31 de julio de 2014

Hoy 31 de julio...

... los espero en la presentación de Señora del tiempo en la Librería Internacional a las 6:30 p.m. =)
(Luego, a quienes no puedan ir, les contaré cómo nos fue)...

=)

21 de julio de 2014

Sobre las razones para escribir novelas

Y yo añadiría "para escribir cualquier obra de ficción, como cuentos, poesías o dramas", pero se entiende. ¿De qué estoy hablando? Pues, comento un artículo que había sido escrito por Javier Marías hace unos años y que recientemente apareció en su versión inglesa en The Independent: se llama Siete razones para no escribir novelas y una sola para escribirlas. Habla, con acento frustrado, del absurdo empeño del novelista en un mundo donde no se le aprecia ni del que recibe justificadas razones para seguir en su empeño, y que si sigue escribiendo es por la única razón que expone para hacerlo.

Las razones "negativas" son:
1. Hay demasiadas novelas y gente que las escribe.
2. (Unido a lo anterior) No tiene mérito escribir una novela, pues parece que todo el mundo lo hace.
3. No da dinero (solo una ínfima parte lo hace), pese al ingente trabajo detrás de su creación.
4. No da fama tampoco, y si la da, es momentánea, pequeñita. La fama se obtiene de maneras más sencillas.
5. Tampoco da la inmortalidad, que por otro lado, apenas existe.
6. Ni halaga la vanidad, porque el creador (o sea, el novelista), apenas se entera de la reacción que produce en sus lectores, si acaso la produce o tiene lectores.
7. Es un trabajo solitario y angustioso que aporta más sufrimientos y frustraciones que un éxtasis romántico.

¡Menuda lista! Él la desarrolla con su magnífica escritura y fluido estilo, de modo que no se le hace a uno difícil imaginar todas las situaciones, que por otro lado, dejan campo para reflexionar. Al menos, a mí me lo produjo.

Por ejemplo, "hay demasiadas novelas y gente que las escribe". Pues sí. Millones de títulos por año, librerías virtuales y físicas abarrotadas de novedades cada semana, cada mes. Millones de historias que prometen el cielo y la tierra, escritas por autores de todos los tamaños, colores y sabores. El universo de la oferta es abrumador, tanto, que produce la instantánea sensación de que no vale la pena ni siquiera el esfuerzo de plantearse una idea para una novela. ¿Para qué? ¿Cuáles son las posibilidades de que alguien se entere de su existencia, no digamos se maraville de ella?

Por otro lado, esto es así en todo. La verdad es que vivimos en un mundo abarrotado y lo hemos hecho desde siempre. Sí, sí, ya sé que ahora somos más de 7 mil millones, que nunca había habido tantos millones de libros y tantos millones de autores, y que bla, bla. Pero también, ojo, hay miles de millones de lectores. ¿Captan? Lo que sucede hoy en día no es más que un multiplicador de lo que ha sucedido siempre, pues nunca ha habido una época con un solo autor y una sola obra: siempre ha habido muchos literatos y muchos lectores/oyentes de literatura. Lo que ocurre hoy en día es el resultado de nuestra explosión demográfica, nada más. ¿Que nadie leerá mi novela? Es poco probable. Alguien lo hará, aunque sea para enterarse de qué va. Este desmayo que nos produce la multitud siempre existirá aunque queramos dedicarnos a la ebanistería: de pronto descubriremos que hay muchos ebanistas, muchas tiendas de muebles y mucha competencia.

Que no tiene mérito porque cualquier lo hace. En teoría, pues sí, cualquiera puede escribir una historia. Puede comenzar por un inicio, presentando personajes; continuar con un desarrollo, donde describe escenas y situaciones, dramas y otros eventos; y finalizar con un desenlace. En realidad, todos lo hacemos todos los días, solo que no las escribimos, aunque en la era de la Internet, de las redes sociales y de la mensajería telefónica, cuando todos nos hemos visto lanzados a escribirlo todo, no es de extrañar que hayan surgido novelistas hasta debajo de las piedras. ¡Es natural!

Sin embargo, eso no significa que veamos a todos esos novelistas con los mismos ojos. La ilusión de la igualdad no se aplica al talento, a la oportunidad o al carisma. Hay gente que destaca en algo en que no destaca otra gente. Siempre. Aunque todos podemos bailar y todos nos podemos inscribir en un concurso de baile, no todos ganamos premios. Igual sucede con los novelistas y esto también se ve todos los días: hay novelistas que destacan, por X o Y razón, y otros que no. Y cuentistas y poetas y actores y doctores y abogados y cantantes y programadores y científicos y... y... y... Así que pensar que no tiene mérito porque en un mundo superpoblado hay millones de novelistas es un poquito exagerado. Tiene mérito, claro que sí, pues, aunque todos en teoría podrían escribir una novela, la mayoría nunca llega a hacerlo.

El dinero, la fama y la inmortalidad no llegan a través de las novelas. Para la mayoría, no. Eso es un hecho. Pero tampoco lo consigue la mayoría de los médicos, ingenieros, agricultores, maestros y hasta los políticos. Dinero... hum... ya sabemos que se obtiene principalmente vía negocios o vía corrupción, digo, si hablamos de mucho dinero. Si hablamos de cantidades racionales que nos permitan vivir, pues se concede: escribir literatura no ha sido tradicionalmente un medio eficaz para ganarse la vida. Hay que acompañarlo de otras actividades, pero ¡qué caray!, eso se sigue haciendo. La mayoría de los pintores, músicos y cantantes, actores y novelistas se las apañan con actividades supletorias necesarias para pagar las facturas. No es un drama exclusivo de la literatura, sino que atañe a todas las artes, por la forma en que el mundo se ha estructurado. No tiene que durar para siempre, tampoco, pero así es de momento y con eso se vive.

