
Más novedades fantásticas
Mientras en mi terruño nos preparamos para el lanzamiento de una nueva antología de ciencia ficción, pronta a presentarse, en España mis colegas no descansan y ya tenemos en el mercado o en perspectiva numerosas novedades sumamente tentadoras.
Comienzo por casa. El próximo 8 de diciembre presentamos en el Centro Cultural Costarricense Norteamericano la antología Poe: Siglo XXI, integrada por ocho relatos que hacen homenaje al gran escritor Edgar Allan Poe a través de la adaptación de algunos de sus relatos o la puesta en escena de algunas de sus ideas, en clave de ciencia ficción. No es una fórmula nueva ni extraordinaria realizar adaptaciones de este estilo, pero resulta refrescante para nosotros como escritores y para los lectores de géneros fantásticos (y no-fantásticos) revisitar a un autor tan magnífico y mirarlo a través de otro lente, abriendo nuevos caminos y nuevas imaginaciones, casi tan extrañas como las surgidas de su propio cerebro. No se pierdan esta novedad, estoy segura de que les va a encantar. :)
Seguimos ahora en España.
Ya está a la venta los nuevos hijos de escritores españoles cuya labor he seguido de cerca y cuyos blogs resultan siempre tan interesantes, por la gran cantidad de ideas que destilan y comentan en torno al mundo editorial, a los libros del género fantástico y a veces, de la vida en general. Se trata de los escritores David Mateo, J.E. Álamo y Sergio Mars, ya veteranos artífices de las letras fantásticas. David Mateo nos trae una interesantísima historia de fantasía histórica, quizá suspenso, y un buen toque de maravilla llamada Heredero de la Alquimia (Ediciones Ilarion, 2010). Es la oportunidad de sumergirse en los tiempos en que aún existía Babilonia y Egipto era una realidad impresionante. Por otra parte, J.E. Álamo nos trae una historia trepidante de terror y misterio en un pueblo azotado por la mano inclemente de un asesino aterrador, en Penitencia (Grupo AJEC, 2010). Y finalmente, Sergio Mars llegó a este último cuarto del año con dos hijos literarios bajo el brazo: uno de terror, El precio del Barquero (Saco de Huesos, 2010), y otro de ciencia ficción, La mirada de Pegaso (Grupo AJEC, 2010). Ambos son colecciones de relatos y/o novelas cortas que conociendo la pluma de Mars estarán más que interesantes, estupendas. :)
Ya está a la venta los nuevos hijos de escritores españoles cuya labor he seguido de cerca y cuyos blogs resultan siempre tan interesantes, por la gran cantidad de ideas que destilan y comentan en torno al mundo editorial, a los libros del género fantástico y a veces, de la vida en general. Se trata de los escritores David Mateo, J.E. Álamo y Sergio Mars, ya veteranos artífices de las letras fantásticas. David Mateo nos trae una interesantísima historia de fantasía histórica, quizá suspenso, y un buen toque de maravilla llamada Heredero de la Alquimia (Ediciones Ilarion, 2010). Es la oportunidad de sumergirse en los tiempos en que aún existía Babilonia y Egipto era una realidad impresionante. Por otra parte, J.E. Álamo nos trae una historia trepidante de terror y misterio en un pueblo azotado por la mano inclemente de un asesino aterrador, en Penitencia (Grupo AJEC, 2010). Y finalmente, Sergio Mars llegó a este último cuarto del año con dos hijos literarios bajo el brazo: uno de terror, El precio del Barquero (Saco de Huesos, 2010), y otro de ciencia ficción, La mirada de Pegaso (Grupo AJEC, 2010). Ambos son colecciones de relatos y/o novelas cortas que conociendo la pluma de Mars estarán más que interesantes, estupendas. :)
En otra vertiente, tenemos novedades estupendas con otros dos colegas escritores, también españoles, uno con una reedición en formato electrónico y otra con su primera novela publicada y con grandes perspectivas. El primero es Francisco Illán Vivas, poeta y escritor, ensayista y reseñista, que nos trae una reedición en formato electrónico de La Maldición (volumen I de la saga La Cólera de Nébulos). Este libro es magnífico, y me consta, pues lo leí en su primera edición, hace cuatro años y hasta colgué una reseña aquí, si les interesa conocer mi opinión. Cuenta con una segunda parte, llamada El Rey de las Esfinges (Loto XII Ed., 2008). Francisco espera tener La Maldición de vuelta en papel el año próximo.
Con respecto a Susana Eevee, se la puede conocer de primera mano a través de varios de sus relatos, uno de los cuales se encuentra ya en (Per)Versiones: Cuentos Populares ("Goldilocks y los osos montañeses y zombies"), tomo que se consigue en impresión física y en formato electrónico (este último gratuito). Pues bien, ella ahora se nos presenta en solitario con una novela de fantasía tremendamente prometedora que sale a la venta (en España) el próximo 15 de noviembre. Se llama Dos Coronas (Grupo AJEC, 2010) y aquí les pongo la ficha:
Diseño de Portada: CalderonStudio
Precio: 18.95 €
Tamaño: 22x15
Páginas: 416
Es tiempo de guerra. Siempre lo fue.
Durante siglos las dos Coronas se han enfrentado en un pulso de violencia y ambición. Los odios ancestrales se heredan batalla tras batalla.
Soota es un joven de espíritu rebelde y temerario. La pérdida de los recuerdos de su infancia ha forjado un corazón duro que lo ayuda a sobrevivir a las intrigas de una sociedad cruenta y convulsa. Es el mejor asesino que se ha adiestrado en la corte, y en él no hay cansancio, ni remordimiento ni dolor.
Su pasado, construido con mentiras, se derrumba el día que descubre que por sus venas corre la sangre de la casta real del enemigo. Comienza entonces para él un largo viaje hacia el honor, la lealtad y la compasión.
En medio del juego letal que disputan los dos reinos, Soota combatirá en una devastadora ofensiva. Pero, sobre todo, luchará por alcanzar su destino, la ansiada paz, la esperanza de recuperar lo perdido y redimir, así, su alma.
«Dos Coronas recupera el espíritu de la fantasía en toda su genuina grandeza. Una novela donde el puro sentido de la aventura te arranca del mundo real y te mete de lleno en otro, mágico, épico, increíble, del que no querrás salir.» José Miguel Vilar-Bou, autor de Los Navegantes y Alarido de Dios
Precio: 18.95 €
Tamaño: 22x15
Páginas: 416
Es tiempo de guerra. Siempre lo fue.
Durante siglos las dos Coronas se han enfrentado en un pulso de violencia y ambición. Los odios ancestrales se heredan batalla tras batalla.
Soota es un joven de espíritu rebelde y temerario. La pérdida de los recuerdos de su infancia ha forjado un corazón duro que lo ayuda a sobrevivir a las intrigas de una sociedad cruenta y convulsa. Es el mejor asesino que se ha adiestrado en la corte, y en él no hay cansancio, ni remordimiento ni dolor.
Su pasado, construido con mentiras, se derrumba el día que descubre que por sus venas corre la sangre de la casta real del enemigo. Comienza entonces para él un largo viaje hacia el honor, la lealtad y la compasión.
En medio del juego letal que disputan los dos reinos, Soota combatirá en una devastadora ofensiva. Pero, sobre todo, luchará por alcanzar su destino, la ansiada paz, la esperanza de recuperar lo perdido y redimir, así, su alma.
«Dos Coronas recupera el espíritu de la fantasía en toda su genuina grandeza. Una novela donde el puro sentido de la aventura te arranca del mundo real y te mete de lleno en otro, mágico, épico, increíble, del que no querrás salir.» José Miguel Vilar-Bou, autor de Los Navegantes y Alarido de Dios
En cuanto tengan la oportunidad, no duden en ponerles las manos encima. :)
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Vida de escritor
29 de octubre de 2010
Visiones 2008 al fin en papel
Pues sí. Después de dos años de espera, tenemos en casa y en nuestras manos la versión impresa de la antología Visiones 2008, la cual edita la Asociación Española de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror (AEFCFT) y que fue conformada en dicho año de acuerdo a la selección de la Tertulia Valenciana. Los relatos del Visiones son inéditos, por lo tanto, no se les encontrará regularmente en ninguna otra publicación y bien valen la pena ser leídos. En mi caso, conté con el honor de que mi cuento El último pozo fuese parte de una selección de 15 relatos entre 242, que no es poco decir.
La edición del Visiones 2008 cuenta con una sobria ilustración de cubierta (una aparente sucesión de pupilas, o quizá, estrellas) -que estuvo a cargo de Ricardo Adriansen- y una calidad de papel agradable al tacto y a la vista. Me ha gustado sobremanera la presentación que hace la Tertulia Valenciana sobre su proceso de selección, su vivencia con ella, y las reflexiones que aplican a la experiencia. Y me encanta el tamaño del libro: apenas para ser llevado en el bolsillo ;) No sé aún cuándo será puesto a la venta para el público, pero apenas lo sepa, lo actualizo. Y de todas maneras, se puede preguntar a la AEFCFT por ello. Si tienen la posibilidad de adquirirlo, ¡no se lo pierdan! :)
26 de octubre de 2010
Escritores vanidosos...
Recientemente, en un sitio donde concurren diversos escritores de habla hispana, se abrió un debate sobre la vanidad del escritor. Un grupo de autores, pues, dejó su opinión, más que referirse a la de los demás -por lo que no sé dónde está el "debate"- y así quedó a criterio de nosotros los lectores decidir si los escritores son vanidosos, si no lo son, si lo son más que los ingenieros y los médicos o si lo son menos, si es necesario que lo sean o si es un defecto imperdonable. A mí me quedó la pregunta rondando un buen rato, pues no estaba segura de que todos estuviesen hablando del mismo "tipo" de vanidad.
¿Qué es la vanidad? Vaya, pues, parece una pregunta filosófica. Pero es importante. A lo mejor yo hablo de un tipo de vanidad y tú de otro y no nos entendemos por esa falta de acuerdo inicial. Cuando hablamos de alguien "vanidoso", ¿a qué nos referimos? Tengo la corazonada de que todos hacemos una ponderación distinta entre "vanidad" y "vanidoso".
Muchos podemos diferenciar distintos tipos de vanidad: desde la saludable autoestima hasta el orgullo desmedido, aunque en mi caso, y para que quedemos en claro sobre qué voy a estar considerando como "vanidad", para mí la vanidad es la cualidad de lo vano, lo vacío, lo superficial. Es un creerse superior al resto de la humanidad porque sí, y convertirlo en una costumbre. Para mí, la palabra "vanidad" nunca se refiere a la autoestima sino a la sobreautoestima, es decir, a una supravaloración propia basada en... nada. Y quien sea "vanidoso" hace de la vanidad una costumbre.
Así puestos de acuerdo, es obvio que los autores que expresaron que la vanidad del escritor es importante pues todos debemos comenzar por creer en nosotros mismos y en lo que hacemos, se están refiriendo a lo que yo llamo autoestima, orgullo propio, saludable visión del propio valor, seguridad en sí mismo, y no estrictamente "vanidad". En este caso, supongo que si exageramos esos valores (autoestima, orgullo propio, etc.) y los convertimos en el fin de nuestra existencia, estaremos hablando de vanidad y de gente vanidosa.
¿Son los escritores gente vanidosa per se? Yo no diría tanto. Pienso que todos tenemos un poso de autoestima, y también una reserva de vanidad. Sí, de esa cosa fea que llamamos vanidad. Es natural en todos los seres humanos. A todos nos gusta que nos reconozcan, cierto, y eso forma parte de la autoestima, y también a todos nos gustaría ser la estrella del momento en alguna ocasión y en algún momento, y eso forma parte de la vanidad. Que me digan que soy un gran Esto y gran Aquello, ¡guau!, cómo tienta nuestra faceta vanidosa...
Sin embargo, hay gente que la deja salir sin control y gente que no. Y esa gente "descontrolada" es lo que llamaríamos "vanidosa" y me parece, si no me equivoco, que abunda no sólo entre los escritores, sino también en una amplísima variedad de profesiones comerciales, artísticas y científicas. Vamos, que es un defecto personal, no profesional. No depende de tu profesión sino de tu personalidad y de la capacidad que tengas para aplicar o no fuertes dosis de modestia auténtica en momentos propicios.
Decir que todos los escritores son vanidosos es una exageración. No todos son vanidosos. Los hay vanidosos, ciertamente, pero no todos lo son. Hay escritores exitosos que son razonablemente seguros de sí mismos sin caer en actos vanidosos. O sea, lidian bien con el reconocimiento y hasta con la adoración. Otros escritores exitosos no. Son vanidosos y se les nota especialmente cuando hablan de sí mismos (y dejan saber lo importantes que se sienten) y cuando se les critica. ¡Ah! ¡No soportan la crítica! ¿Cómo puedes criticar a un valor tan estimable como ellos y su escritura?
¿Por qué alguna gente cree que todos los escritores son vanidosos y hasta necesitan de la vanidad para subsistir? Porque piensan que cuando escriben y, peor aún, publican, lo hacen porque desean no otra cosa que la fama y la ostentación. Quizá quienes piensan así desearían lo mismo, no lo sé, pero aunque todos los seres humanos, como dije antes, disfrutan de la fama y el reconocimiento, no todos escriben y publican para obtenerla, o con el exclusivo propósito de lograrla. Una gran mayoría de escritores lo hace porque les gusta.
