23 de enero de 2010

Ideas varias sobre el libro electrónico

He estado leyendo en foros aquí, en blogs allá, multitud de opiniones, preocupaciones y especulaciones sobre lo que nos depara el futuro editorial, ante el embate inevitable del libro electrónico y sus consecuencias. En algunos casos, las opiniones caen al nivel de lo apocalíptico: nos hallamos ante el ineludible cataclismo de las letras. El libro desaparacerá, porque desaparecerán los lectores serios, porque las editoriales también desaparecerán, y sólo quedará un universo informe y caótico de escritos esparcidos por la red, sin depuración ni acierto. (¡!) -Si no me creen, para muestra un botón: ¡Mueran los "heditores"!

En otros casos, la visión cae en el extremo contrario: el libro electrónico es nuestro salvador. Liberará la creatividad y la expresión artística de las cadenas de los emporios mercantilistas (sean las editoriales, sean las distribuidoras, o sean incluso los gobiernos con sus ministerios de cultura) y por fin los lectores tendremos acceso irrestricto a la creatividad humana en su máxima expresión, mientras los escritores podrán finalmente liberar los cauces de su expresividad sin tener que someterse a los dictados tiránicos de los editores ni a los caprichos del mercado, que convierte en "best-sellers" a algunos cuantos libros "basura" mientras la "verdadera" literatura permanece en las sombras. (¡!)

Yo soy de una visión mucha más humilde, debo decir. No consigo sentirme a gusto con el postulado apocalíptico ni tampoco con el mesiánico. De verdad. Cada quien tiene derecho a tener su punto de vista, claro está, y en mi caso, aunque puedo comprender temores y entusiasmos, me parece más realista un camino moderado tanto en un sentido como en el otro.

El libro electrónico ya llegó y no se irá, eso es un hecho. Presenta algunas ventajas con respecto al libro impreso: su descarga es inmediata, puede ser transportado en dispositivos diminutos, con los nuevos lectores electrónicos puede ser leído cómodamente en cualquier lugar, y no se deteriora con el tiempo (a menos que el soporte tecnológico en sí se estropee). Gracias a Internet, un libro electrónico puede ser puesto a disposición del mundo entero con sólo un "click". Según las nuevas facilidades de los lectores electrónicos, puedes consultar un diccionario o buscar una página o una palabra específica con sólo apretar un botón. En cambio, el libro impreso puede ser incómodo por su peso y su tamaño, ha de encontrársele sólo en las librerías que lo vendan si es que no ha sido descatalogado, y se deteriora con el tiempo.

Pero... bueno, el libro impreso mantiene siempre algunas ventajas. En primer lugar, no necesita baterías ni recarga. Ah, eso puede ser muy importante, pues aunque un lector electrónico posea baterías de larga duración, al final habrá que recargarlo. Con el papel, no hay ese inconveniente. Otro factor positivo es que es hermoso: las ilustraciones de las portadas, la sensación de pasar la página, de saberse "desconectado" del mundo -sensación inapreciable que no posees con un dispositivo que se conecta a Internet-... sensaciones imposibles con el electrónico. De hecho, un libro de edición de lujo con tapa dura e ilustraciones especiales es un bien para atesorar. No pasa lo mismo con un dispositivo electrónico ni con un archivo. Otra ventaja que posee es que si pierdes un libro, sólo pierdes ese. Si pierdes tu lector electrónico o si se estropea, ¡puedes haber perdido toda la biblioteca! Como para ponerse a llorar.

Dado esto, no parece que haya motivos para desear que uno u otra desaparezcan. ¿Pueden convivir? ¿Lo harán? No puedo saberlo. De momento, sin embargo, es poco probable que los libros impresos desaparezcan, pues los electrónicos son aún muy nuevos y no todo el mundo está en disposición de soltar doscientos dólares o más para comprar un lector electrónico. Leer en la computadora sigue siendo incómodo, después de todo. Pero se han disparado los temores por la amenaza que representa a la industria.

