23 de noviembre de 2010

"La realidad es más fantástica que la ficción"

Y así habló un joven escritor de mi país al expresar su descontento porque yo me inclinaba "en demasía" por desarrollar los géneros fantásticos antes que los realistas. Una frase bien hecha, aunque posiblemente no original, que resume algunos prejuicios muy extendidos en torno a la consideración de los géneros literarios por un lado, y de la literatura en general por el otro.

Vamos a ver... ¿cuál fue el origen de su sentencia? ¡Ajá! Él se preguntaba por qué yo "perdía el tiempo" con historias donde consideraba hechos probables de un futuro incierto, o donde seres fantasiosos e imposibles protagonizaban dramas improbables, habiendo tantos dramas reales que "deberían" ser contados y expuestos por nosotros los escritores. En otras palabras, en su frase se encuentra la noción de que el Realismo es el exponente máximo del Arte Literario y los géneros fantásticos no son más que un relleno infantil, apenas construido para entretener masas por un tiempo corto. Después de todo, como "la realidad es más fantástica que la ficción", debemos nutrirnos de la realidad misma para hacer nuestra ficción realmente fantástica.

Por supuesto, no opino lo mismo. Primero, porque no creo que el realismo sea superior al fantástico en ningún aspecto. Sólo parten de planteamientos diferentes, eso es todo. Y segundo, porque pienso que la ficción en general, sin importar si es "realista" o "fantástica", cumple la tarea a la inversa: vuelve fantástica la realidad. Por eso la literatura es un arte tan extendido, tan impactante, tan emocionante y tan popular.

Alguien me diría: la TV es popular, no la literatura. Y yo les contesto: ¿y de dónde creen ustedes que se nutrieron en primer lugar los programas de TV más exitosos? Sí, ya lo adivinaron: de la literatura. La literatura involucra a la poesía, al teatro, a la narrativa y a la ensayística. Podemos combinarlos todos y obtener increíbles obras. Podemos quedarnos en uno solo y proyectar nuestros pensamientos o nuestras ideas de miles de maneras posibles. El teatro se combinó con la música, ésta dio pie a la danza y el canto, y convirtió una experiencia visual en sonora y ambiental. Pero el texto teatral primero se elabora en la imaginación del dramaturgo, de ese autor que con su imaginación construye una historia. Esta historia es ficticia, aunque su base sea realista. Todos quienes la contemplen sabrán que es ficticia, aunque su base sea real. Y encantará a ese público, lo transportará a otro mundo (ficticio), a otro escenario, lo sacará de su cotidianeidad y lo hará viajar, aunque no se despegue de su asiento.

Lo mismo ocurre con la literatura escrita.

La realidad está allí, en nuestro entorno. No necesitamos más intermediarios que nuestros propios sentidos para palparla y (¿por qué no?) para sufrirla. Sabemos cuáles son en general los grandes y pequeños problemas de nuestro mundo, y somos conscientes de nuestras tribulaciones así como lo somos de nuestras alegrías. Tenemos noticia de otros que sufren o disfrutan igual y estamos muy enterados de gran cantidad de acontecimientos que se suceden a diario, sea por medio de la tecnología o por medio de nuestros propios contactos personales. ¿Será esa información veraz o no? ¿Quién sabe? También somos conscientes de nuestras propias mentiras y nuestras pequeñas exageraciones. ¿Por qué los otros no han de hacer lo mismo?

¿Esa realidad es fascinante, "fantástica"? Humm... no. Puede que seamos felices, puede que nos consideremos exitosos. Puede incluso que seamos conocidos o famosos o ricos o cualquier otro calificativo positivo que se les ocurra. Pero ¿fantástico? Humm... no. Si lo fuera, ¿para qué veríamos una serie en la TV o iríamos al cine a ver el último estreno romántico o de acción o de drama policial o de lo que sea? ¿Qué tiene el lenguaje artístico que vuelve fascinante esa realidad a la que estamos acostumbrados y de la que somos conscientes, queramos o no?