Tan simple como eso. Les gusta. Incluso, se apasionan con la escritura. ¿No se dice que lo ideal es dedicar nuestra vida laboral a aquello que nos inflama la pasión y alimenta nuestras ilusiones? ¿No hay mejor trabajo que aquel al cual acudes con devorador interés? Pues, así es con la mayoría de los artistas: lo hacen porque lo viven, porque lo disfrutan, porque lo necesitan. No por vanidad, sino por necesidad. Y si por esas cosas del destino logran vivir de ello, pues mejor que mejor. Ahí aparece la conveniencia de aparecer ante los medios, de vender sus obras, de lograr un reconocimiento, pues así pueden seguir dedicados a su pasión sin el temor de no traer el pan a casa cada día. Y sí, por ahí se alimenta la vanidad, pero no será gran cosa, a menos que la persona en cuestión sea de por sí vanidosa.
Publicar no es un acto de vanidad. Es como construir un puente o curar un enfermo. Es un acto natural producto de un trabajo. Creerse el ser más adorable del mundo, eso es vanidad, y para eso no necesitas ser escritor. Con sólo aparecer ante el mundo y hacer algo que llame su atención, tienes.
Finalmente, y como reflexión, pienso que no es un acto de vanidad el que un autor mencione su obra o hable de ella. Es lógico que lo haga. Sólo será un acto de vanidad si su discurso es excesivo, si es adulador de sí mismo hasta el extremo y si no hace otra cosa en la vida. :)
¿Qué es la vanidad? Vaya, pues, parece una pregunta filosófica. Pero es importante. A lo mejor yo hablo de un tipo de vanidad y tú de otro y no nos entendemos por esa falta de acuerdo inicial. Cuando hablamos de alguien "vanidoso", ¿a qué nos referimos? Tengo la corazonada de que todos hacemos una ponderación distinta entre "vanidad" y "vanidoso".
Muchos podemos diferenciar distintos tipos de vanidad: desde la saludable autoestima hasta el orgullo desmedido, aunque en mi caso, y para que quedemos en claro sobre qué voy a estar considerando como "vanidad", para mí la vanidad es la cualidad de lo vano, lo vacío, lo superficial. Es un creerse superior al resto de la humanidad porque sí, y convertirlo en una costumbre. Para mí, la palabra "vanidad" nunca se refiere a la autoestima sino a la sobreautoestima, es decir, a una supravaloración propia basada en... nada. Y quien sea "vanidoso" hace de la vanidad una costumbre.
Así puestos de acuerdo, es obvio que los autores que expresaron que la vanidad del escritor es importante pues todos debemos comenzar por creer en nosotros mismos y en lo que hacemos, se están refiriendo a lo que yo llamo autoestima, orgullo propio, saludable visión del propio valor, seguridad en sí mismo, y no estrictamente "vanidad". En este caso, supongo que si exageramos esos valores (autoestima, orgullo propio, etc.) y los convertimos en el fin de nuestra existencia, estaremos hablando de vanidad y de gente vanidosa.
¿Son los escritores gente vanidosa per se? Yo no diría tanto. Pienso que todos tenemos un poso de autoestima, y también una reserva de vanidad. Sí, de esa cosa fea que llamamos vanidad. Es natural en todos los seres humanos. A todos nos gusta que nos reconozcan, cierto, y eso forma parte de la autoestima, y también a todos nos gustaría ser la estrella del momento en alguna ocasión y en algún momento, y eso forma parte de la vanidad. Que me digan que soy un gran Esto y gran Aquello, ¡guau!, cómo tienta nuestra faceta vanidosa...
Sin embargo, hay gente que la deja salir sin control y gente que no. Y esa gente "descontrolada" es lo que llamaríamos "vanidosa" y me parece, si no me equivoco, que abunda no sólo entre los escritores, sino también en una amplísima variedad de profesiones comerciales, artísticas y científicas. Vamos, que es un defecto personal, no profesional. No depende de tu profesión sino de tu personalidad y de la capacidad que tengas para aplicar o no fuertes dosis de modestia auténtica en momentos propicios.
Decir que todos los escritores son vanidosos es una exageración. No todos son vanidosos. Los hay vanidosos, ciertamente, pero no todos lo son. Hay escritores exitosos que son razonablemente seguros de sí mismos sin caer en actos vanidosos. O sea, lidian bien con el reconocimiento y hasta con la adoración. Otros escritores exitosos no. Son vanidosos y se les nota especialmente cuando hablan de sí mismos (y dejan saber lo importantes que se sienten) y cuando se les critica. ¡Ah! ¡No soportan la crítica! ¿Cómo puedes criticar a un valor tan estimable como ellos y su escritura?
¿Por qué alguna gente cree que todos los escritores son vanidosos y hasta necesitan de la vanidad para subsistir? Porque piensan que cuando escriben y, peor aún, publican, lo hacen porque desean no otra cosa que la fama y la ostentación. Quizá quienes piensan así desearían lo mismo, no lo sé, pero aunque todos los seres humanos, como dije antes, disfrutan de la fama y el reconocimiento, no todos escriben y publican para obtenerla, o con el exclusivo propósito de lograrla. Una gran mayoría de escritores lo hace porque les gusta.
Tan simple como eso. Les gusta. Incluso, se apasionan con la escritura. ¿No se dice que lo ideal es dedicar nuestra vida laboral a aquello que nos inflama la pasión y alimenta nuestras ilusiones? ¿No hay mejor trabajo que aquel al cual acudes con devorador interés? Pues, así es con la mayoría de los artistas: lo hacen porque lo viven, porque lo disfrutan, porque lo necesitan. No por vanidad, sino por necesidad. Y si por esas cosas del destino logran vivir de ello, pues mejor que mejor. Ahí aparece la conveniencia de aparecer ante los medios, de vender sus obras, de lograr un reconocimiento, pues así pueden seguir dedicados a su pasión sin el temor de no traer el pan a casa cada día. Y sí, por ahí se alimenta la vanidad, pero no será gran cosa, a menos que la persona en cuestión sea de por sí vanidosa.
Publicar no es un acto de vanidad. Es como construir un puente o curar un enfermo. Es un acto natural producto de un trabajo. Creerse el ser más adorable del mundo, eso es vanidad, y para eso no necesitas ser escritor. Con sólo aparecer ante el mundo y hacer algo que llame su atención, tienes.
Finalmente, y como reflexión, pienso que no es un acto de vanidad el que un autor mencione su obra o hable de ella. Es lógico que lo haga. Sólo será un acto de vanidad si su discurso es excesivo, si es adulador de sí mismo hasta el extremo y si no hace otra cosa en la vida. :)
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14 de octubre de 2010
Hablando de finales felices...
Hace poco, escribí una entrada en este blog comentando la aparente obsesión de algunos círculos críticos y/o sesudos por los finales trágicos u oscuros como signo "indiscutible" de la "adultez" y "seriedad" de una obra literaria. Vamos, que si un relato o novela terminaba con un final "feliz" (aunque éste fuese coherente con el resto de la historia), la obra sería considerada "infantil", incluso ñoña, ingenua y poco valorable. "Porque la realidad no es así", considerando la realidad como un continuum de hechos desvastadores, crueles y oscuros. En mi entrada, me oponía a esta idea y argumentaba que lo importante de un final no era si éste desembocaba en una tragedia o en una resolución feliz, sino si éste era coherente con el resto de la historia, incluso verosímil.
Pues bien, la realidad acaba de darme la razón. Para todos aquellos que insisten en denostar los finales felices a priori, como si fuesen el producto de mentes ingenuas, porque piensan que en la vida real sólo existen las tragedias y las amarguras, acabamos de ser testigos presenciales de una historia real -más real no puede ser, pues ni siquiera fue creada en un reality show con guión y todo eso- que no sólo se desenvolvió con todos los ingredientes de incertidumbre, angustia y desespero de una historia escrita por la pluma de un autor, sino que revistió todas las características de un desarrollo feliz y de un desenlace feliz. Diría, perfecto. Sí, supongo que saben a qué me refiero: al rescate de los 33 mineros chilenos que permanecieron atrapados por 70 días a 622 metros bajo roca sólida.
Sí, sí, me dirán que es cuestión de los medios. Y yo les diré: ¡ja! No puedo saber (ni nadie que no sean ellos) cuáles fueron sus pensamientos, sus angustias y sus tristezas. No puedo saber si se pelearon, si tuvieron rencillas, si mantienen resquemores. No puedo saber si alguno culpó a otro de X o Y, ni tampoco si hubo depresiones en algún momento. Nada de eso es de conocimiento público, y no importa para nuestros efectos. Lo que sí sabemos son los hechos comprobados, que bien pueden formar parte de una historia cualquiera escrita por un autor creativo.
Primero. En una mina en el norte de Chile hubo un derrumbe que taponeó parte de uno de los túneles más profundos. Segundo. La mayoría de los mineros salió con vida en los momentos que siguieron al derrumbe, y no se registró ningún muerto entre ellos. ¿Pudo morir alguien? Sí, claro. ¿Suelen morir muchos mineros al año en eventos similares? Sin duda. ¿Murió alguien en este evento de Chile? No. Y punto. No murió nadie. ¿Qué pasaría si un autor describiera en su novela "Atrapados" (título ficticio, ojo) que hay un derrumbe en un túnel a más de 500 metros de profundidad y salen varios cientos de mineros y ninguno muere? Yo sé lo que pasaría: los sesudos dirían que no es "realista". ¿Cómo no va a morir alguien?, dirían, ¡es un ingenuo!, añadirían. Y resulta que en la realidad, ¡no murió nadie! ¡Já!
Tercero. Quedaron 33 mineros atrapados, del otro lado del derrumbe. En ese momento, se les consignó como desaparecidos. Cuarto. Pasan 17 días de incertidumbre, durante los cuales los familiares de los desaparecidos se presentan en las inmediaciones de la mina a exigir que se continúen las tareas de búsqueda. Aseguran que sus seres queridos están vivos, que hay que seguir buscando. Sale a la prensa los problemas que tenía la mina, los conflictos con la compañía minera, la intervención del gobierno chileno que se compromete a hacerse cargo de la búsqueda y del eventual rescate, etc. Se perforan varios huecos y se usan sondas para intentar dar con los mineros, de los cuales sigue sin saberse nada.
Quinto. El 22 de agosto ocurre lo insospechado: ¡aparecen los mineros! Una sonda logra dar con el refugio y uno de ellos, el jefe, le conecta un mensaje que reza "Estamos bien en el refugio los 33". De nuevo, parece que la realidad se sobrepone a la ficción, ¿no?, porque nuestros sesudos críticos de los finales felices dirían de una novela así: ¡qué ñoñez! ¿Cuáles son las probabilidades de encontrarlos vivos y a todos ellos? ¡Muy pocas! Pues sí, normalmente muere gente, pero en este caso, que es real, resulta que los 33 desaparecidos estaban todos vivos. Todos. No murió nadie. ¿Ñoño? A mí me parece simplemente un hecho de la realidad...
Sexto. Comienzan las tareas de rescate por un lado y de mantenimiento de vida por el otro. Establecen sistemas de comunicación con los mineros, les envían medicinas, comida y otros implementos, logran conectar a las familias con ellos, y entretanto, se traen inmensas máquinas perforadoras que horadan la roca para lograr llegar hasta los atrapados. No es una máquina, son tres. Y poderosas. ¿Exageración de la mente de un autor? ¡Qué va! De nuevo, la realidad. Hecho a la vista, comprobado. Ni siquiera es una suposición, las máquinas pueden verse y palparse.
Séptimo. A pesar de los oscuros pronósticos, una de las perforadoras llega hasta el refugio de los mineros un mes y medio antes de lo previsto (y temido). Se reviste parte del pozo con acero, se construye una cápsula especial para traer a los mineros a la superficie y en una operación que se desarrolló sin incidentes (nada de tragedias, por cierto), la cápsula llega hasta el fondo y uno a uno, todos los mineros son rescatados de las profundidades de la tierra. Sale el último socorrista también, se sella el pozo y punto. Los mineros son trasladados al hospital más cercano y el reporte médico es: muy satisfactorio. Algunos presentan algunas fallas de salud, atribuibles todas a condiciones preexistentes al accidente, pero la mayoría se encuentra en excelentes condiciones. O sea, no sólo estaban vivos, en efecto estaban bien. Final feliz.
¿Qué dije? ¿Final feliz? Sí, para disgusto de los pesimistas y amargados pregonadores de desastres, tenemos un final feliz. ¡Contra todos los pronósticos! ¿Es irreal? ¿Es ñoño? ¿Es inverosímil? ¿Es infantil? Imposible, porque no se lo inventó nadie: ocurrió en nuestra realidad.
Lo mejor de todo es que si indagamos en incontables historias de accidentes y desastres, encontraremos un gran número de finales felices como éste, más de los que podría uno pensar que existieran si creyéramos que la realidad siempre es negra y cruel, porque la vida no es una cadena de desgracias incontenible, sino un caleidoscopio de infinitas posibilidades, entre las cuales abundan los finales felices que precisamente permiten que la vida siga existiendo. Es absurdo exigir a un autor que siempre culmine sus historias de manera trágica, si la propia realidad no se prodiga en tragedias con esa frecuencia. Ya es hora de dejar la nota amargada y pesimista y asumir la verdadera realidad: pintas de agrio y dulce, de tragedia y comedia, de blanco y negro, de grises y multicolores, de variedad y maravilla. Y por sobretodo, de coherencia: lo que bien se comenzó, bien se terminó (¿no lo dijo por ahí el propio Shakespeare, que no sólo escribió magníficas tragedias sino también estupendas comedias?). Así estamos.