En cuanto a la fama y la inmortalidad, pues ya es otra historia. La fama la tiene cualquiera que haga algo extraordinariamente hermoso o extraordinariamente estúpido. No sé si es algo que uno quiera tener, pero si es por la primera razón, es probable que un novelista no tenga una gran fama, pero sí una agradable que le permita tener un continuum con su labor. Y la inmortalidad... no podemos predecirlo. ¿Novelistas inmortales? Oh, claro que los hay. No lo fueron en su tiempo, pero lo son hoy en día y nada que argumentar.

Lo de la vanidad... Ja, depende del novelista. Los hay que por el solo hecho de haber escrito una novela no se aguantan ni a sí mismos. Y otros que nunca estarán satisfechos del reconocimiento que reciben. Pero en el medio, donde encontramos a los novelistas promedio, las personas normales, yo creo que sí hay un halago agradable a la vanidad bien entendida, cuando se enteran de que sus novelas han llegado a las manos de algún lector que las ha apreciado o las ha alabado. No podemos aspirar a tener ese reconocimiento instantáneo que tienen los músicos o los pintores porque nuestro arte no es "inmediato": debe ser asimilado a lo largo del tiempo, mientras el lector viaja por las páginas del mundo creado por el escritor y lo asume. Es preciso tener paciencia a este respecto. Si has hecho una labor decente, lo más probable es que tu vanidad, la que tiene todo el mundo cuando piensa en un trabajo que ama y le ha costado, se vea recompensada de alguna forma.

Finalmente, lo de la soledad del escritor y su angustia... pienso que en muchos casos, cuando hablamos de novelistas honestos, es más un acicate que un desaliento. De alguna forma, para quien ama realmente escribir novelas, saberse en medio de una lucha titánica por conquistar las cimas del arte literario resulta provocativo, morbosamente alentador. Sí, se siente la angustia. Sí, se siente el desaliento. Sí, se siente la frustración. ¡Ah! Pero cuando llega la conquista, el orgullo y la sensación de triunfo no te la quita nadie, nunca. ¿Es una razón para no escribir novelas? Hum... si eres un novelista falso, que quieres hacerte famoso y ganar mucho dinero con una novela, lo siento: te vas a desalentar. Pero si eres uno auténtico, no creo que esta sea una razón para no escribirla, sino más bien, para hacerlo.

Marías al final declara que la única razón para escribir novelas es porque al hacerlo, el novelista se permite la posibilidad de vivir la mayor parte de ese tiempo instalado en la ficción, en un mundo donde las posibilidades no acaban, en el reino donde todo es posible. Y creo que tiene razón. No importa realmente cuantos problemas tengas en tu vida, en tu trabajo, con tu familia, con tus amigos. No importa cuánto te falta para conseguir seguridad financiera o amorosa o X. No importa si tu mundo real es claro o es oscuro: en el mundo de tus ficciones todo es posible, todo está por conquistar y está al alcance de tu pluma. Solo eso vale la pena escribir novelas.

=) Sonrío y pienso que tiene razón. Pero quizá olvida algo más que está en todo novelista apasionado: No podemos dejar de hacerlo.

19 de julio de 2014

Invitación formal =)

No me negarán que la invitación para el lanzamiento está hermosa ;) Quienes puedan llegar, están cordialmente invitados. Quienes no, luego les aviso de otras. Y de todas formas, a partir de ese día, Señora del tiempo estará disponible. (En este momento está disponible para pre-compra, lo que no es poco decir).
Recuerden también que hay más información en Señora del tiempo y que pueden leer el prólogo en línea ;)


16 de julio de 2014

¡"Señora del tiempo" ya está aquí!

Las cosas buenas tardan, pero cuando llegan producen una mayor satisfacción. =) ¡Estoy en estado de éxtasis! Finalmente, después de dos años desde que proyecté la idea, Señora del tiempo está aquí: mi visión de futuro a 50 años plazo sobre un evento común y a la vez imprevisible, o sea, un terremoto de gran envergadura. Aquí cuelgo la portada y copio la sinopsis =)

Año 2062. Costa Rica. A cuarenta años del trágico terremoto que marcó su vida, Elena Rivera lucha por alcanzar un objetivo que parece imposible: pronosticar sismos con horas de anticipación de manera precisa. Para lograrlo necesita de un crucial encuentro con un ser especial, una persona capaz de medir el tiempo contenido en todas las cosas. Entretanto, en medio de un país gobernado por su absoluto sentido de la seguridad y su extrema confianza en una tecnología de avanzada, una catástrofe se avecina de forma inexorable: un potente terremoto, tan letal como aquel que acabó con la vida de su madre, y ahora amenaza la seguridad de millones de personas…

En un futuro que aguarda a la vuelta de unos pocos años, la trama de
Señora del tiempo transcurre entre el dominio de la alta tecnología y los resabios de antiguos saberes y oscuros prejuicios, contradicciones extrañas que todavía permean la sociedad costarricense del siglo XXI y que pueden ponerla a la vanguardia de la civilización o hacerla retroceder hacia el desastre.


¿Lanzamiento? El próximo 31 de julio a las 6:30 p.m. en Librería Internacional de Multiplaza Curridabat. ¿Ganas de que estén ahí? ¡Todas! ¡Están invitados!