Pues el poder de la imaginación, que en términos literarios se transforma muchas veces en ficción. Los seres humanos no somos animales simples que con comer, dormir y reproducirnos tenemos suficiente. Además de guerrear y abarcar posesiones -lo cual también puede volverse monótono-, necesitamos espolear nuestra imaginación, siempre inquieta. Necesitamos sentirnos parte de algo más grande que nuestras simples cotidianeidades y necesitamos ser algo más que hormiguitas cumpliendo sus ciclos vitales. Sin embargo, no todos somos protagonistas de realidades fascinantes. Diría que una minoría muy exigua ha sido protagonista de algún gran evento. El resto debe contentarse con seguir el ciclo vital de su existencia. Pero eso deja por fuera el drama de satisfacer ese deseo profundo por vivencias extraordinarias. Lo único que queda es la imaginación y ahí encontramos la solución perfecta para dar satisfacción a dicha necesidad: la ficción.

La ficción es capaz de volver fantástica una realidad perfectamente cotidiana (enamorarse, por ejemplo, ¿quién no se enamora? ¡Es tan cotidiano ver parejas que se forman o se separan! Y sin embargo, ninguna les gana a las historias de amor que tanto enganchan a todos los públicos). Es capaz de hacer aún más subyugante una realidad de por sí extraordinaria -si no me creen, espérense a ver las filas de gente que querrá ver la película sobre el rescate de los 33 mineros chilenos, ¡como si no hubiéramos visto el rescate mismo en primera plana y a todo color!- Es capaz de potenciar todos nuestros sentidos, porque juega con nuestra mente y nuestra capacidad para imaginar y para soñar. Por eso amamos la ficción, por eso nos alimentamos de ella y por esa la nutrimos.

No, la realidad no es más fantástica que la ficción. Es de otra forma: es la ficción la que es capaz de volver fantástica la realidad, incluso en aquellas obras donde quizá no encontremos trazas de realidad o no nos lo parezca, como en los géneros fantásticos, incluyendo desde la epopeya homérica hasta los modernos escritos de ciencia ficción. Y somos los autores quienes llevamos la responsabilidad de cumplir ese acto de magia que transforma una historia simple y cotidiana en un trepidante misterio o un romance singular. Quienes debemos seguir nutriendo a nuestra sociedad de más ficción y de más ganas de soñar...

12 de noviembre de 2010

¿Qué nos motiva?

Navegando un poco por la red, en la que descubrí que había otorgado a una planta propiedades opuestas a las reales -es una larga historia-, di con uno de los tantos sitios de la editorial Planeta en la que se comentaba la aparición de un best seller en edición en castellano. El libro en cuestión se llama La sorprendente verdad de qué nos motiva y es del autor norteamericano David H. Pink. No lo conocía, pero me llamó la atención el tema y dediqué unos minutos a la lectura del artículo que apareció en el blog de editores en torno a este lanzamiento.

No sé si el libro merece la pena o no, pero he de admitir que el tema me pareció muy interesante. De hecho explica en gran parte por qué nosotros los autores creativos insistimos en escribir cuando todo parece tan diseñado en nuestra contra: dificultades de publicación, dificultades de difusión, dificultades de venta, de competencia, de crisis económicas cíclicas que afectan el sector editorial y con más fuerza a los menos consagrados, en fin... ustedes saben, una historia de nunca acabar. Y sin embargo, a pesar de todo esto, seguimos escribiendo, seguimos soñando, seguimos... simplemente, seguimos.