P.D. Quien quiera argumentar que las historias felices no gustan y no venden como las trágicas, que me explique entonces por qué hubo unos mil millones de televidentes en el mundo presenciando el rescate. Si eso no es vender una historia, ya no sé qué puede serlo... ;)
Pues bien, la realidad acaba de darme la razón. Para todos aquellos que insisten en denostar los finales felices a priori, como si fuesen el producto de mentes ingenuas, porque piensan que en la vida real sólo existen las tragedias y las amarguras, acabamos de ser testigos presenciales de una historia real -más real no puede ser, pues ni siquiera fue creada en un reality show con guión y todo eso- que no sólo se desenvolvió con todos los ingredientes de incertidumbre, angustia y desespero de una historia escrita por la pluma de un autor, sino que revistió todas las características de un desarrollo feliz y de un desenlace feliz. Diría, perfecto. Sí, supongo que saben a qué me refiero: al rescate de los 33 mineros chilenos que permanecieron atrapados por 70 días a 622 metros bajo roca sólida.
Sí, sí, me dirán que es cuestión de los medios. Y yo les diré: ¡ja! No puedo saber (ni nadie que no sean ellos) cuáles fueron sus pensamientos, sus angustias y sus tristezas. No puedo saber si se pelearon, si tuvieron rencillas, si mantienen resquemores. No puedo saber si alguno culpó a otro de X o Y, ni tampoco si hubo depresiones en algún momento. Nada de eso es de conocimiento público, y no importa para nuestros efectos. Lo que sí sabemos son los hechos comprobados, que bien pueden formar parte de una historia cualquiera escrita por un autor creativo.
Primero. En una mina en el norte de Chile hubo un derrumbe que taponeó parte de uno de los túneles más profundos. Segundo. La mayoría de los mineros salió con vida en los momentos que siguieron al derrumbe, y no se registró ningún muerto entre ellos. ¿Pudo morir alguien? Sí, claro. ¿Suelen morir muchos mineros al año en eventos similares? Sin duda. ¿Murió alguien en este evento de Chile? No. Y punto. No murió nadie. ¿Qué pasaría si un autor describiera en su novela "Atrapados" (título ficticio, ojo) que hay un derrumbe en un túnel a más de 500 metros de profundidad y salen varios cientos de mineros y ninguno muere? Yo sé lo que pasaría: los sesudos dirían que no es "realista". ¿Cómo no va a morir alguien?, dirían, ¡es un ingenuo!, añadirían. Y resulta que en la realidad, ¡no murió nadie! ¡Já!
Tercero. Quedaron 33 mineros atrapados, del otro lado del derrumbe. En ese momento, se les consignó como desaparecidos. Cuarto. Pasan 17 días de incertidumbre, durante los cuales los familiares de los desaparecidos se presentan en las inmediaciones de la mina a exigir que se continúen las tareas de búsqueda. Aseguran que sus seres queridos están vivos, que hay que seguir buscando. Sale a la prensa los problemas que tenía la mina, los conflictos con la compañía minera, la intervención del gobierno chileno que se compromete a hacerse cargo de la búsqueda y del eventual rescate, etc. Se perforan varios huecos y se usan sondas para intentar dar con los mineros, de los cuales sigue sin saberse nada.
Quinto. El 22 de agosto ocurre lo insospechado: ¡aparecen los mineros! Una sonda logra dar con el refugio y uno de ellos, el jefe, le conecta un mensaje que reza "Estamos bien en el refugio los 33". De nuevo, parece que la realidad se sobrepone a la ficción, ¿no?, porque nuestros sesudos críticos de los finales felices dirían de una novela así: ¡qué ñoñez! ¿Cuáles son las probabilidades de encontrarlos vivos y a todos ellos? ¡Muy pocas! Pues sí, normalmente muere gente, pero en este caso, que es real, resulta que los 33 desaparecidos estaban todos vivos. Todos. No murió nadie. ¿Ñoño? A mí me parece simplemente un hecho de la realidad...
Sexto. Comienzan las tareas de rescate por un lado y de mantenimiento de vida por el otro. Establecen sistemas de comunicación con los mineros, les envían medicinas, comida y otros implementos, logran conectar a las familias con ellos, y entretanto, se traen inmensas máquinas perforadoras que horadan la roca para lograr llegar hasta los atrapados. No es una máquina, son tres. Y poderosas. ¿Exageración de la mente de un autor? ¡Qué va! De nuevo, la realidad. Hecho a la vista, comprobado. Ni siquiera es una suposición, las máquinas pueden verse y palparse.
Séptimo. A pesar de los oscuros pronósticos, una de las perforadoras llega hasta el refugio de los mineros un mes y medio antes de lo previsto (y temido). Se reviste parte del pozo con acero, se construye una cápsula especial para traer a los mineros a la superficie y en una operación que se desarrolló sin incidentes (nada de tragedias, por cierto), la cápsula llega hasta el fondo y uno a uno, todos los mineros son rescatados de las profundidades de la tierra. Sale el último socorrista también, se sella el pozo y punto. Los mineros son trasladados al hospital más cercano y el reporte médico es: muy satisfactorio. Algunos presentan algunas fallas de salud, atribuibles todas a condiciones preexistentes al accidente, pero la mayoría se encuentra en excelentes condiciones. O sea, no sólo estaban vivos, en efecto estaban bien. Final feliz.
¿Qué dije? ¿Final feliz? Sí, para disgusto de los pesimistas y amargados pregonadores de desastres, tenemos un final feliz. ¡Contra todos los pronósticos! ¿Es irreal? ¿Es ñoño? ¿Es inverosímil? ¿Es infantil? Imposible, porque no se lo inventó nadie: ocurrió en nuestra realidad.
Lo mejor de todo es que si indagamos en incontables historias de accidentes y desastres, encontraremos un gran número de finales felices como éste, más de los que podría uno pensar que existieran si creyéramos que la realidad siempre es negra y cruel, porque la vida no es una cadena de desgracias incontenible, sino un caleidoscopio de infinitas posibilidades, entre las cuales abundan los finales felices que precisamente permiten que la vida siga existiendo. Es absurdo exigir a un autor que siempre culmine sus historias de manera trágica, si la propia realidad no se prodiga en tragedias con esa frecuencia. Ya es hora de dejar la nota amargada y pesimista y asumir la verdadera realidad: pintas de agrio y dulce, de tragedia y comedia, de blanco y negro, de grises y multicolores, de variedad y maravilla. Y por sobretodo, de coherencia: lo que bien se comenzó, bien se terminó (¿no lo dijo por ahí el propio Shakespeare, que no sólo escribió magníficas tragedias sino también estupendas comedias?). Así estamos.
P.D. Quien quiera argumentar que las historias felices no gustan y no venden como las trágicas, que me explique entonces por qué hubo unos mil millones de televidentes en el mundo presenciando el rescate. Si eso no es vender una historia, ya no sé qué puede serlo... ;)
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Cultura y sociedad,
Vida de escritor
1 de octubre de 2010
Todo llega
Y ya llegó PerVersiones: Historia. Parece increíble que hasta hace poco menos de un año, era tan sólo un proyecto literario compartido con colegas entusiastas desarrollando ideas, y que hoy ya tengamos entre manos dos volúmenes completos con nuestros relatos, "perversionando" historias, adaptando personajes conocidos a nuevos entornos, divirtiéndonos con las infinitas posibilidades que la literatura puede brindarnos a la hora de crear nuevos mundos. Pero así es. Y hoy, 1ro. de octubre del 2010, se ha puesto al alcance del público nuestro segundo volumen perversionado, el que se introduce en los vericuetos de nuestra historia (incluso nuestra prehistoria) y especula con lo que pudo ser, con lo que quizá fue, con lo que quizá aún puede suceder. ¿En qué consiste nuestra propuesta?
Con un estupendo prólogo del escritor Teo Palacios, nuestro nuevo volumen trae nuevos y relucientes 23 relatos originales que perversionan distintos episodios de nuestro pasado, desde aquellos ubicados hace millones de años hasta algunos más recientes sucedidos en el siglo XX. He aquí la ficha oficial:
Fecha de lanzamiento: 1ro de octubre 2010
Número de Páginas: 232
Portada: Irene Domínguez (Namtaru Creations)
Prólogo: Teo Palacios
Precio: 11,19 €
El concepto de Historia ha cambiado mucho a lo largo de la misma. La forma en la que hoy en día vemos lo que sucedió antes de nuestra existencia poco tiene que ver con la forma en la que lo veían nuestros antepasados. De la concatenación de fechas sin mayores explicaciones, hemos pasado a las causas y los efectos.
Y aún más allá.
En la Historia las causas sencillas pueden dar lugar a múltiples e insospechados efectos y un suceso insignificante como el batir de alas de una mariposa puede tener consecuencias trascendentales, cambiando el curso de los acontecimientos.
Este segundo volumen de (Per)versiones juega con esa variabilidad en la hasta ahora inalterable Historia. Reinterpretando sus hechos y verdades y, en ocasiones, cambiando sus causas y efectos.
¿Quién puede asegurar que no hayamos dado con los correctos?
Este volumen de (Per)Versiones lo componen un total de 23 relatos:
Ediacara (Héctor Gómez Herrero)
El Evento Toba (Josep Martin Brown)
La Nariz de su Majestad (Jorge Asteguieta Reguero)
Antes muerta que sin Sila (Virginia Pérez de la Puente)
El Horror de la Galia (Moisés Cabello)
¿Tú también, hijo mío? (Laura Quijano Vincenzi)
Hannibal ante portas (Leonardo Ropero)
Llegaron de Noche (Diana Muñiz)
Los Herederos de Gengis Kan (Juan José Tena)
Mi Querido Señor H. (Vanesa Benítez Jaime)
Almirante (Adolfo Rodríguez)
César o Nada (Ricardo Montesinos)
Sic Transit (Aintzane Egiluz Romero)
La Hora de los Héroes (David Prieto)
El rey que no quiso mandar (Juan Carlos Pereletegui)
Amor de Madre (Juan de Dios Garduño)
El diario perdido de Van Gogh (Mario Manzano Vázquez)
La Mascota del Titanic (Manuel Osuna)
Merci Beaucoup (Carlos Tosca Marín)
Flecha Rota (Alejandro Guardiola)
Planeta Rojo (José María Pérez Hernández)
Hay un gallego en la Luna (Alex V. Vegas -Uwe-)
IGOD (Julio Igualador -Iulius-)
Hace unas semanas apareció la versión nano de "Hay un gallego en la Luna", de Alex V. Vegas (Nanoediciones), que se puede descargar e imprimir, y queda estupendo. Por supuesto, para obtener el libro impreso, sólo es preciso acudir a Cyberdark, Lulu o Bubok o acudir a la lista de tiendas físicas que aparece en el blog oficial de PerVersiones Literarias. Y si se le quiere en versión pdf descargable, o en epub, también se obtiene gratuito en Cyberdark.
¡A disfrutarlo!
(P.D. Cualquier opinión con respecto a estos relatos, es bienvenida. Y si quieren comentar aquí "¿Tú también, hijo mío?", que es mi relato per-verso, ¡pues adelante!)
Con un estupendo prólogo del escritor Teo Palacios, nuestro nuevo volumen trae nuevos y relucientes 23 relatos originales que perversionan distintos episodios de nuestro pasado, desde aquellos ubicados hace millones de años hasta algunos más recientes sucedidos en el siglo XX. He aquí la ficha oficial:
Fecha de lanzamiento: 1ro de octubre 2010
Número de Páginas: 232
Portada: Irene Domínguez (Namtaru Creations)
Prólogo: Teo Palacios
Precio: 11,19 €
El concepto de Historia ha cambiado mucho a lo largo de la misma. La forma en la que hoy en día vemos lo que sucedió antes de nuestra existencia poco tiene que ver con la forma en la que lo veían nuestros antepasados. De la concatenación de fechas sin mayores explicaciones, hemos pasado a las causas y los efectos.
Y aún más allá.
En la Historia las causas sencillas pueden dar lugar a múltiples e insospechados efectos y un suceso insignificante como el batir de alas de una mariposa puede tener consecuencias trascendentales, cambiando el curso de los acontecimientos.
Este segundo volumen de (Per)versiones juega con esa variabilidad en la hasta ahora inalterable Historia. Reinterpretando sus hechos y verdades y, en ocasiones, cambiando sus causas y efectos.
¿Quién puede asegurar que no hayamos dado con los correctos?
Este volumen de (Per)Versiones lo componen un total de 23 relatos:
Ediacara (Héctor Gómez Herrero)
El Evento Toba (Josep Martin Brown)
La Nariz de su Majestad (Jorge Asteguieta Reguero)
Antes muerta que sin Sila (Virginia Pérez de la Puente)
El Horror de la Galia (Moisés Cabello)
¿Tú también, hijo mío? (Laura Quijano Vincenzi)
Hannibal ante portas (Leonardo Ropero)
Llegaron de Noche (Diana Muñiz)
Los Herederos de Gengis Kan (Juan José Tena)
Mi Querido Señor H. (Vanesa Benítez Jaime)
Almirante (Adolfo Rodríguez)
César o Nada (Ricardo Montesinos)
Sic Transit (Aintzane Egiluz Romero)
La Hora de los Héroes (David Prieto)
El rey que no quiso mandar (Juan Carlos Pereletegui)
Amor de Madre (Juan de Dios Garduño)
El diario perdido de Van Gogh (Mario Manzano Vázquez)
La Mascota del Titanic (Manuel Osuna)
Merci Beaucoup (Carlos Tosca Marín)
Flecha Rota (Alejandro Guardiola)
Planeta Rojo (José María Pérez Hernández)
Hay un gallego en la Luna (Alex V. Vegas -Uwe-)
IGOD (Julio Igualador -Iulius-)
Hace unas semanas apareció la versión nano de "Hay un gallego en la Luna", de Alex V. Vegas (Nanoediciones), que se puede descargar e imprimir, y queda estupendo. Por supuesto, para obtener el libro impreso, sólo es preciso acudir a Cyberdark, Lulu o Bubok o acudir a la lista de tiendas físicas que aparece en el blog oficial de PerVersiones Literarias. Y si se le quiere en versión pdf descargable, o en epub, también se obtiene gratuito en Cyberdark.