Los libros electrónicos son fácilmente "pirateables". Como las editoriales están lanzando versiones electrónicas a precios abusivos, muchos temen que esto esté estimulando la piratería. No digo que no. De momento, un libro impreso puede ser caro con razones justificadas: los costos de fabricación (maquetación, corrección, etc.), de distribución, etc. elevan los precios. Pero eliminados esos costos, como ocurre en un libro electrónico, los lectores no encontramos justificable pagar casi lo mismo. Si alguien encuentra un libro electrónico en 20 dólares, por ejemplo, y pirateado le sale gratuito, lo más probable es que lo piratee. La situación es oscura, por tanto, lo lógico es que la editorial baje el precio de tal manera que vuelva poco atractiva la descarga ilegal. Así, si un libro impreso vale cerca de 20 dólares y su versión electrónica sólo cuesta 3 o 4 dólares, son pocos los que se inclinarán por buscar la versión pirateada con los riesgos que implica.

Otro temor es qué pasará con las librerías. ¿Desaparecerán? Esto haría inaccesible el libro impreso. Si no hay mercado amplio para el libro impreso, ¿se disparará su precio?

Creo que la situación seguirá en incertidumbre por algún tiempo. Aún el libro impreso domina el panorama editorial y aún es pronto para pronosticar la prevalencia del libro electrónico. Sin embargo, creo que se puede ir pensando en soluciones creativas para evitar problemas mayores después. Se puede estimular la compra de libros impresos si éstos vienen con extras (¿qué tal el descargable de forma gratuita como adicional? Es una idea que me sugirió mi esposo hace algún tiempo y me parece muy interesante). Se puede primero sacar la versión de tapa dura con archivos gratuitos y con otros regalos. Luego, la edición de bolsillo vendría con un descuento importante. Se puede otorgar puntos acumulativos a aquellos que compren el libro electrónico en la tienda de la editorial -o alguna que ésta designe- que les hará ganar una edición impresa de algún libro que ellos deseen. Se puede acompañar la versión impresa con un paquete que contenga entrevista con el autor, páginas o capítulos retirados por decisión editorial, acceso gratuito a la versión descargable y hasta ilustraciones adicionales. A la gente le gusta que le hagan regalos y con muchos estímulos, se conserva un bien y se le gana el pulso a la piratería.

Siempre habrá quien robe. No importa cuánto bajes el precio de un artículo, siempre habrá quien no quiera pagar un centavo por él. Pero son los menos. La mayoría de nosotros nos inclinamos por lo legal, porque es lo más sencillo y lo más seguro. Si además de ser legal, es beneficioso, el negocio es redondo.

Ni visión apocalíptica ni la venida del Mesías literario: pienso que con ideas y ganas de seguir trabajando, se puede sacar provecho del libro electrónico sin detrimento mayor de nuestro preciado libro impreso. Ya veremos ;)

20 de enero de 2010

Entrevistada

Pues tengo una nota de autopromoción que hacer: el joven Joaquín Pérez Iturralde acaba de hacerme una entrevista personal bastante exhaustiva que quizá les interese. No es común que yo sea sujeto de entrevistas, dada mi condición más o menos desconocida (¡ji!), y esta me resultó muy agradable. Además, el blog de Joaquín está muy bien diseñado y creo que ofrece una perspectiva sobre la actividad literaria muy dinámica. :)

Aquí está la entrevista: Entrevista con Laura Quijano

:)

17 de enero de 2010

Formándose para ser escritor

Hace unos días leí en una entrevista que le hicieron a un autor una pregunta relacionada con su formación previa a la escritura profesional. El autor en cuestión (Patrick Rothfuss) pasó mucho tiempo en la universidad, saltando de un lado hacia el otro, hasta graduarse en Literatura Inglesa, materia que terminó impartiendo también en la universidad, pero no se arrepentía de los muchos años que pasó reuniendo conocimientos diversos (incluyendo la química -¡nada más alejado de lo que se asocia con la literatura!-), pues a la postre le sirvieron como base para su escritura.

