8 de abril de 2009

Escenarios fantásticos

Continuando con el tema de los escenarios, voy a detenerme un poco en la fantasía. Después de todo, la fantasía se ha puesto de moda en estos tiempos, gracias a la irrupción del fenómeno Harry Potter y por supuesto al estruendoso éxito de la trilogía cinematográfica de El Señor de los Anillos. Ahora nos vemos rodeados de películas de corte fantástico todos los años, la mayoría de ellas basadas en libros que permanecieron casi en el "olvido" mediático por años o que son nuevas entregas con aspiraciones de fama. En este sentido, en un extremo tenemos Las Crónicas de Narnia y La Brújula Dorada (de La Materia Oscura) y en el otro Eragon y Crepúsculo.

A mí me fascina la fantasía y mucho de mi material de escritura tiene que ver con ella, tanto como con la ciencia ficción. Me gusta la fantasía épica al igual que la de espada y brujería o la llamada "baja" fantasía. Y me gusta también la variedad de títulos que podemos hallar hoy, a diferencia de otras épocas más dominadas por otras corrientes.

Con la abundancia viene, sin embargo, la repetición. Y volvemos a caer en los manidos temas de la originalidad y la copia y esa necesidad de destacar por entre los demás. En Sedice.com han corrido hilos con temas relacionados y una de las preguntas reiteradas es ¿cómo se puede ser original en fantasía? Dejemos de lado un momento los temas y los personajes, que ya hemos considerado harto número de veces la problemática de la originalidad en relación con ellos. Centrémonos en los escenarios.

¿Escenarios originales? Bueno, ese es un punto. Tomando en cuenta mis propios apuntes sobre la originalidad y el justo valor que creo que debe tener, no debería ser imposible lograr la creación de obras fantásticas basadas en escenarios originales. Así que pensemos: ¿Qué sería original en fantasía?

Primero debemos pensar qué es regular en fantasía. Es fácil. Sin magia, no hay fantasía. La magia es un elemento esencial a la fantasía, tanto como la ciencia especulativa lo es en ciencia ficción. ¿Dónde se desarrolla esa magia? En un mundo ficticio, supongamos. Estaríamos hablando de fantasía épica o "alta" fantasía. Y nos encontramos con el cuadro típico: reinos de corte medieval, con caballeros armados con espadas refulgentes, reyes y reinas, brujos en la corte, enanos, elfos y ogros combatiendo en ríos y montañas cubiertas de espesa vegetación o coronadas de nieve. El escenario suele estar basado en la Europa de los siglos VI al XV, aunque sea ficticio, siguiendo entonces la tradición de El Señor de los Anillos.

¿Qué sería original? Pues las propuestas han llovido (y algunos escritores las han tenido en cuenta): ¿Por qué no basar la historia sobre el fondo de una civilización inspirada en la Grecia clásica? (nuestro amigo Francisco tiene un magnífico ejemplo con su saga La Cólera de Nébulos, en ese sentido) O en la India de los rajás, o en la China de las dinastías imperiales, o en los imperios amerindios como el Inca o el Azteca, o en la Rusia zarista del siglo XVIII. Otras propuestas derivaron hacia un escenario inspirado en el Egipto faraónico, en la Persia de los zoroastristas o en las antiguas civilizaciones mesopotámicas.

Los lugares cambian. Ya no se combate en las montañas nevadas, sino en los desiertos salpicados de oasis. O en las orillas del mar o en el mar mismo. Un mundo inspirado en la cultura árabe no podría nunca ser igual a la Tierra Media por la que transitan Frodo y sus amigos.

¿Y qué podemos decir de la "baja" fantasía? ¿No es usual que los magos y los vampiros siempre corren sus aventuras en ciudades inglesas o norteamericanas? ¿Por qué debemos pensar que un duende aparecerá siempre en los bosques de Alemania? ¿Por qué no fundar una fantasía en nuestro mundo pero ubicado dentro de las tradiciones de México, de Perú o la pampa argentina? Recuerdo las Leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer. Solían suceder sobre suelo español. Ser original implicaría alejarnos de la brujería típica de las culturas anglosajonas y adentrarnos en las posibilidades que nos ofrecen otros pueblos que habitan nuestro mundo.

¿Se puede ser original y único a la vez? Sí, claro. Y aún me atrevo a pensar que puedes escoger un escenario tradicional y crear al mismo tiempo una historia única, original en sí misma, que pueda destacar entre las demás. Porque la originalidad del escenario no garantiza la originalidad de la historia, ni el sello propio de un escritor diferente, aunque mucho ayude.

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