¡A disfrutarlo!
(P.D. Cualquier opinión con respecto a estos relatos, es bienvenida. Y si quieren comentar aquí "¿Tú también, hijo mío?", que es mi relato per-verso, ¡pues adelante!)
15 de septiembre de 2010
Memoria breve de una presentación
Es bueno saber que aquello que escribes ha llegado a alguien, de una manera u otra, y no porque se lo hayas pedido o porque te conozca personalmente. Es cuando te sientes realmente escritor, cuando tus escritos trascienden tu área privada y se convierten en parte de la literatura universal, aunque sólo llenen un pequeño espacio en universo tan extenso.
Mi tono pseudo-filosófico se debe a que el escritor costarricense Daniel Garro publicó en Clubdelibros.com una pequeña reseña o crónica de la Presentación de Posibles Futuros en la Universidad de Costa Rica el pasado 6 de septiembre. Aunque casi no hubo público, al menos si hubo quien escuchara la interesante plática que en torno a nuestro libro fraguaron dos profesores universitarios, un estudiante y dos de los autores participantes de la antología. Si tienen interés por leer qué sucedió esa velada, la encuentran aquí.
Si han leído el libro y quieren comentar la reseña, no duden en dejar sus impresiones. Si no lo han leído..., pues, ¿qué están esperando? ;)
(No habría nada más agradable que conocer sus impresiones. Palabra).
6 de septiembre de 2010
Una nueva "Imaginarios"
Como ha sido mi costumbre desde que se lanzó Imaginarios, he aquí que les hago notar que ya está disponible para descarga el nuevo número correspondiente a este trimestre, con nuevos artículos, especiales y hasta con secciones nuevas. Pero mejor reproduzco aquí la presentación que acompaña su lanzamiento, redactada por Carmen Cabello:
"Un trimestre más. Un nuevo Imaginarios y, además, estamos de celebración. Con este número celebramos con vosotros, imaginarios que leéis, nuestro primer aniversario en la red.
¿Qué podéis encontrar en este Imaginarios? El especial de Canción de Hielo y Fuego, nuestro primer artículo colaborativo creado por 16 personas que cuenta con un magnífico artículo sobre la saga, información sobre algunas de las casas, mini entrevista a Alejo Cuervo, mención sobre el cómic El Caballero Errante y con ilustraciones del genial Enrique Corominas. Y, como no puede ser de otra manera, nuestros ilustradores también nos muestran la visión sobre algunos personajes de CDHYF. Y como no todo Martin es esta genial saga, también incluimos una reseña de uno de los mejores libros que mucho de nosotros nos hemos leído: El Sueño del Fevre.
Comenzamos dos nuevas secciones: Mitología y el Bestiario, este último tiene ilustraciones cedidas por el gran ilustrador Ciruelo Cabral. Y como no, grandes artículos en nuestras secciones habituales.
Os invitamos a visitar nuestro índice para que podáis echar un vistazo a los más de 50 temas que os hemos preparado con el cariño habitual.
También tenemos el placer de comunicaros que Marisa López “Sarima”, que lleva trabajando en el proyecto con dedicación y entusiasmo desde casi sus inicios, toma las riendas del apartado artístico desde este mismo momento como directora de arte. Le agradecemos toda su dedicación, como la estupenda portada que nos ha regalado para este número, el de nuestro primer cumpleaños.
Y yo, personalmente, quiero aprovechar también, sin que sirva de precedente, estas líneas para daros las gracias a todos los que hacéis posible esta revista con vuestra participación, trabajo e ilusión. Os podría nombrar a cada uno de vosotros y eso no me supondría ningún esfuerzo (de hecho suelo hacerlo cada tres meses). Pero como dije antes, resulta que hoy estamos de celebración.
Una fiesta donde sois invitados de honor todos nuestros lectores, que trimestre tras trimestre os descargáis esta ingente cantidad de megas en los que ponemos mucho cariño.
Aún recuerdo cuando hace un año, en el comunicado de presentación del primer número, dije que la revista tenía noventa páginas pero que en las siguientes iba a tener bastantes menos. Falso. Cada trimestre va a más. Ciento veintiséis páginas tienen la culpa, ahora que al fin remiten los calores del verano español y se acerca el invierno, de que tras un año de andadura el bebé con el mejor yayo del mundo siga creciendo a pasos de gigante. Felicidades lector, porque con total seguridad las disfrutarás de la misma manera que nosotros.
Ahora tocaría una despedida épica, cantando de la batalla librada y ganada, tal vez de los clarines que suenan con el nuevo amanecer en la Ciudad Blanca. Pero no, ya que si Imaginarios fuera una batalla nos hubiéramos retirado antes de comenzarla, y en este número cambiamos la sombra del Árbol Blanco por la del Muro del Norte. Prefiero despedirme de estas líneas diciendo hasta luego, a poco que el tiempo se dilate nos veremos en diciembre… Pero os animo a conocer al equipo de la Federación Española de Fantasía Épica en la Hispacón, o el II Foro de Sagas, porque estaremos en jornadas, talleres, torneos y un largo etcétera en diferentes lugares de la geografía española. Aunque si no podéis venir, siempre estaremos cerca en el universo de la Imaginación (y en www.espadaybrujeria.com).
Porque después de un año, yo sigo soñando Imaginarios. Nosotros seguimos soñando Imaginarios, ¿y tú?
Carmen Cabello"
"Un trimestre más. Un nuevo Imaginarios y, además, estamos de celebración. Con este número celebramos con vosotros, imaginarios que leéis, nuestro primer aniversario en la red.
¿Qué podéis encontrar en este Imaginarios? El especial de Canción de Hielo y Fuego, nuestro primer artículo colaborativo creado por 16 personas que cuenta con un magnífico artículo sobre la saga, información sobre algunas de las casas, mini entrevista a Alejo Cuervo, mención sobre el cómic El Caballero Errante y con ilustraciones del genial Enrique Corominas. Y, como no puede ser de otra manera, nuestros ilustradores también nos muestran la visión sobre algunos personajes de CDHYF. Y como no todo Martin es esta genial saga, también incluimos una reseña de uno de los mejores libros que mucho de nosotros nos hemos leído: El Sueño del Fevre.
Comenzamos dos nuevas secciones: Mitología y el Bestiario, este último tiene ilustraciones cedidas por el gran ilustrador Ciruelo Cabral. Y como no, grandes artículos en nuestras secciones habituales.
Os invitamos a visitar nuestro índice para que podáis echar un vistazo a los más de 50 temas que os hemos preparado con el cariño habitual.
También tenemos el placer de comunicaros que Marisa López “Sarima”, que lleva trabajando en el proyecto con dedicación y entusiasmo desde casi sus inicios, toma las riendas del apartado artístico desde este mismo momento como directora de arte. Le agradecemos toda su dedicación, como la estupenda portada que nos ha regalado para este número, el de nuestro primer cumpleaños.
Y yo, personalmente, quiero aprovechar también, sin que sirva de precedente, estas líneas para daros las gracias a todos los que hacéis posible esta revista con vuestra participación, trabajo e ilusión. Os podría nombrar a cada uno de vosotros y eso no me supondría ningún esfuerzo (de hecho suelo hacerlo cada tres meses). Pero como dije antes, resulta que hoy estamos de celebración.
Una fiesta donde sois invitados de honor todos nuestros lectores, que trimestre tras trimestre os descargáis esta ingente cantidad de megas en los que ponemos mucho cariño.
Aún recuerdo cuando hace un año, en el comunicado de presentación del primer número, dije que la revista tenía noventa páginas pero que en las siguientes iba a tener bastantes menos. Falso. Cada trimestre va a más. Ciento veintiséis páginas tienen la culpa, ahora que al fin remiten los calores del verano español y se acerca el invierno, de que tras un año de andadura el bebé con el mejor yayo del mundo siga creciendo a pasos de gigante. Felicidades lector, porque con total seguridad las disfrutarás de la misma manera que nosotros.
Ahora tocaría una despedida épica, cantando de la batalla librada y ganada, tal vez de los clarines que suenan con el nuevo amanecer en la Ciudad Blanca. Pero no, ya que si Imaginarios fuera una batalla nos hubiéramos retirado antes de comenzarla, y en este número cambiamos la sombra del Árbol Blanco por la del Muro del Norte. Prefiero despedirme de estas líneas diciendo hasta luego, a poco que el tiempo se dilate nos veremos en diciembre… Pero os animo a conocer al equipo de la Federación Española de Fantasía Épica en la Hispacón, o el II Foro de Sagas, porque estaremos en jornadas, talleres, torneos y un largo etcétera en diferentes lugares de la geografía española. Aunque si no podéis venir, siempre estaremos cerca en el universo de la Imaginación (y en www.espadaybrujeria.com).
Porque después de un año, yo sigo soñando Imaginarios. Nosotros seguimos soñando Imaginarios, ¿y tú?
Carmen Cabello"
Disfrútenla, como siempre. :)
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1 de septiembre de 2010
"Si no termina mal, no sirve...
... o lo que es lo mismo, si termina bien es un bodrio". He visto este tipo de sentencias muchas, muchísimas veces a lo largo y ancho de Internet como si fuese el dictamen de un juez que señala las virtudes y defectos de los textos narrativos literarios. Y me asombra, porque no sólo es reiterado, sino que incluso es dogmático. Si uno externa una opinión distinta, es tratado o visto como ingenuo, poco formado o incluso, como títere de la "propaganda comercial".
Y yo digo, ¿cómo?
¿De qué estoy hablando? Bueno, pues de los famosos finales de las historias. El otro día leí otra enésima oponión sobre un libro X, en el que lector decía que no le gustaba porque era como un "cuento de hadas", terminando bien o feliz como una película de Hollywood. Y con eso daba al traste con el libro. ¿Juzgaba el libro por su coherencia interna, por la belleza de su lenguaje, por la solidez de su argumento, por la originalidad de su estilo, o por el buen desarrollo de sus personajes -criterios todos más o menos objetivos de los que nos valemos para juzgar la calidad de una obra literaria-? No, para nada. No decía nada de eso. ¿Expresaba un simple gusto porque la historia era entretenida, divertida, emotiva o por el contrario, era aburrida, pesada, poco fluida -criterios todos más o menos subjetivos de los que nos valemos para juzgar el impacto de una obra literaria-? Tampoco. ¿Entonces? Sólo juzgaba el libro (como bueno o malo) porque el final era "feliz". Es decir, porque las cosas terminaban bien y no mal, como "debe ser".
¡Cielos!
Entonces, ¿es mi deber terminar todas mis historias de manera trágica o desoladora para ser considerada como una autora adulta -porque en las historias infantiles se aplica la noción contraria-? Parece que sí. Si escribo para niños, se me perdona que todo termine bien. Como si los niños no pudieran o no supieran asimilar hechos tristes. Y si escribo para adultos, sólo se me admite que todo termine mal. Como si los adultos no pudieran o supieran asimilar los éxitos grandes o pequeños de la vida.
A mí todo esto me huele a prejuicio. Y volvemos con el pesimismo reinante en la sociedad actual. Muchos intelectuales parecen considerar verdad de Pero Grullo el hecho de que "pintar la realidad" es obra de artistas y que cuando se ve el resultado este debe ser amargo. Pues a mí me parece que la tal verdad de Pero Grullo no es más que la supina expresión del más completo pesimismo que poco o nada tiene que ver con la realidad.
La realidad es gris, blanco, negro, azul, rosa, amarillo, rojo, verde, café, morada. Es multicolor. Es variopinta. Es caleidoscópica. Vivimos rodeados de tragedias, comedias y tragicomedias, de dramas y canciones, de llantos y risas, de amor y de odio, de crueldad y compasión. Es un tapiz tan complejo como maravilloso, igualmente decepcionante que esperanzador. No hay una vertiente monótona en la realidad de nuestro mundo, salvo nuestras propias e íntimas monotonías, que son nuestra responsabilidad y quizá nuestra pena, pero sólo nuestra. Que nosotros vivamos aburridos, no significa que todo el mundo lo está. Que nosotros tengamos fracasos, no significa que todos los demás también. Y al revés. Que nosotros tengamos muchas emociones, no significa que todos los demás las vivan a diario. O que si nosotros somos exitosos, todos los demás también.
Y lo mejor de todo es que la mayoría de los artistas lo saben y por eso saben pintar realidades varias, que cambian y recrean emociones distintas en cada obra, en cada entrega o en cada espectáculo. Por eso, cuando un escritor se lanza a la tarea de narrar una historia, puede variar desde una gran oscuridad a una blancura inmaculada y viceversa, sin que se pueda decir que esté "faltando" a la realidad.
