28 de abril de 2012

De novatos y veteranos

Esta mañana me tropecé con esta frase tan certera "the expert at anything was once a beginner" (el experto fue alguna vez un principiante), cuya autoría aparentemente pertenece a la actriz estadounidense Helen Hayes, la cual acumuló premios y reconocimientos a lo largo de una extensísima carrera y murió a los 92 años hace casi unos veinte años. Y me hizo pensar en diversas conversaciones y discusiones que se repiten a diario en diferentes redes sociales y foros de literatura y de autores, y que suelen girar alrededor de la labor del escritor y su profesionalización, entendida esta como la llegada a una auténtica experiencia en el arte de escribir.

Lo primero que pensé fue que muchos veteranos se olvidan de esa verdad tan obvia. Miran por encima del hombro a los novatos y los desprecian sin más fundamento que el de su inexperiencia, como si ellos hubiesen nacido ya con todas sus habilidades en pleno desarrollo. ¿Han olvidado acaso que alguna vez fueron novatos? Parece que sí y en cuanto más leo sus opiniones referidas a las obras de los autores incipientes, más me asombra su falta de empatía y su poca humildad. Nadie nace aprendido, dice un viejo refrán popular, que es más o menos lo mismo que un parafraseo de la cita de Hayes. Ni nace aprendido ni tiene la obligación de saber de antemano cuáles son los misterios de cualquier disciplina humana. Para eso existen los instructores y los maestros, cierto, pero en las artes no se depende solo de la instrucción técnica sino también de un ejercicio constante de la actividad en cuestión para alcanzar los territorios de la veteranía. Y si los que se inician en el camino de un arte no cuentan con espacios para ejercer su pasión, mal pueden llegar a ser veteranos. Por tanto, antes de despreciar de antemano la labor de un novato, es de sugerir a muchos expertos que se comporten un poco como maestros y no como simples criticones, para hacerle llegar algo de lo mucho que sabe y lo mucho que aún tiene que aprender.

Esto último no significa que tenga que alabar la labor incipiente de los novatos solo para darles ánimos, en especial si está hecha con deficiencias, pues tampoco les haría un favor y más bien degradaría su arte.

En otras palabras, por ser novato, no te creas que tienes el derecho de ser consentido.

Y aquí vengo con la otra parte de mi reflexión: muchos novatos creen, de verdad, que "nacieron aprendidos". Están tan seguros de que son genios y de que sus obras iniciales son auténticas maravillas, que no aceptan una sola crítica ni un solo cuestionamiento sobre su obra. Se refugian en pensamientos cliché como "esta es mi novela y soy el dueño de su trama y sus personajes" o "nadie debe ser obstáculo para conseguir mi sueño", y otras tonterías por el estilo, con tal de no aceptar que deben revisar y corregir sus escritos y ejercitarse más antes de considerarse "expertos". Y hoy en día, con la enorme participación democrática de Internet, donde cualquiera puede escribir lo que se le antoje (como yo en este momento), podemos advertir la proliferación de multitud de obras "maestras" pululando por la red, al punto de que ya no sabe uno ni a dónde volver a ver. ¿De verdad creen que con "expresar" lo más profundo de los "sentimientos" están reconstruyendo la Poesía? ¿O realmente están convencidos que su trágica historia de policías envueltos en corrupción ciudadana es la novela mejor escrita de los últimos tiempos y que si no recibe el Nobel de Literatura es por puro obstruccionismo del capitalismo salvaje de las editoriales establecidas? ¡Por favor!

Todo experto fue aprendiz alguna vez es un pensamiento con doble cara. Para los veteranos, es un recordatorio de que su arte no le fue dado por gracia divina ni por herencia genética, sino que es el producto de un largo proceso de aprendizaje y práctica y que nunca comenzaron por ser geniales. Para los novatos, es una advertencia seria de que su trabajo apenas comienza, de que si se equivocan es natural pero  puede y debe ser corregido y de que si alguien con más experiencia les hace observaciones, no es un afán por arruinar su arte sino más bien por refinarlo, que no deben tomarse las críticas y los rechazos como bofetadas o humillaciones sino como oportunidades para aprender y mejorar.

Alguien le preguntaba al autor Patrick Rothfuss cuál era el peor error que un novato puede cometer al iniciar su carrera como escritor. Rothfuss respondió con un simpático y muy ilustrativo mensaje en su blog, pero yo creo que aún antes de pensar en ese tipo de errores técnicos, de los cuales es muy útil saber y que vale la pena comentar, el peor error que un novato puede cometer es creer que no tiene nada que aprender y que sabe mejor que nadie cómo ejercer su arte.

23 de abril de 2012

La paradoja de necesitar una celebración

Ayer fue el Día de la Tierra y hoy es el Día del Libro. Parece una unión macabra desde la perspectiva de muchos por ahí, puesto que los libros supuestamente consumen árboles, aunque la ironía es solo aparente y la existencia de ambos días de celebración es tan solo una necesidad a veces mal comprendida y muchas veces, sí, tristemente real.