El libro, según el artículo mencionado, desmitifica aquella máxima de que la gente trabaja duro cuando se le ofrece un incentivo (normalmente ecónomico). De acuerdo con lo expuesto por Pink, y basándose en numerosos estudios, esta máxima sólo es cierta en presencia de trabajos repetitivos y mecánicos, donde la promesa de una recompensa económica sí estimula la producción. En cambio, en aquellos trabajos que requieren un alto grado de creatividad e iniciativa personal, cuanto mayor es la recompensa económica, menor es la productividad. De alguna manera, si le ofreces a una persona un incentivo para que termine cuanto antes y mejor un trabajo esencialmente creativo, la persona tiende a fallar, a bloquearse, a producir menos. Se obnubila con la recompensa y pierde creatividad (yo pienso que se estresa). De acuerdo entonces con esta exposición, la verdadera motivación que hace a los trabajadores creativos a producir más y mejor se encuentra en el trabajo mismo y en ellos mismos. Si el trabajo que realizan es autonómico (es decir, propio), si pueden alcanzar un aporte significativo al entorno social que va más allá de su mera realización personal, si pueden marcar una diferencia... producen más y mejor. Se supone, claro, que el factor económico no es un factor: esto es, el trabajador en cuestión tiene cubiertas sus necesidades básicas.

¿Tendrá razón?

Pues yo creo que sí, al menos en cuanto a los autores creativos. Es claro que todos nosotros nos sentimos encantados con la idea de que nuestros libros se vendan. Sin embargo, si prestamos atención, podemos advertir que en la mayoría de los casos no es un hecho que nos agrade por el dinero en sí mismo considerado, sino por lo que estas ventas en realidad representan: quienes compraron el libro probablemente lo leerán, y que lo lean es lo que nos mueve a publicarlo. Si no quisiéramos que nadie más leyera nuestros escritos, no los publicaríamos, ¿cierto? Los dejaríamos en el refugio siempre seguro de nuestros cajones o nuestros discos duros. Pero la gracia de la escritura creativa está, en gran parte, en contar una historia o construir un poema que otros van a leer, van a apreciar, y quizá, van a sentirse impactados, en algún grado, por ello.

Entonces... ¿qué mueve a un escritor creativo a realizar su trabajo, no siempre reconocido con justicia? Pues el sueño de poder aportar algo significativo al entorno social, más allá de nuestra realización personal, que sea importante, que sea poderoso en algún nivel -emocional, intelectual, social-, un algo por el que sintamos que agregamos valor al conjunto. No es, entonces, el simple incentivo económico (que dicho sea de paso, en la mayoría de los casos ni siquiera se ve a la vista) el que nos motiva a insistir en esta ardua labor, sino esa motivación intrínseca tan sabiamente observada por los investigadores del comportamiento humano hace tiempo.

Un chico, en una discusión que mantuvimos sobre la literatura y el impacto supuestamente negativo que él le ve a los best sellers, me aseguraba que con la venta de productos de consumo masivo como esos libros "fáciles" y pre-fabricados por las editoriales, se "prostituía" y se "mataba" a la "verdadera" literatura, y que ésta morirá dentro de unos años por "culpa" de eso. Yo pensé que no era así: ni la literatura está muriendo ni morirá. Y, a la vista de lo que en realidad mueve a los escritores creativos a seguir soñando a través de las letras, pues... me reafirmo en mi convicción.

Con una motivación tan poderosa, la literatura tiene su vida asegurada hasta que la humanidad misma deje ser humanidad. :)

1 de noviembre de 2010

Más novedades fantásticas

Mientras en mi terruño nos preparamos para el lanzamiento de una nueva antología de ciencia ficción, pronta a presentarse, en España mis colegas no descansan y ya tenemos en el mercado o en perspectiva numerosas novedades sumamente tentadoras.

Comienzo por casa. El próximo 8 de diciembre presentamos en el Centro Cultural Costarricense Norteamericano la antología Poe: Siglo XXI, integrada por ocho relatos que hacen homenaje al gran escritor Edgar Allan Poe a través de la adaptación de algunos de sus relatos o la puesta en escena de algunas de sus ideas, en clave de ciencia ficción. No es una fórmula nueva ni extraordinaria realizar adaptaciones de este estilo, pero resulta refrescante para nosotros como escritores y para los lectores de géneros fantásticos (y no-fantásticos) revisitar a un autor tan magnífico y mirarlo a través de otro lente, abriendo nuevos caminos y nuevas imaginaciones, casi tan extrañas como las surgidas de su propio cerebro. No se pierdan esta novedad, estoy segura de que les va a encantar. :)

Seguimos ahora en España.