¿Hay artistas que pintan mundos falsos? ¡Por supuesto! Cuando son monótonos o perfectos, diría yo. Porque ahí sí, no hay monotonías ni perfecciones en nuestra realidad. Ahora bien, cuidado. ¿Y si el artista es consciente de lo que hace y al pintar un mundo monótono o un mundo perfecto lo hace con un fin particular? Como Tomás Moro cuando escribió su Utopía o los pintores del Renacimiento cuando recrearon una Grecia antigua idealizada en sus cuadros bucólicos. ¿Pintaban la realidad? No. Pero se regodeaban en la belleza del arte, que así se liberaba de las cadenas del Medioevo y lanzaba con toda su fuerza un Renacimiento que nos iba a legar ciencia, pensamiento y apertura intelectual. ¿Resultó importante que pintaran la realidad? No, porque no era su arte ni su objetivo. Así pues, ¿es obligatorio para un artista representar sólo ciertas porciones de la realidad todo el tiempo para ser considerado con seriedad y para ser reconocido en su obra? Obviamente, no. Así también extraemos otro corolario: ¿es obligatorio pintar la realidad o podemos fabricar nuestras propias imágenes, aunque tengan poco que ver con la realidad? Parece evidente que el Arte se vive en libertad, así pues, no hay "obligaciones" en su expresión.
Volviendo, pues, a nuestro punto de partida, no me parece equilibrado ni justo que se juzgue a una obra porque su final no es todo lo trágico u oscuro que "debería ser", precisamente porque no todos los finales oscuros son coherentes con la historia que se narra y la coherencia sí que es una premisa indiscutible en el Arte Literario (y en los discursos, y en el pensamiento filosófico, y en las ciencias, por cierto), porque la realidad misma no siempre es trágica u oscura, y porque un final trágico no siempre conviene al propósito artístico del autor.
Así que, al diablo con tanto prejuicio. Si la historia que se narra ha de terminar bien, que termine bien. Si ha de terminar mal, que termine mal. Que su final no traicione la coherencia y el espíritu de esa obra y que complete un cuadro de suprema belleza, que es uno de las razones estéticas por las que la Literatura es un Arte en toda su expresión.
Y yo digo, ¿cómo?
¿De qué estoy hablando? Bueno, pues de los famosos finales de las historias. El otro día leí otra enésima oponión sobre un libro X, en el que lector decía que no le gustaba porque era como un "cuento de hadas", terminando bien o feliz como una película de Hollywood. Y con eso daba al traste con el libro. ¿Juzgaba el libro por su coherencia interna, por la belleza de su lenguaje, por la solidez de su argumento, por la originalidad de su estilo, o por el buen desarrollo de sus personajes -criterios todos más o menos objetivos de los que nos valemos para juzgar la calidad de una obra literaria-? No, para nada. No decía nada de eso. ¿Expresaba un simple gusto porque la historia era entretenida, divertida, emotiva o por el contrario, era aburrida, pesada, poco fluida -criterios todos más o menos subjetivos de los que nos valemos para juzgar el impacto de una obra literaria-? Tampoco. ¿Entonces? Sólo juzgaba el libro (como bueno o malo) porque el final era "feliz". Es decir, porque las cosas terminaban bien y no mal, como "debe ser".
¡Cielos!
Entonces, ¿es mi deber terminar todas mis historias de manera trágica o desoladora para ser considerada como una autora adulta -porque en las historias infantiles se aplica la noción contraria-? Parece que sí. Si escribo para niños, se me perdona que todo termine bien. Como si los niños no pudieran o no supieran asimilar hechos tristes. Y si escribo para adultos, sólo se me admite que todo termine mal. Como si los adultos no pudieran o supieran asimilar los éxitos grandes o pequeños de la vida.
A mí todo esto me huele a prejuicio. Y volvemos con el pesimismo reinante en la sociedad actual. Muchos intelectuales parecen considerar verdad de Pero Grullo el hecho de que "pintar la realidad" es obra de artistas y que cuando se ve el resultado este debe ser amargo. Pues a mí me parece que la tal verdad de Pero Grullo no es más que la supina expresión del más completo pesimismo que poco o nada tiene que ver con la realidad.
La realidad es gris, blanco, negro, azul, rosa, amarillo, rojo, verde, café, morada. Es multicolor. Es variopinta. Es caleidoscópica. Vivimos rodeados de tragedias, comedias y tragicomedias, de dramas y canciones, de llantos y risas, de amor y de odio, de crueldad y compasión. Es un tapiz tan complejo como maravilloso, igualmente decepcionante que esperanzador. No hay una vertiente monótona en la realidad de nuestro mundo, salvo nuestras propias e íntimas monotonías, que son nuestra responsabilidad y quizá nuestra pena, pero sólo nuestra. Que nosotros vivamos aburridos, no significa que todo el mundo lo está. Que nosotros tengamos fracasos, no significa que todos los demás también. Y al revés. Que nosotros tengamos muchas emociones, no significa que todos los demás las vivan a diario. O que si nosotros somos exitosos, todos los demás también.
Y lo mejor de todo es que la mayoría de los artistas lo saben y por eso saben pintar realidades varias, que cambian y recrean emociones distintas en cada obra, en cada entrega o en cada espectáculo. Por eso, cuando un escritor se lanza a la tarea de narrar una historia, puede variar desde una gran oscuridad a una blancura inmaculada y viceversa, sin que se pueda decir que esté "faltando" a la realidad.
¿Hay artistas que pintan mundos falsos? ¡Por supuesto! Cuando son monótonos o perfectos, diría yo. Porque ahí sí, no hay monotonías ni perfecciones en nuestra realidad. Ahora bien, cuidado. ¿Y si el artista es consciente de lo que hace y al pintar un mundo monótono o un mundo perfecto lo hace con un fin particular? Como Tomás Moro cuando escribió su Utopía o los pintores del Renacimiento cuando recrearon una Grecia antigua idealizada en sus cuadros bucólicos. ¿Pintaban la realidad? No. Pero se regodeaban en la belleza del arte, que así se liberaba de las cadenas del Medioevo y lanzaba con toda su fuerza un Renacimiento que nos iba a legar ciencia, pensamiento y apertura intelectual. ¿Resultó importante que pintaran la realidad? No, porque no era su arte ni su objetivo. Así pues, ¿es obligatorio para un artista representar sólo ciertas porciones de la realidad todo el tiempo para ser considerado con seriedad y para ser reconocido en su obra? Obviamente, no. Así también extraemos otro corolario: ¿es obligatorio pintar la realidad o podemos fabricar nuestras propias imágenes, aunque tengan poco que ver con la realidad? Parece evidente que el Arte se vive en libertad, así pues, no hay "obligaciones" en su expresión.
Volviendo, pues, a nuestro punto de partida, no me parece equilibrado ni justo que se juzgue a una obra porque su final no es todo lo trágico u oscuro que "debería ser", precisamente porque no todos los finales oscuros son coherentes con la historia que se narra y la coherencia sí que es una premisa indiscutible en el Arte Literario (y en los discursos, y en el pensamiento filosófico, y en las ciencias, por cierto), porque la realidad misma no siempre es trágica u oscura, y porque un final trágico no siempre conviene al propósito artístico del autor.
Así que, al diablo con tanto prejuicio. Si la historia que se narra ha de terminar bien, que termine bien. Si ha de terminar mal, que termine mal. Que su final no traicione la coherencia y el espíritu de esa obra y que complete un cuadro de suprema belleza, que es uno de las razones estéticas por las que la Literatura es un Arte en toda su expresión.
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24 de agosto de 2010
De cómo expresamos las opiniones...
Si hay algo que los seres humanos solemos hacer todo el tiempo, en variedad de tonos y acompañado de múltiples posibles gestos, es expresar nuestra opinión. No es casualidad que la libertad de expresión sea uno de los derechos humanos más peleados y también uno de los más atacados por aquellos que no soportan verse criticados u obstaculizados en la consecución de sus intereses. Y ahora con Internet (blogs, foros, redes sociales, etc.) la avalancha de opiniones es abrumadora y omnipresente.
¿Y sobre qué opinamos? Pues sobre todo. Desde cómo se peinó el vecino esta mañana hasta cómo se comporta el gobierno. En lo que a nosotros los escritores atañe, pues también todo el mundo tiene una opinión: desde quién y qué es el autor hasta cómo está editado el libro. Y por supuesto, las opiniones llueven con respecto a los contenidos. Y siempre hay alguien a quien el libro le gusta, alguien a quien no, y alguien a quien le es indiferente o ni le gusta ni le disgusta.
Que todo el mundo tiene derecho a expresarse, es verdad de perogrullo (aunque en algunas dictaduras todavía no se la creen). Lo que me llama la atención es la manera en que uno realiza un comentario y los demás lo reciben. Y en particular con respecto a los libros puede influir de manera notable en el comportamiento de futuros lectores. Leyendo diversas opiniones espontáneas en foros, redes sociales y blogs, he descubierto lo siguiente:
1. Si te gustó el libro y lo alabas con gran emoción, eres ampliamente criticado. (¿Cómo? Pues, es cierto...)
2. Si te gustó el libro y lo dices con moderación, pues te escuchan, pero buscan una segunda opinión. (?)
3. Si no te gustó el libro y dices con argumentos objetivos por qué no, te escuchan con atención.
4. Si no te gustó el libro y lo gritas en medio de palabras altisonantes, te escuchan todos y te consideran una persona "inteligente".
Y yo me digo, ¿por qué? Los extremos son extremos, tanto si es en sentido positivo como en sentido negativo. Recientemente se comprobó que un egoísta empedernido es tan irritante para los demás como un generoso ultradesprendido. Ambos sujetos caen mal, y sospecho que el ser casos extremos tiene que ver. Desde ese punto de vista, tanto la opinión no. 1 como la opinión no.4 deberían ser consideradas con tiento, por ser ambas tipos extremos. Pero he aquí que no. Si alguien dice "¡Este es el mejor libro que he leído en mi vida!", los demás lo califican de ingenuo, poco leído, le recomiendan que lea más, porque catalogar un libro así sólo los clásicos (aunque nadie se los lea ya y/o resulten muy aburridos). Pero si otro alguien dice "¡Este libro es HOOOORRIIIIIBLEEE! Un bodrio completo", los demás lo aplauden. ¡Lo aplauden! Pero... ¿en qué se diferencia del primero? No aporta argumentos objetivos, como el lenguaje o el desarrollo de la trama, o los personajes, etc. Muchas veces viene acompañado por un "detesto al personaje X o Y, es insufrible", como si X o Y fueran personas reales que le produzcan malos sentimientos. Es decir, ambos comentarios nacen del hígado, de las emociones. Ambos son posibles y respetables, pues tenemos derecho a ambos sentimientos. ¿Por qué dar más valor al negativo que al positivo? ¿Por qué tender a pensar que la realidad siempre es más negra que blanca?
Y me llama la atención también que después de una ronda de comentarios positivos sobre un libro, o sobre una película o una canción, etc., alguien suelte un comentario negativo y hasta ofensivo y que ese sea el que se tome en cuenta para saber si se lee o se ve el producto. También he notado que después de una ronda de comentarios positivos, alguien diga: "Dejen de alabar tanto este libro/película. Puede que tenga puntos fuertes, pero nada puede ser perfecto." Es decir, quizá disfrutó la lectura o la experiencia en el cine, pero le parece inapropiado que se le alabe. Hay que criticarlo en algo, si no lo tiene, tienes que inventarlo, pues algo malo tiene que tener. Actitud que me asombró igualmente.
¿Por qué tanta importancia a lo negativo? ¿Es acaso una muestra del estado de desesperanza en que mucha gente se encuentra? ¿Tiene relación con esa creencia errónea de que la realidad es pura tragedia? Si alguien me dice que no es errónea, inmediatamente respondo: oh, sí lo es. Si la realidad fuera sólo tragedia, ya nadie viviría en este mundo para contarla. La realidad es un cuadro multicolor de tonalidades diversas. Hay tragedias y crueldades, hay comedia y maravilla, hay vidas prosaicas sin niveles de interés y vidas intensas en direcciones positivas o negativas. Hay asesinos pero también hay héroes. Y la mayoría vive por encima de la línea trágica. Eso hace que el mundo se mueva. Pero la percepción es otra: si no es oscuro, no es real.
Una consecuencia suele ser que mucha gente que piensa positivamente se inhibe de expresarlo. Y no creo que esté bien.
Las opiniones surgen de manera espontánea. Y cuando disfruten un libro, díganlo. Si alguien les pregunta por qué les gusta ese "bodrio apestoso", ustedes contesten "porque sí, porque para mí es una maravilla". No hay que sentir vergüenza por disfrutar un libro o una película y decirlo. Quienes gritan su disgusto se oyen mucho, pero no están solos en el derecho de expresar una opinión.
Personalmente prefiero las opiniones expresadas con mesura. Es mi estilo. Pero hay gente más emotiva que yo y creo que podemos escuchar a todos con igual disposición. ;)
¿Y sobre qué opinamos? Pues sobre todo. Desde cómo se peinó el vecino esta mañana hasta cómo se comporta el gobierno. En lo que a nosotros los escritores atañe, pues también todo el mundo tiene una opinión: desde quién y qué es el autor hasta cómo está editado el libro. Y por supuesto, las opiniones llueven con respecto a los contenidos. Y siempre hay alguien a quien el libro le gusta, alguien a quien no, y alguien a quien le es indiferente o ni le gusta ni le disgusta.
Que todo el mundo tiene derecho a expresarse, es verdad de perogrullo (aunque en algunas dictaduras todavía no se la creen). Lo que me llama la atención es la manera en que uno realiza un comentario y los demás lo reciben. Y en particular con respecto a los libros puede influir de manera notable en el comportamiento de futuros lectores. Leyendo diversas opiniones espontáneas en foros, redes sociales y blogs, he descubierto lo siguiente:
1. Si te gustó el libro y lo alabas con gran emoción, eres ampliamente criticado. (¿Cómo? Pues, es cierto...)
2. Si te gustó el libro y lo dices con moderación, pues te escuchan, pero buscan una segunda opinión. (?)
3. Si no te gustó el libro y dices con argumentos objetivos por qué no, te escuchan con atención.
4. Si no te gustó el libro y lo gritas en medio de palabras altisonantes, te escuchan todos y te consideran una persona "inteligente".
