Los Miserables, Crimen y castigo, Los tres
mosqueteros, El conde de Montecristo, Madame Bovary, Mujercitas, David
Copperfield, Oliverio Twist, La isla del tesoro, La vuelta al mundo en 80 días,
Guerra y paz, las
novelas de Balzac y de Pérez Galdós, de Salgari, las historias de Edgar Allan
Poe y muchas otras historias famosas, son hoy en día grandes clásicos de la
literatura universal, leídas, comentadas y vueltas a leer por miles y miles de
personas en la cultura occidental, y aun en otras culturas. Su calidad, su
capacidad de conectarse con el público, la relevancia que han tenido para el
desarrollo de las novelas modernas, en fin, son muchos los rasgos que las distingue
y las conecta entre sí y que todos conocen, y aun así, uno de los que se
comenta poco hoy en día es la manera en que fueron
difundidas por primera vez: todas fueron publicadas por entregas, en
semanarios o revistas mensuales, durante un año o dos.
Novelas por
entregas. Una práctica nacida al calor de las innovaciones del siglo XIX, el
siglo industrial, cuando surgieron las ciencias modernas, el comercio
internacional, las máquinas a vapor como las locomotoras, y cuando surgió la
prensa tal como la conocemos hoy: periódicos, revistas, semanarios, publicaciones
que se pregonaban en las esquinas, que fueron el campo de batalla de políticos
y pensadores, y que fueron también, el asiento de las grandes novelas de ese
siglo: cada edición traía un capítulo, que iba concretando una gran historia,
cuyo final era sabido por los suscriptores al cabo de un año o dos, y que
volvió populares toda clase de historias de detectives, fantasmas, misterios y
aventuras, romances y grandes proezas.
El siglo XX
profundizó la noción de la novela por entregas y la convirtió primero en las
radionovelas, cuyas entregas semanales o diarias eran seguidas por miles de
oyentes con gran ansiedad, y luego en las famosas teleseries, que hoy en día
dominan la televisión y hasta Internet, con sus temporadas llenas de sucesos y
aventuras, y que pueden prolongarse no ya por uno o dos años, sino hasta por
décadas.
Hoy en día
cualquier teleserie nos parece la cosa más normal del mundo y la idea de una
novela entregada a pedacitos, un concepto muy curioso. Después de todo, nos
hemos acostumbrado a que las novelas se venden completas en ediciones muy
acabadas en cualquier librería, sea física o digital, como si la idea de que
alguna vez fueron entregadas por partes pueda ser extraña.
Pero
resulta que la novela del siglo XIX, esa gran novela repleta de grandes
historias, fue la que inició el concepto de la serie y es la serie la
que domina los programas más populares de la TV y hasta del cine: pueden ser teleseries con
guiones imaginados por escritores –piénsese en The Walking Dead, Lost, Mad Men, Breaking Bad, etc.-, pueden ser
reality shows (donde se supone que no hay guiones, pero se sigue la realidad
entrega por entrega, normalmente alrededor de una competencia o concurso)
–podemos pensar en Survivor, The Amazing
Race, America´s Next Top Model, American
Idol, The MasterChef, etc.-, o
pueden ser historias llevadas al cine por partes (The Avengers, Transformes, The fast and the furious, Scream, etc.).
Hay reportajes que se escriben o se exhiben en serie y ¡hasta discusiones
públicas desarrolladas por partes! (a las que la gente llama, por cierto,
“verdaderas novelas”).
La novela
por entregas tan solo destapó el disfrute innato del ser humano por las
historias que puede presenciar conforme se desarrollan, ni más ni menos.
¿Sería
entonces muy extraño que ahora surgieran, otra vez, novelas por entregas, tal
como sucedió en su día en los semanarios y revistas de las ciudades
industriales del siglo XIX? ¡Por supuesto que no! Y menos aun si sucede en Internet,
que con su formato ágil e instantáneo, su facilidad de comunicación y su
cercanía con los lectores, permite que una nueva era de novelas por suscripción
lleguen hasta nuestras manos en formato digital, pero con el mismo espíritu de
ayer.
Es así cómo
Estrella Oscura se inscribe en una
vivaz, antigua y noble tradición. Y no puedo estar más orgullosa de
comprobarlo. ;)
4 comentarios:
Poe nunca publicó cuentos ni novelas por entregas.
Hola, Akuma. Pues sí lo hizo, lo que pasa es que la mayor parte eran de una sola publicación. =)
Entonces, por definición, no es una publicación por entregas. Es una publicación de un cuento. Su única novela tampoco se publicó por entregas, sino en forma de libro.
Vamos a ver si nos entedemos, Akuma: "Las aventuras de Arthur Gordom Pym", la única novela de Poe, se comenzó a publicar *primero* por entregas, en el "Southern Literary Messenger", pero después de varias entregas se interrumpió (algo parecido le pasó a Ana Karenina, de Tolstoi) y luego, solo luego, en 1838, se publicó en edición completa.
Aparte de esto, las publicaciones seriadas de aventuras de un personaje, como Arsenio Lupin, u series como las narraciones extraordinarias, aunque no sean parte de una novela, sí se consideran publicaciones por entregas o serializadas.
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