Lo de la "ironía" con respecto al Día de la Tierra solo puedo decir dos cosas: una, existe el reciclaje de papel desde hace mucho, mucho tiempo y ya se sabe que se pueden plantar cierto tipo de árboles para la industria papelera sin necesidad de tocar los pocos bosques primarios existentes. Además, la contaminación producida por una fábrica de papel ya debería ser tema del pasado, pues existen diversos métodos tecnológicos que la reducirían dramáticamente si los fabricantes se pusieran a ello. En otras palabras, la destrucción de los árboles no es culpa de los libros, por favor. La destrucción de los árboles es culpa de la inconsciencia de los industriales, de los madereros y de los fabricantes de artículos diversos incluyendo el papel. ¿Que deberíamos pasarnos todos a los libros electrónicos para salvar los árboles? Humm... depende de un factor importante: ¿está la industria minera atenta a los problemas ambientales y cambiando sus métodos para salvaguardar el planeta? Recuerden que los lectores electrónicos y todos los aparatitos de alta tecnología desde la computadora en la que escribo y el teléfono celular que tengo al lado hasta variedad de tabletas y otros dispositivos existen gracias a la incorporación de ciertos minerales básicos extraídos de enormes canteras alrededor del mundo que deberían estar ya cumpliendo normas de conciencia ambiental. Así que no se apresuren a condenar a los libros de papel en favor de los electrónicos por el tema ambiental. No les concierne, en realidad. Es a las industrias que mueven los materiales de soporte donde se encuentran las personas que deberían ser vigiladas, monitoreadas y concientizadas.

¿Necesidad triste y real? Sí, que tengamos que tener un bendito Día del Libro para hablar y hablar hasta el cansancio sobre la "necesidad" de que "nuestros" jóvenes y niños lean, de la importancia del libro, sobre las bondades del libro, y blah, blah, blah. Digo que es triste, porque pasadas estas 24 horas ya nadie se acuerda del asunto y todos regresan a interesarse más por el partido de fútbol o del deporte favorito, por las politiquerillas que no llevan rumbo y por las noticias de la farándula más vacías. No digo que no tengamos derecho a apoyar a un equipo y a seguir su desempeño o a entretenernos por las vidillas de los "famosos", pero sí creo que esta "conciencia" por el libro y la lectura debería ser más honesta, más auténtica.

Hablo en el desierto, lo sé. Solo me anima cierto optimismo cuando veo que en realidad el número de lectores asiduos no ha decrecido en términos porcentuales con respecto al pasado, que se siguen publicando obras de todo tipo y que siguen apareciendo voces nuevas en el espectro de la escritura, tanto la creativa como la técnica o la documental.

¿Qué es lo mejor que cualquiera puede hacer por el libro como objeto simbólico de cultura, de educación, de arte y de engrandecimiento humano? Yo creo que lo mejor que podría hacer cualquiera es... leer. Eso es todo. Leer. Y hacerlo de manera continua. ¡Y dejar de sermonear a los niños y adolescentes que no leen si el adulto no lee tampoco! Que los niños y los adolescentes siguen los ejemplos de los mayores de manera inevitable y que poco podemos esperar que ellos lean si nosotros, los adultos, creemos que leer es solo para niños, idea por demás absurda.

¿Quiere celebrar el Día del Libro? ¡Lea! Pero no solo hoy, lea siempre, todos los días, un poquito cada día, como si fuese su rutina para empezar el día, para terminarlo, para acompañarse durante la fila del banco o mientras espera que lo atiendan en la oficina pública a la que inevitablemente tuvo que acudir. Lea. Pero no se contente con las revistas del corazón o la que publican para hombres. Tampoco se restrinja al periódico, que más lo puede desinformar que preparar para el mundo. Lea libros, del tema que prefiera, del que le inspire ideas, o del que le despierte reflexiones, o simplemente, del que lo entretenga y lo haga feliz por algunos minutos.

Lea. Así se celebra un día del libro por cada día del año.

8 de abril de 2012

De vuelta al texto (escrito)

No sé si les ha llamado la atención, pero a mí sí, el hecho de que ahora todo el mundo escribe. No digo que todo el mundo sea escritor ni que todo el mundo lo haga bien, tan solo digo que todos escriben. Todo el día, en diferentes soportes, de diferentes maneras, a diferentes destinatarios, a veces sin uno precisado, pero todos escriben.

¿No es interesante que después de tantos esfuerzos y tecnología para hacer que la gente pudiera hablarse cara a cara y de manera instantánea, lo verdaderamente moderno sea escribir? Es como si fuese la última reivindicación de la Escritura. Tenemos teléfonos celulares ultra modernos, llamados "inteligentes", que son capaces de conectarnos con medio universo, y los usamos... para "textear" o "mensajear", o sea, para escribir mensajes o pequeños textos. Tenemos un medio ultra masivo de comunicación mundial llamado Internet y lo usamos para... escribir mensajes, algunos largos, otros cortos, pero escritos. ¿Los foros? De escritura. ¿Las redes sociales? De escritura. Escribimos en Twitter, en Facebook, en Google+, en LinkedIn, y en cuanta red social se nos ocurra, escribimos.

Escribimos en blogs personales, escribimos en los blogs de los otros, construimos conversaciones enteras por medio del chat... escritas. Y muchos de los que trabajamos con Internet también escribimos infinito número de correos electrónicos día a día, en todas direcciones y a todo tipo de destinatario. Hoy, quien no sepa leer y escribir, se pierde casi toda la información, desde la que le es necesaria hasta la que es superflua.

Y no contentos con escribir en nuestro idioma, también nos atrevemos a escribir en otros idiomas, empezando por el inglés y siguiendo por todos los que ustedes prefieran.

¿Alguien temió alguna vez que la escritura sería superada por la comunicación oral e instantánea y que todos en el siglo XXI hablaríamos sin parar a larga distancia y olvidaríamos las viejas formas de comunicación heredadas por los antiguos? Pues andaba errado. La escritura ha alcanzado niveles nunca antes vistos de masificación, lo que ha vuelto el alfabetismo más importante que nunca. De hecho, tan es así, que hasta las novelas juveniles se están escribiendo en teléfonos hoy en día.

Todo el mundo escribe. De todo y sobre todo, a todos y al Todo. Y después nos preguntamos por qué hay tantas faltas ortográficas: ¡con tanta gente escribiendo, por fuerza tendrían que salir aquí y allá!