Y yo me digo, ¿por qué? Los extremos son extremos, tanto si es en sentido positivo como en sentido negativo. Recientemente se comprobó que un egoísta empedernido es tan irritante para los demás como un generoso ultradesprendido. Ambos sujetos caen mal, y sospecho que el ser casos extremos tiene que ver. Desde ese punto de vista, tanto la opinión no. 1 como la opinión no.4 deberían ser consideradas con tiento, por ser ambas tipos extremos. Pero he aquí que no. Si alguien dice "¡Este es el mejor libro que he leído en mi vida!", los demás lo califican de ingenuo, poco leído, le recomiendan que lea más, porque catalogar un libro así sólo los clásicos (aunque nadie se los lea ya y/o resulten muy aburridos). Pero si otro alguien dice "¡Este libro es HOOOORRIIIIIBLEEE! Un bodrio completo", los demás lo aplauden. ¡Lo aplauden! Pero... ¿en qué se diferencia del primero? No aporta argumentos objetivos, como el lenguaje o el desarrollo de la trama, o los personajes, etc. Muchas veces viene acompañado por un "detesto al personaje X o Y, es insufrible", como si X o Y fueran personas reales que le produzcan malos sentimientos. Es decir, ambos comentarios nacen del hígado, de las emociones. Ambos son posibles y respetables, pues tenemos derecho a ambos sentimientos. ¿Por qué dar más valor al negativo que al positivo? ¿Por qué tender a pensar que la realidad siempre es más negra que blanca?
Y me llama la atención también que después de una ronda de comentarios positivos sobre un libro, o sobre una película o una canción, etc., alguien suelte un comentario negativo y hasta ofensivo y que ese sea el que se tome en cuenta para saber si se lee o se ve el producto. También he notado que después de una ronda de comentarios positivos, alguien diga: "Dejen de alabar tanto este libro/película. Puede que tenga puntos fuertes, pero nada puede ser perfecto." Es decir, quizá disfrutó la lectura o la experiencia en el cine, pero le parece inapropiado que se le alabe. Hay que criticarlo en algo, si no lo tiene, tienes que inventarlo, pues algo malo tiene que tener. Actitud que me asombró igualmente.
¿Por qué tanta importancia a lo negativo? ¿Es acaso una muestra del estado de desesperanza en que mucha gente se encuentra? ¿Tiene relación con esa creencia errónea de que la realidad es pura tragedia? Si alguien me dice que no es errónea, inmediatamente respondo: oh, sí lo es. Si la realidad fuera sólo tragedia, ya nadie viviría en este mundo para contarla. La realidad es un cuadro multicolor de tonalidades diversas. Hay tragedias y crueldades, hay comedia y maravilla, hay vidas prosaicas sin niveles de interés y vidas intensas en direcciones positivas o negativas. Hay asesinos pero también hay héroes. Y la mayoría vive por encima de la línea trágica. Eso hace que el mundo se mueva. Pero la percepción es otra: si no es oscuro, no es real.
Una consecuencia suele ser que mucha gente que piensa positivamente se inhibe de expresarlo. Y no creo que esté bien.
Las opiniones surgen de manera espontánea. Y cuando disfruten un libro, díganlo. Si alguien les pregunta por qué les gusta ese "bodrio apestoso", ustedes contesten "porque sí, porque para mí es una maravilla". No hay que sentir vergüenza por disfrutar un libro o una película y decirlo. Quienes gritan su disgusto se oyen mucho, pero no están solos en el derecho de expresar una opinión.
Personalmente prefiero las opiniones expresadas con mesura. Es mi estilo. Pero hay gente más emotiva que yo y creo que podemos escuchar a todos con igual disposición. ;)
Etiquetas:
Cultura y sociedad,
Vida de escritor
30 de julio de 2010
Ya llegó el (Per)Versiones Cuentos Populares
Finalmente, después de una buena espera, tenemos a disposición del público el primer tomo de (Per)Versiones Literarias: la colección de Cuentos Populares. He aquí la ficha:
Título:(Per)Versiones: Cuentos Populares
Título original: (Per)Versiones
Autores: David Prieto Ruiz, Laura Quijano Vincenzi, Juan José Tena, Manuel Osuna, Leonardo Ropero, Virginia Pérez de la Puente, Jorge Asteguieta Reguero, Moisés Cabello, Ignacio Cid Hermoso, Susana Eevee, Aintzane Egiluz Romero, Héctor Gómez Herrero, Alejandro Guardiola, Eugeni Guillem Darné, Julio Igualador, Antonio J. Llatas López, Laura López Alfranca, Sergio Macías García, Mario Manzano Vázquez, Josep Martin Brown, Ricardo Montesinos, Ana Morán, Diana Muñiz, Juan Carlos Pereletegui, José María Pérez Hernández, Alex V. Vegas
Género: Ciencia Ficción, Terror, Misterio, Fantasía, Humor, Relatos
Saga: (Per)Versiones
Año Copyright: 2010
Sinopsis: Los cuentos existen desde siempre. Desde algún momento impreciso de la historia del hombre, cuando éste comprendió que, además de poder hablar de lo que existía también se podía de lo que no lo hacía. Y que era más divertido.
En esta antología los autores revisitan los cuentos clásicos, cada uno a su manera y dándoles nuevas visiones. Porque en cada cuento se ocultan otros muchos que dependen de la imaginación de sus lectores.
Cuentos tenebrosos unos y llenos de humor otros. Cuentos que harían sonrojar al más avezado. Cuentos de las más variadas clases y estirpes que puedan imaginarse. En este volumen recopilamos algunos de esos cuentos, tomados de los clásicos y reinventados para la ocasión.
Esperemos que disfruten de ellos.
Prólogo de José Antonio Cotrina
Contenido: Este volumen de (Per)Versiones lo componen un total de 26 relatos:
El viaje de Gulliver al planeta Liliput (Jorge Asteguieta Reguero)
Creciendo en Nunca Jamás (Moisés Cabello)
El placer de comer (Ignacio Cid Hermoso)
Goldilocks y los osos montañeses y zombies (Susana Eevee) (adelanto en descarga gratuita)
Chufo o chota (Aintzane Egiluz Romero)
Hasta las cenizas (Héctor Gómez Herrero)
La túnica del profeta (Alejandro Guardiola)
Pulgarcito (Eugeni Guillem Darné)
Shazam (Julio Igualador)
La tirana de Oz (Antonio J. Llatas López)
El asesinato de Abuelita (Laura López Alfranca)
Alicia en el País de las Pesadillas (Sergio Macías García)
El gigante dormido (Mario Manzano Vázquez)
La cigarra y la hormiga (Josep Martin Brown)
Tres cerdos (Ricardo Montesinos)
Blanche al desnudo (Ana Morán)
La Reina de las Nieves (Diana Muñiz)
Noche de castigo en Hamelín (Manuel Osuna)
De lo que le conteçió a un mancebo que casó con una muger muy fuerte y muy brava (Juan Carlos Pereletegui)
El patito feo (José María Pérez Hernández)
Desvestiándose (Virginia Pérez de la Puente)
La dama del bosque (David Prieto)
Eterna ensoñación (Laura Quijano Vincenzi)
Playback para una sirena (Leonardo Ropero)
El sótano (Juan José Tena)
Huan sin miedo (Alex V. Vegas)
Esta antología es el resultado de un trabajo colectivo de un grupo de autores, entre noveles y algo más veteranos, del portal Sedice.com, que ideó escribir una serie de relatos entorno a un tema común: alterar o "versionar" otras obras o situaciones ya conocidas por el público. Pero la versión nueva que se propondría tendría un sesgo oscuro o extraño, de ahí lo de (per)versión. ;)
(Per)Versiones: Cuentos Populares reúne 26 relatos basados en algún cuento de hadas o popular alterado en clave de ciencia ficción, fantasía, terror o inclusive "adaptación presente". La colección es muy variada, puede adecuarse a muchos gustos y estoy segura de que a muchos les gustará. Está prologada por el escritor español José Antonio Cotrina y está a la venta en varios puntos, incluyendo algunas tiendas físicas en España, en Cyberdark (para españoles), y en los portales Bubok y Lulu, siendo ésta última una excelente opción para los lectores americanos. :)
¡No se lo pierdan! :)
17 de julio de 2010
Apuntes
Hacía tiempo que no pasaba tantos trabajos para completar dos historias de no más de 5 mil palabras cada una. ¡Cómo si fuese tan difícil, podrían decir! Pues lo es. Bueno, alguna vez mencioné el hecho de que construir una historia, de cualquier extensión, siempre es un trabajo intenso -a menos que quieras hacer una bazofia, claro está-, pero que el relato en particular puede ser especialmente complicado por su breve extensión, por la necesidad de acortar el número de personajes, por la imperiosa precisión que debe reinar en la narración de los eventos, todos los cuales deben ser significativos para una única trama principal, y por la imposibilidad de dejar para más adelante la solución de cabos sueltos, pues no hay un "más adelante".
Y es un hecho. Las tribulaciones que he pasado han sido mentalmente agobiadoras. Con sólo dos relatos. Pero... ¡ya los terminé! Ahora viene la otra parte difícil: revisarlos, sin embargo, de alguna manera me siento satisfecha por haber llevado a puerto mis difíciles bajeles y por saber que ahora es cuestión de ajustes y poda.
¿Para qué tanto dramatismo? Pues porque fueron historias que prometí escribir para julio de este año. Sí, para ahora. Verán, fui invitada a participar en dos antologías de próxima (posible) publicación en mi país y quería (¡lógico!) hacer un aporte significativo. Es decir, escribir dos historias nuevas y agradables que también fueran aceptables para los lectores editoriales. Ambos relatos debían ser encuadrados en la ciencia ficción y no debían ser menores a las 2500 palabras en ambos casos ni mayores a 5000 en uno de ellos (el otro era más laxo en cuanto a la extensión máxima). Con un poco aquí y allá, quedé con uno relato de unas 34oo palabras para una antología y con otro relato de unas 4800 palabras para la otra. Es preliminar, pues como antes dije, aún falta el proceso de revisión, que puede agregar o suprimir algunas palabras, pero creo que quedarán más o menos así en general. Y finalmente **suspiro** de alivio.
Aparte de estos deberes literarios casi autoimpuestos, he estado trabajando en la tercera parte de A Través del Portal, la cual sufrirá un serio retraso por el momento, y también en la revisión de otra novela que desearía tener lista para finales de este año. No puedo comentar nada más al respecto por el momento, pero me siento emocionada con regresar a las novelas. Me gustan las novelas, siempre ha sido así, tanto en el rol de lectora como en el de escritora y ahora tengo la oportunidad, otra vez, de dedicarme a ello en serio. Bueno, en lo que de "serio" me permite la vida diaria y el trabajo regular, claro está.
La decisión de volver con la novela implicará una consecuencia directa sobre mi actividad literaria: por un tiempo no volveré a escribir relatos. ¡No podría! Escribir un relato no es cosa de un momentito y ya. Es un trabajo serio, envolvente. Y no podría entonces dedicar mis esfuerzos (que no cuentan con mucho tiempo libre) a la novela, la cual, por supuesto, no saldría nunca. Así las cosas, me despido de los certámenes por lo que resta del año. De hecho, no he participado en ningún certamen de relato este año y con semejante panorama, no lo haré en lo que queda de él. Será un año interesante, sin concursos.
No significa que no se verán relatos míos por ahí, ¿eh? Ya hay tres relatos "perversionados" de mi cosecha que he entregado al proyecto antológico (Per)Versiones Literarias, el cual va viento en popa. Finalmente hemos obtenido el ISBN del primer tomo (Cuentos Populares) y éste se encuentra en producción en este momento -al menos para aquellos que lo adquieran directamente en algunas librerías físicas o por medio de librerías virtuales como Cyberdark (para españoles)-. Pronto también estará disponible en Bubok (ya les avisaré) y más adelante en Lulu también. La opción de Lulu será la más recomendable para quienes vivimos en el continente americano, pues los gastos de envío serán razonables y podremos disfrutar de un buen rato de lectura con esta antología tan peculiar. Siempre estará disponible, por supuesto, la opción de descarga de pdf para quienes prefieran leer el libro en su PC o en algún lector electrónico. Luego, quizá a finales de este año, saldrá el segundo tomo (PerVersiones: Historia), y el tercero (Monstruos de la Literatura) será accesible a principios del próximo año.
Así están las cosas. Mientras esto sucede en los intrincados caminos de mi computadora, intento seguir con la buena costumbre de leer algún libro y también aprovecho algunos gustos sencillos que puedan presentarse, como comerse un pedazo de pizza mientras veo una película o jugar una partida de Monopoly con mi familia (aunque yo, para variar, vaya perdiendo).
Entrentanto, aquí llueve a cántaros. ¡Menudo "veranillo" estamos teniendo!
Y es un hecho. Las tribulaciones que he pasado han sido mentalmente agobiadoras. Con sólo dos relatos. Pero... ¡ya los terminé! Ahora viene la otra parte difícil: revisarlos, sin embargo, de alguna manera me siento satisfecha por haber llevado a puerto mis difíciles bajeles y por saber que ahora es cuestión de ajustes y poda.