Ya está a la venta los nuevos hijos de escritores españoles cuya labor he seguido de cerca y cuyos blogs resultan siempre tan interesantes, por la gran cantidad de ideas que destilan y comentan en torno al mundo editorial, a los libros del género fantástico y a veces, de la vida en general. Se trata de los escritores David Mateo, J.E. Álamo y Sergio Mars, ya veteranos artífices de las letras fantásticas. David Mateo nos trae una interesantísima historia de fantasía histórica, quizá suspenso, y un buen toque de maravilla llamada Heredero de la Alquimia (Ediciones Ilarion, 2010). Es la oportunidad de sumergirse en los tiempos en que aún existía Babilonia y Egipto era una realidad impresionante. Por otra parte, J.E. Álamo nos trae una historia trepidante de terror y misterio en un pueblo azotado por la mano inclemente de un asesino aterrador, en Penitencia (Grupo AJEC, 2010). Y finalmente, Sergio Mars llegó a este último cuarto del año con dos hijos literarios bajo el brazo: uno de terror, El precio del Barquero (Saco de Huesos, 2010), y otro de ciencia ficción, La mirada de Pegaso (Grupo AJEC, 2010). Ambos son colecciones de relatos y/o novelas cortas que conociendo la pluma de Mars estarán más que interesantes, estupendas. :)
En otra vertiente, tenemos novedades estupendas con otros dos colegas escritores, también españoles, uno con una reedición en formato electrónico y otra con su primera novela publicada y con grandes perspectivas. El primero es Francisco Illán Vivas, poeta y escritor, ensayista y reseñista, que nos trae una reedición en formato electrónico de La Maldición (volumen I de la saga La Cólera de Nébulos). Este libro es magnífico, y me consta, pues lo leí en su primera edición, hace cuatro años y hasta colgué una reseña aquí, si les interesa conocer mi opinión. Cuenta con una segunda parte, llamada El Rey de las Esfinges (Loto XII Ed., 2008). Francisco espera tener La Maldición de vuelta en papel el año próximo.

Con respecto a Susana Eevee, se la puede conocer de primera mano a través de varios de sus relatos, uno de los cuales se encuentra ya en (Per)Versiones: Cuentos Populares ("Goldilocks y los osos montañeses y zombies"), tomo que se consigue en impresión física y en formato electrónico (este último gratuito). Pues bien, ella ahora se nos presenta en solitario con una novela de fantasía tremendamente prometedora que sale a la venta (en España) el próximo 15 de noviembre. Se llama Dos Coronas (Grupo AJEC, 2010) y aquí les pongo la ficha:

Diseño de Portada: CalderonStudio
Precio: 18.95 €
Tamaño: 22x15
Páginas: 416

Es tiempo de guerra. Siempre lo fue.

Durante siglos las dos Coronas se han enfrentado en un pulso de violencia y ambición. Los odios ancestrales se heredan batalla tras batalla.

Soota es un joven de espíritu rebelde y temerario. La pérdida de los recuerdos de su infancia ha forjado un corazón duro que lo ayuda a sobrevivir a las intrigas de una sociedad cruenta y convulsa. Es el mejor asesino que se ha adiestrado en la corte, y en él no hay cansancio, ni remordimiento ni dolor.

Su pasado, construido con mentiras, se derrumba el día que descubre que por sus venas corre la sangre de la casta real del enemigo. Comienza entonces para él un largo viaje hacia el honor, la lealtad y la compasión.

En medio del juego letal que disputan los dos reinos, Soota combatirá en una devastadora ofensiva. Pero, sobre todo, luchará por alcanzar su destino, la ansiada paz, la esperanza de recuperar lo perdido y redimir, así, su alma.

«Dos Coronas recupera el espíritu de la fantasía en toda su genuina grandeza. Una novela donde el puro sentido de la aventura te arranca del mundo real y te mete de lleno en otro, mágico, épico, increíble, del que no querrás salir.» José Miguel Vilar-Bou, autor de Los Navegantes y Alarido de Dios

En cuanto tengan la oportunidad, no duden en ponerles las manos encima. :)