¿Tiene razón?... ¿Y por qué no? ¿Qué se necesita saber para ser escritor creativo? (No hablamos de ensayistas ni articulistas que se dedican a la divulgación de conocimientos específicos en áreas definidas. Ellos, necesariamente, deberán saber bien de lo que están hablando). Suele ser una pregunta recurrente en algunos foros: ¿Qué debo estudiar para ser escritor? Y las respuestas no pueden ser más variadas.

Ser escritor no es como ser médico o ser abogado. En realidad, un escritor debe tener primero la inclinación natural a la expresión mediante la palabra, sea en su vertiente poética más subjetiva o sea en su vertiente narradora. Eso se tiene, o no. Si no te interesa contar historias o no te interesa cantarle a la luna, olvídate. No serás escritor creativo. Pero eso ya lo sabíamos, no es nada nuevo. La pregunta surge cuando ya sabemos que tenemos la inclinación pero queremos llevarla a cabo de forma profesional. Ser escritores por vocación y profesión. Muy bien: ¿cómo nos formamos?

Los escritores suelen escribir de todo. Si hablamos de los novelistas o cuentistas, por ejemplo, pensemos que deambulan por toda suerte de géneros variados que tratan temas variadísimos: desde política social hasta psicología clínica, desde economía hasta romance, desde historia hasta futurología. Las posibilidades para contar historias son casi infinitas y todas tocan áreas muy diferentes del conocimiento humano. ¿Significa eso que si queremos ser escritores debemos primero formarnos en las áreas sobre las que pensamos escribir? ¡Vaya! ¿Y si quiero escribir sobre una sociedad primitiva que vivió hace unos cinco mil años debo hacerme primero antropóloga y arqueóloga para poder escribir el libro? Y digamos que lo hicimos, pero nuestra siguiente historia nos sitúa en el presente, en la oficina de una corporación internacional de comercio de diamantes donde se sucede un asesinato. ¡Tendría que estudiar economía internacional, estudiar el mercado de los diamantes y además hacerme policía y médico forense para poder escribir una historia que quizá no me lleve más allá de unas 300 páginas! ¿No suena demente?

A mí me lo parece. En un foro en que se planteó esta misma pregunta, alguien dijo con total seguridad que la carrera que todo aspirante a escritor debía seguir era Filología Española, precisamente porque trataba profundamente del idioma español y de las tendencias literarias. Desde que los filólogos son expertos en los vericuetos del idioma, pues sí resulta una recomendación atinada, pues si algún conocimiento importante ha de tener un escritor es su dominio lingüístico y la filología lo forma y lo hace madurar. Sin embargo, no es indispensable. Todo buen lector, que sea persona educada en humanidades -o al menos con una afición razonable por ellas-, aunque no sea filóloga, tendrá un aceptable manejo del idioma. Eso significa que si el aspirante a escritor escogió otra carrera no deberá salir corriendo a registrarse en la Escuela de Letras.

¿Y qué podemos decir que aquellos que deseen escribir ciencia ficción? ¿Necesitan un diploma en un área científica para lograrlo? Pues... no lo creo tampoco. Llevar largos estudios de química o de física espacial no te convertirá en un mejor escritor. Tal vez en un buen científico, pero no necesariamente en un escritor. Y no digo que no haya buenos científicos que también resultaron ser buenos escritores, pues por supuesto los hay (Isaac Asimov o Arthur C. Clarke fueron buenos ejemplos, aunque nunca destacaron por su especial escritura). Lo que digo es que no resulta ser un requisito indispensable para serlo.

¿Entonces...?