¿Para qué tanto dramatismo? Pues porque fueron historias que prometí escribir para julio de este año. Sí, para ahora. Verán, fui invitada a participar en dos antologías de próxima (posible) publicación en mi país y quería (¡lógico!) hacer un aporte significativo. Es decir, escribir dos historias nuevas y agradables que también fueran aceptables para los lectores editoriales. Ambos relatos debían ser encuadrados en la ciencia ficción y no debían ser menores a las 2500 palabras en ambos casos ni mayores a 5000 en uno de ellos (el otro era más laxo en cuanto a la extensión máxima). Con un poco aquí y allá, quedé con uno relato de unas 34oo palabras para una antología y con otro relato de unas 4800 palabras para la otra. Es preliminar, pues como antes dije, aún falta el proceso de revisión, que puede agregar o suprimir algunas palabras, pero creo que quedarán más o menos así en general. Y finalmente **suspiro** de alivio.
Aparte de estos deberes literarios casi autoimpuestos, he estado trabajando en la tercera parte de A Través del Portal, la cual sufrirá un serio retraso por el momento, y también en la revisión de otra novela que desearía tener lista para finales de este año. No puedo comentar nada más al respecto por el momento, pero me siento emocionada con regresar a las novelas. Me gustan las novelas, siempre ha sido así, tanto en el rol de lectora como en el de escritora y ahora tengo la oportunidad, otra vez, de dedicarme a ello en serio. Bueno, en lo que de "serio" me permite la vida diaria y el trabajo regular, claro está.
La decisión de volver con la novela implicará una consecuencia directa sobre mi actividad literaria: por un tiempo no volveré a escribir relatos. ¡No podría! Escribir un relato no es cosa de un momentito y ya. Es un trabajo serio, envolvente. Y no podría entonces dedicar mis esfuerzos (que no cuentan con mucho tiempo libre) a la novela, la cual, por supuesto, no saldría nunca. Así las cosas, me despido de los certámenes por lo que resta del año. De hecho, no he participado en ningún certamen de relato este año y con semejante panorama, no lo haré en lo que queda de él. Será un año interesante, sin concursos.
No significa que no se verán relatos míos por ahí, ¿eh? Ya hay tres relatos "perversionados" de mi cosecha que he entregado al proyecto antológico (Per)Versiones Literarias, el cual va viento en popa. Finalmente hemos obtenido el ISBN del primer tomo (Cuentos Populares) y éste se encuentra en producción en este momento -al menos para aquellos que lo adquieran directamente en algunas librerías físicas o por medio de librerías virtuales como Cyberdark (para españoles)-. Pronto también estará disponible en Bubok (ya les avisaré) y más adelante en Lulu también. La opción de Lulu será la más recomendable para quienes vivimos en el continente americano, pues los gastos de envío serán razonables y podremos disfrutar de un buen rato de lectura con esta antología tan peculiar. Siempre estará disponible, por supuesto, la opción de descarga de pdf para quienes prefieran leer el libro en su PC o en algún lector electrónico. Luego, quizá a finales de este año, saldrá el segundo tomo (PerVersiones: Historia), y el tercero (Monstruos de la Literatura) será accesible a principios del próximo año.
Así están las cosas. Mientras esto sucede en los intrincados caminos de mi computadora, intento seguir con la buena costumbre de leer algún libro y también aprovecho algunos gustos sencillos que puedan presentarse, como comerse un pedazo de pizza mientras veo una película o jugar una partida de Monopoly con mi familia (aunque yo, para variar, vaya perdiendo).
Entrentanto, aquí llueve a cántaros. ¡Menudo "veranillo" estamos teniendo!
18 de junio de 2010
Lecturas "obligatorias"
Esta mañana leí en uno de los principales diarios de mi país una noticia de antología: "El MEP (Ministerio de Educación Pública) retiró Don Quijote de la lista de lecturas obligatorias para secundaria, además de otros títulos...". Me quedé de una pieza. ¡El Quijote ni más ni menos! A partir del próximo año (infortunados los de este), nuestros brillantes alumnos de último año de secundaria no tendrán que leer la segunda parte del Quijote, mientras que la primera pasará a engrosar la lista de lecturas "optativas". ¿Por qué? Pues el responsable del MEP ha dicho que prefieren integrar en la lista libros de los cuales los estudiantes "se enamoren", y no lecturas díficiles que se les hacen aburridas y que de todas maneras ni leen. ¡Guau! Resulta que como los chicos de 16 o 17 años "no están leyendo" lo que de por sí era obligatorio, vamos a complacerlos retirándoles el aburrido y difícil Quijote y a sustituirlo por lecturas más fáciles que a ellos puedan gustarles. ¿Objetivo declarado del Ministerio? Fomentar el gusto por la lectura.
¿Tendrán razón?
Me quedé pensando y sigo pensando y de alguna manera, aunque comprendo (quizá) las razones expuestas, la decisión sigue sin parecerme acertada. Más bien me parece que han optado por facilitar (una vez más) la labor educativa de los estudiantes, en vez de desafiarlos para que exploten su inteligencia. O quizá lo que está haciendo el Ministerio es facilitarles las cosas a los maestros, quienes posiblemente nunca se habrán leído el Quijote y no tienen ni las agallas ni el corazón ni los conocimientos para introducir semejante lectura a sus díscolos alumnos. ¿Cuál podría ser la intención verdadera? Entretanto, me pregunto... ¿es preciso confeccionar estas listas, después de todo?
¿Deben existir lecturas obligatorias? ¿Solucionan en verdad nuestro grave déficit profesional-intelectual? ¿Contribuyen a fomentar el nivel de lectura, de cultura, de educación y por tanto, de prosperidad de un pueblo? ¿Funcionan?
¿O sólo son una pérdida de tiempo?
Se habla mucho de que la educación está por los suelos. No sólo en mi país, sino en general en muchos países latinoamericanos, en la América del Norte y aún en muchos países europeos. Y que muchos profesionales actuales están a medio formar, con un grado de ineficiencia tan alarmante que no sorprende por qué nuestros pueblos no prosperan: no hay buenos ingenieros, no hay buenos científicos, ni hay buenos políticos. En general se dice que los maestros están medio formados, que los estudiantes de secundaria se gradúan apenas sabiendo escribir su nombre y el grueso de la población puede ser considerada inculta. Que hay que mejorar la educación.
Un arma es la enseñanza adecuada de la matemática. La otra es la enseñanza adecuada del idioma materno: hay que leerlo bien y escribirlo bien, si queremos que nuestro cerebro obtenga el grado de desarrollo adecuado para desempeñarnos como personas educadas (no me refiero a los modales) y cultivadas. Ambas armas, bien aplicadas, garantizaría altas cuotas de prosperidad futura, no sólo de la sociedad de un país sino del mundo entero. Por eso hay que insistir en que los niños lean, para que comprendan y sepan aplicar lo que aprenden.
¿Insistiendo en lecturas obligatorias se lograría? Yo pienso que sí. Pienso que es importante que las escuelas y no sólo los padres impongan a sus estudiantes la necesidad de leer.
¿Qué tipo de lectura? Pienso que cuanto más fácil y masticado le demos el alimento a un niño, menos fuertes serán sus dientes. En otras palabras: hay que saber plantear desafíos. Vamos, que los chicos no son tontos. ¿Por qué esforzarse por hacerles las cosas fáciles? Que lean bien lecturas que desafíen su inteligencia.
Pero, me dirán, ¡si no las leen!
Humm... ¿No es mejor preguntarse primero por qué no las leen? ¿De verdad es que son "aburridas y difíciles"? ¿No resulta una respuesta fácil también? ¿E imprecisa? Pues claro que es posible que para algunos sean lecturas aburridas, pero... ¿para todos? ¿Tan uniformes son los gustos? No diría tanto. Pienso que la respuesta verdadera es un poco más complicada. No creo que el Quijote no sea leído porque es difícil o aburrido y ya. Pienso que el problema está en el planteamiento de lectura desde el principio. Es decir: el error es imponerles una lectura que está en el programa sólo porque está en el programa y obligarlos a "analizar" la lectura según lo comanda un libro de texto cualquiera. ¡Así cualquier lectura se vuelve aburrida de principio a fin, sea fácil o difícil, sea Harry Potter o sea el Quijote!
El problema es que los maestros que supuestamente deben inculcarles el amor a la lectura a sus alumnos no leen. Y no lo hacen porque no lo disfrutan. Y lo mismo ocurre con los padres de familia. ¿Cómo esperas inculcar el gusto por algo a alguien si a ti mismo no te gusta? ¡No hay manera! Dejémonos de hipocrecías y de facilismos: los chicos de secundaria no leen el Quijote porque ni sus padres lo leyeron ni sus maestros tampoco. Y no lo hicieron y no lo hacen porque ellos, los adultos, no disfrutan de la lectura. Prefieren el televisor, prefieren la charla vacía, prefieren cualquier otro pasatiempo antes que dedicar parte de su vida a un libro al que miren con placer.
¿Lecturas obligatorias? Sí, claro. Pero primero, autoimpuestas por los adultos mismos. Luego... entonces, sí, pidámosles a nuestros chicos que las lean, que las juzguen (con libertad) y que las discutamos abiertamente. Incluso si no les gusta o les aburre. ¡Allí empezará una verdadera aventura, sea con el Quijote o con Alicia en el País de las Maravillas!
¿Tendrán razón?
Me quedé pensando y sigo pensando y de alguna manera, aunque comprendo (quizá) las razones expuestas, la decisión sigue sin parecerme acertada. Más bien me parece que han optado por facilitar (una vez más) la labor educativa de los estudiantes, en vez de desafiarlos para que exploten su inteligencia. O quizá lo que está haciendo el Ministerio es facilitarles las cosas a los maestros, quienes posiblemente nunca se habrán leído el Quijote y no tienen ni las agallas ni el corazón ni los conocimientos para introducir semejante lectura a sus díscolos alumnos. ¿Cuál podría ser la intención verdadera? Entretanto, me pregunto... ¿es preciso confeccionar estas listas, después de todo?
¿Deben existir lecturas obligatorias? ¿Solucionan en verdad nuestro grave déficit profesional-intelectual? ¿Contribuyen a fomentar el nivel de lectura, de cultura, de educación y por tanto, de prosperidad de un pueblo? ¿Funcionan?
¿O sólo son una pérdida de tiempo?
Se habla mucho de que la educación está por los suelos. No sólo en mi país, sino en general en muchos países latinoamericanos, en la América del Norte y aún en muchos países europeos. Y que muchos profesionales actuales están a medio formar, con un grado de ineficiencia tan alarmante que no sorprende por qué nuestros pueblos no prosperan: no hay buenos ingenieros, no hay buenos científicos, ni hay buenos políticos. En general se dice que los maestros están medio formados, que los estudiantes de secundaria se gradúan apenas sabiendo escribir su nombre y el grueso de la población puede ser considerada inculta. Que hay que mejorar la educación.
Un arma es la enseñanza adecuada de la matemática. La otra es la enseñanza adecuada del idioma materno: hay que leerlo bien y escribirlo bien, si queremos que nuestro cerebro obtenga el grado de desarrollo adecuado para desempeñarnos como personas educadas (no me refiero a los modales) y cultivadas. Ambas armas, bien aplicadas, garantizaría altas cuotas de prosperidad futura, no sólo de la sociedad de un país sino del mundo entero. Por eso hay que insistir en que los niños lean, para que comprendan y sepan aplicar lo que aprenden.
¿Insistiendo en lecturas obligatorias se lograría? Yo pienso que sí. Pienso que es importante que las escuelas y no sólo los padres impongan a sus estudiantes la necesidad de leer.
¿Qué tipo de lectura? Pienso que cuanto más fácil y masticado le demos el alimento a un niño, menos fuertes serán sus dientes. En otras palabras: hay que saber plantear desafíos. Vamos, que los chicos no son tontos. ¿Por qué esforzarse por hacerles las cosas fáciles? Que lean bien lecturas que desafíen su inteligencia.
Pero, me dirán, ¡si no las leen!
Humm... ¿No es mejor preguntarse primero por qué no las leen? ¿De verdad es que son "aburridas y difíciles"? ¿No resulta una respuesta fácil también? ¿E imprecisa? Pues claro que es posible que para algunos sean lecturas aburridas, pero... ¿para todos? ¿Tan uniformes son los gustos? No diría tanto. Pienso que la respuesta verdadera es un poco más complicada. No creo que el Quijote no sea leído porque es difícil o aburrido y ya. Pienso que el problema está en el planteamiento de lectura desde el principio. Es decir: el error es imponerles una lectura que está en el programa sólo porque está en el programa y obligarlos a "analizar" la lectura según lo comanda un libro de texto cualquiera. ¡Así cualquier lectura se vuelve aburrida de principio a fin, sea fácil o difícil, sea Harry Potter o sea el Quijote!
El problema es que los maestros que supuestamente deben inculcarles el amor a la lectura a sus alumnos no leen. Y no lo hacen porque no lo disfrutan. Y lo mismo ocurre con los padres de familia. ¿Cómo esperas inculcar el gusto por algo a alguien si a ti mismo no te gusta? ¡No hay manera! Dejémonos de hipocrecías y de facilismos: los chicos de secundaria no leen el Quijote porque ni sus padres lo leyeron ni sus maestros tampoco. Y no lo hicieron y no lo hacen porque ellos, los adultos, no disfrutan de la lectura. Prefieren el televisor, prefieren la charla vacía, prefieren cualquier otro pasatiempo antes que dedicar parte de su vida a un libro al que miren con placer.
¿Lecturas obligatorias? Sí, claro. Pero primero, autoimpuestas por los adultos mismos. Luego... entonces, sí, pidámosles a nuestros chicos que las lean, que las juzguen (con libertad) y que las discutamos abiertamente. Incluso si no les gusta o les aburre. ¡Allí empezará una verdadera aventura, sea con el Quijote o con Alicia en el País de las Maravillas!
12 de junio de 2010
Poniéndome al día...
En medio de revisiones exhaustivas de novelas y relatos propios, mientras terminan las temporadas televisivas y ahora comienza el Mundial, no he tenido la oportunidad de comentar algunos eventos que me resultan interesantes, pero aquí estoy.
Primero, noticia algo atrasada pero para tomar en cuenta: Ya salió el número de junio de Imaginarios (no. 4), la revista de la Federación Española de Fantasía Épica que tan estupenda les está quedando y que para muchos de ustedes puede resultar muy interesante. Aquí está la portada y la nota que aparece en el sitio de la Federación. (Pueden descargarla directamente si hacen click en la portada):
¿Y qué os traemos? Pues os traemos sol, el mismo que alumbra el Mundodisco del increíble Terry Pratchett de la mano de los hermanos Cea, Alfonso y Fernando. Se completa el reportaje con una magnífica reseña de “El éxodo de los gnomos”, una trilogía del autor inglés fuera del Mundodisco, y nos la trae nuestro compañero Joaquín Sanjuán. Todo ello ilustrado por Juan Díaz, Cristina Barros, Neus Cuenca, Raquel Cornejo y con ilustraciones de Kidby.
Y, como sabéis, nos encantan los clásicos y este número está plagado de ellos y, sin importarme en la sección donde está cada uno, os los voy comentando: El retrato de Dorian Gray nos lo trae en Literatura Juan Martín. Ilustrado para su portada por David Puertas y dentro… dentro os encontraréis unas cuantas joyas de la mano de Enrique J. Corominas con imágenes del cómic que editará dentro de nada en Francia. Más. “Cuatro Dobles” de la mano de Cristina Villalba… nos hablará de los desdoblamientos de personalidad de cuatro obras literarias. ¿Cuáles? Te invitamos a averiguarlo tú mismo. Israel Sánchez despide por todos nosotros a Frazetta en la sección de Cómic e Ilustración. En Videojuegos más clásicos: Las cajas de la Súper Nintendo de la mano de Alberto González y “Dwarf Fortress” de Enrique García. En poesía más clásicos… La Odisea, el más mítico de los viajes con una gran guía, M. Ángeles Flores. Pero no ha estado sola en esta tarea, la han acompañado a los pinceles Sarima, Óscar Pérez, Natalia Ponce y Raquel Cornejo. Y nos despedimos de otro clásico… vaya mes de mayo tan desastroso. Dio, nos veremos en el Valhalla, y nos llevará hasta ti Paulino Margallo.
Y en cine más clásicos: Furia de Titanes por Juan Martin que nos revisa la primera versión de la película y su nuevo remake. Y en El vuelo del Fénix nuestro relato más clásico, “El Batallón Fénix”, donde Sergio R. Alarte nos llevará por Los Campos Catalaúnicos y cuenta con una ilustración de Jose Rubíes. [...]
Segundo, mi colega escritora Virginia Pérez de la Puente, que participa con un estupendo relato en la inminente publicación de la antología (Per)Versiones Literarias: Cuentos Populares, también se lanza en solitario con su primera novela, La Elegida de la Muerte: Öiyya, este próximo 16 de junio. Ediciones B es su casa editorial y la presentación no puede ser más tentadora :) Aquí les dejo la portada y la ficha:
Título: La elegida de la Muerte - Öiyya
Autor: Virginia Pérez de la Puente
Editorial: S.A. Ediciones B
Colección: Varios
Idioma: Castellano
ISBN: 9788466644013
Número de páginas: 560
Edición: Rústica
Formato: 15.0 x 23.0 cms
Fecha de publicación: 16 de junio de 2010
Sinopsis:
Issi, una mercenaria, camina por un campo de batalla cubierto de cadáveres tras una batalla entre Thaledia y Svonda. Entre los muertos hay una niña moribunda. Cuando se inclina para verla, sorprendida, la niña posa un dedo en su frente e incrusta mágicamente en su piel un símbolo plateado, el Öi, antes de morir. Pronto empiezan a suceder cosas inexplicables relacionadas con la muerte, que le provoca un placer casi sexual. Issi comprende que no puede ignorar el Signo, puesto que el Signo no se deja ignorar, otorgándole un poder que no desea. Y poco a poco el Signo se va revelando como algo mucho más poderoso, y mucho más terrorífico, que el simple dibujo que al principio había creído que era.
Entretanto, los reyes de Thaledia y Svonda están muy interesados en localizarla, uno para hacerla desaparecer, el otro para utilizarla, mientras ellos mismos, sus nobles y otros dirigentes bregan en un soterrado juego de dominio. La guerra entre los dos países y las alianzas con sus vecinos, las luchas internas y el juego político de los dirigentes y nobles de las cuatro naciones, el conflicto bélico, reflejan el conflicto que enfrenta a la Vida con la Muerte y que es, en definitiva, el centro de la novela: la inevitabilidad de la Muerte y su unión inextricable con la Vida, que las convierte en enemigas y, al mismo tiempo, en hermanas.
La elegida de la Muerte: Öiyya es una novela del género fantástico orientada al público adulto, sólida y bien construida, que va más allá de las convenciones del género siguiendo la estela de autores como George R. R. Martin, Brandon Sanderson, R. Scott Bakker, Andrzej Sapkowski o Javier Negrete. Su autora, Virginia Pérez de la Puente, es una periodista reconocida en medios locales, con trayectoria como narradora y varios premios en su haber. Nació en Madrid en 1977. Estudió Periodismo y en 2001 se trasladó a Mérida, donde ha desarrollado su carrera profesional, primero en Radio Nacional de España y más tarde en la Cadena SER. Empezó a escribir a los diez años, después de leer El Señor de los Anillos de J. R. R. Tolkien. Ha obtenido varios premios literarios por sus relatos de fantasía, los cuales han aparecido en diversas antologías de literatura fantástica. La elegida de la muerte: Öiyya es la primera de una serie de novelas ambientadas en el continente de Ridia, que a buen seguro deparará grandes momentos de lectura a los amantes del género.
Desafortunadamente para quienes vivimos en este lado del charco (o sea, en América), el libro no estará presente en las librerías físicas, pero es seguro que Amazon sí se encargará de venderlo, así que de todas formas podemos estar atentos a esta posibilidad. :) He leído varios relatos escritos por Virginia (mejor conocida en el mundo como Ninochtka) y son estupendos. Pienso que es un excelente indicio de lo que podríamos esperar de su novela. :)
Tercero, ya se puso en marcha un concurso en nuestro blog de (Per)Versiones Literarias, que consiste en adivinar qué cuento ha sido perversionado a partir de un pequeño fragmento que se ha colocado en el blog. El premio: un ejemplar gratuito de nuestra primera antología, (Per)Versiones Literarias: Cuentos Populares. Participar no cuesta nada :) Así que, ¡adelante!
Finalmente, y siguiendo con nuestros relatos perversionados, ¡ya tenemos portada para el segundo volumen: PerVersiones: Historia! Hela aquí:
¿No es estupenda? ¡Pues lo que vendrá en su interior estará a la altura! :)
Primero, noticia algo atrasada pero para tomar en cuenta: Ya salió el número de junio de Imaginarios (no. 4), la revista de la Federación Española de Fantasía Épica que tan estupenda les está quedando y que para muchos de ustedes puede resultar muy interesante. Aquí está la portada y la nota que aparece en el sitio de la Federación. (Pueden descargarla directamente si hacen click en la portada):
¿Y qué os traemos? Pues os traemos sol, el mismo que alumbra el Mundodisco del increíble Terry Pratchett de la mano de los hermanos Cea, Alfonso y Fernando. Se completa el reportaje con una magnífica reseña de “El éxodo de los gnomos”, una trilogía del autor inglés fuera del Mundodisco, y nos la trae nuestro compañero Joaquín Sanjuán. Todo ello ilustrado por Juan Díaz, Cristina Barros, Neus Cuenca, Raquel Cornejo y con ilustraciones de Kidby.
Y, como sabéis, nos encantan los clásicos y este número está plagado de ellos y, sin importarme en la sección donde está cada uno, os los voy comentando: El retrato de Dorian Gray nos lo trae en Literatura Juan Martín. Ilustrado para su portada por David Puertas y dentro… dentro os encontraréis unas cuantas joyas de la mano de Enrique J. Corominas con imágenes del cómic que editará dentro de nada en Francia. Más. “Cuatro Dobles” de la mano de Cristina Villalba… nos hablará de los desdoblamientos de personalidad de cuatro obras literarias. ¿Cuáles? Te invitamos a averiguarlo tú mismo. Israel Sánchez despide por todos nosotros a Frazetta en la sección de Cómic e Ilustración. En Videojuegos más clásicos: Las cajas de la Súper Nintendo de la mano de Alberto González y “Dwarf Fortress” de Enrique García. En poesía más clásicos… La Odisea, el más mítico de los viajes con una gran guía, M. Ángeles Flores. Pero no ha estado sola en esta tarea, la han acompañado a los pinceles Sarima, Óscar Pérez, Natalia Ponce y Raquel Cornejo. Y nos despedimos de otro clásico… vaya mes de mayo tan desastroso. Dio, nos veremos en el Valhalla, y nos llevará hasta ti Paulino Margallo.
Y en cine más clásicos: Furia de Titanes por Juan Martin que nos revisa la primera versión de la película y su nuevo remake. Y en El vuelo del Fénix nuestro relato más clásico, “El Batallón Fénix”, donde Sergio R. Alarte nos llevará por Los Campos Catalaúnicos y cuenta con una ilustración de Jose Rubíes. [...]
Segundo, mi colega escritora Virginia Pérez de la Puente, que participa con un estupendo relato en la inminente publicación de la antología (Per)Versiones Literarias: Cuentos Populares, también se lanza en solitario con su primera novela, La Elegida de la Muerte: Öiyya, este próximo 16 de junio. Ediciones B es su casa editorial y la presentación no puede ser más tentadora :) Aquí les dejo la portada y la ficha:
Título: La elegida de la Muerte - Öiyya
Autor: Virginia Pérez de la Puente
Editorial: S.A. Ediciones B
Colección: Varios
Idioma: Castellano
ISBN: 9788466644013
Número de páginas: 560
Edición: Rústica
Formato: 15.0 x 23.0 cms
Fecha de publicación: 16 de junio de 2010
Sinopsis:
Issi, una mercenaria, camina por un campo de batalla cubierto de cadáveres tras una batalla entre Thaledia y Svonda. Entre los muertos hay una niña moribunda. Cuando se inclina para verla, sorprendida, la niña posa un dedo en su frente e incrusta mágicamente en su piel un símbolo plateado, el Öi, antes de morir. Pronto empiezan a suceder cosas inexplicables relacionadas con la muerte, que le provoca un placer casi sexual. Issi comprende que no puede ignorar el Signo, puesto que el Signo no se deja ignorar, otorgándole un poder que no desea. Y poco a poco el Signo se va revelando como algo mucho más poderoso, y mucho más terrorífico, que el simple dibujo que al principio había creído que era.
Entretanto, los reyes de Thaledia y Svonda están muy interesados en localizarla, uno para hacerla desaparecer, el otro para utilizarla, mientras ellos mismos, sus nobles y otros dirigentes bregan en un soterrado juego de dominio. La guerra entre los dos países y las alianzas con sus vecinos, las luchas internas y el juego político de los dirigentes y nobles de las cuatro naciones, el conflicto bélico, reflejan el conflicto que enfrenta a la Vida con la Muerte y que es, en definitiva, el centro de la novela: la inevitabilidad de la Muerte y su unión inextricable con la Vida, que las convierte en enemigas y, al mismo tiempo, en hermanas.
La elegida de la Muerte: Öiyya es una novela del género fantástico orientada al público adulto, sólida y bien construida, que va más allá de las convenciones del género siguiendo la estela de autores como George R. R. Martin, Brandon Sanderson, R. Scott Bakker, Andrzej Sapkowski o Javier Negrete. Su autora, Virginia Pérez de la Puente, es una periodista reconocida en medios locales, con trayectoria como narradora y varios premios en su haber. Nació en Madrid en 1977. Estudió Periodismo y en 2001 se trasladó a Mérida, donde ha desarrollado su carrera profesional, primero en Radio Nacional de España y más tarde en la Cadena SER. Empezó a escribir a los diez años, después de leer El Señor de los Anillos de J. R. R. Tolkien. Ha obtenido varios premios literarios por sus relatos de fantasía, los cuales han aparecido en diversas antologías de literatura fantástica. La elegida de la muerte: Öiyya es la primera de una serie de novelas ambientadas en el continente de Ridia, que a buen seguro deparará grandes momentos de lectura a los amantes del género.
Desafortunadamente para quienes vivimos en este lado del charco (o sea, en América), el libro no estará presente en las librerías físicas, pero es seguro que Amazon sí se encargará de venderlo, así que de todas formas podemos estar atentos a esta posibilidad. :) He leído varios relatos escritos por Virginia (mejor conocida en el mundo como Ninochtka) y son estupendos. Pienso que es un excelente indicio de lo que podríamos esperar de su novela. :)
Tercero, ya se puso en marcha un concurso en nuestro blog de (Per)Versiones Literarias, que consiste en adivinar qué cuento ha sido perversionado a partir de un pequeño fragmento que se ha colocado en el blog. El premio: un ejemplar gratuito de nuestra primera antología, (Per)Versiones Literarias: Cuentos Populares. Participar no cuesta nada :) Así que, ¡adelante!
Finalmente, y siguiendo con nuestros relatos perversionados, ¡ya tenemos portada para el segundo volumen: PerVersiones: Historia! Hela aquí:
¿No es estupenda? ¡Pues lo que vendrá en su interior estará a la altura! :)
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