En general, pienso que un buen escritor ha de ser principalmente un buen lector, alguien interesado en conocer del mundo y sus maravillas (o sus desgracias) y conocerlo bien. Un escritor se forma al paso del tiempo, con cada lectura, con cada análisis, con cada reflexión. Entonces, si se tiene la profunda aspiración de ser escritor, los estudios que mejor puede seguir son aquellos que más le llamen la atención: ¿te interesa profundamente la política? Pues sigue esa ruta. ¿La economía, la química? Adéntrate en esos rincones, y pronto te darás cuenta que irás usando esos conocimientos en lo que escribas. Pero por sobre todo, lee, fue lo que caracterizó a muchos de los grandes escritores de la literatura universal. Si te acostumbras a leer y a saber retener la información contenida en los libros, cuando necesites documentación para escribir una historia, no te será difícil hacer lo que siempre habrás hecho: leer. Y podrás escribir tu libro, con tremenda seguridad. ;)

(P.D. No hay que olvidar que el conocimiento básico del escritor es saber escribir. Si no puedes inscribirte en un taller, estudia las reglas gramaticales y las técnicas de escritura por tu cuenta, o lleva los cursos relacionados de la facultad de letras. Al ser conocimientos técnicos, la mejor manera de desarrollarlos es practicando con constancia).

9 de enero de 2010

Iniciando el año

Bueno, pues, finalmente estoy aquí en el 2010. Tuve un comienzo de año algo ocupado en mi trabajo regular y apenas he podido visitar algunas páginas de interés, pero ya puedo inaugurar con propiedad mis entradas para el inicio de un año más (y de una década, de paso).

¿Proyectos para 2010? ¡Púf! Pues sí, claro. Casi podemos hablar de los famosos "propósitos de año nuevo", pero prefiero fijarlos como deseos proyectados. No sea que por algún motivo u otro no pueda "cumplirlos" ;) , lo cual siempre deja ese sentimiento de frustración nada recomendable para proseguir una carrera tan difícil como la escritura creativa. Así que aquí vamos:

-Primero, y parece que es urgente: cirugía a mi sitio. ¿Por qué? Pues porque ya el formato dura poco más de dos años y creo que se ha desactualizado con respecto a mi situación actual. Además, voy a tener problemas con el sistema de comentarios y tengo que cambiarlo (esas fueron malas noticias de año nuevo). Así que no se extrañen si de pronto aparece un lauraquijano.com renovado...

-Segundo, terminar la revisión de la tercera parte de mi trilogía A través del Portal. Pretendo publicarla hacia marzo de este año, pero dependerá de cuánta tijera tenga que meterle y si me siento satisfecha con el resultado. Sin embargo, veo este como un proyecto ya garantizado, que me hará muy feliz, y que completará un ciclo con una historia antigua para mí como es la del Portal. Por supuesto, mi propósito final es que sea del agrado de los lectores que la han seguido.

-Tercero, continuar con la novela nueva en la que estoy trabajando ahora. Es una historia muy diferente del Portal y posee un universo propio. Me esperan horas de documentación y desarrollo, pero estoy muy entusiasmada con ella. Hasta el momento, es uno de esos trabajos de pleno disfrute. No sé si la terminaré este año, pero espero tenerla muy avanzada para cuando concluya 2010.

-Cuarto, organizar mis relatos y buscar sitio de publicación para aquellos que considere que se merecen la oportunidad. Pienso que Sueño Profundo, por ejemplo, podría encontrar un lugar en alguna publicación regular. Todo depende de que sea aceptado. Otros relatos que no vieron la luz en los certámenes tal vez se merezcan también una oportunidad en otro tipo de medio. Ya veremos.

-Concretar algunos relatos "comprometidos". Estoy participando en una iniciativa de autores de Sedice.com para armar una nueva antología, actividad muy satisfactoria, pero aún tengo que cumplir con mi parte (armar el relato). :)

Como se ve, aún la lista es corta, pero creo que está nutrida. Parece tarea sencilla, pero cada uno de esos puntos consume tiempo, energía e interés, por lo que prefiero mantenerla a un nivel "manejable" :)

Por otro lado, quisiera ponerme al día con mis lecturas. Todavía estoy a medio camino con Fabricantes de Sueños 2008 (que trae relatos estupendos) y con otros libros que no he podido terminar. Ese es un propósito que sé que cumpliré pronto. Este año viene con más publicaciones interesantes, algunos de los amigos colegas están publicando y otros libros que se esperan tal vez vean la luz. Habrá que estar preparada para recibirlos. :)