30 de septiembre de 2012

Mientras escribo...

Este último mes ha sido particularmente intenso. Como tuve la buena fortuna de haber sido seleccionada como destino de una beca de fomento literario, he tenido la dicha -y el deber- de sentarme a escribir la obra por la que dicha beca me fue otorgada, una obra que he arrancado desde cero, porque solo su idea estaba en mi cabeza. Es una novela de ciencia ficción cuya acción transcurre aquí en Costa Rica pero dentro de un buen número de años y que tiene relación íntima con ciertos eventos naturales muy comunes en estas tierras. Para ello, como es natural, hube de sentarme a buscar información relativa a tales eventos, no fuera que mi historia saliera cojeando, y durante el primer tramo de dicho proceso aprendí muchas cosas interesantes.

Ahora bien, eso no es noticia. Cada vez que uno debe documentarse para escribir una historia nueva, sea corta o larga, es también una oportunidad de aprender sobre nuevas realidades o nuevos conceptos, y no puede negarse que el proceso de documentación, aunque pueda ser a veces complicado y/o tedioso, es una oportunidad indiscutible de ampliar no solo el cúmulo de datos con que inundamos nuestros sistemas neuronales, sino también una manera de ampliar visión y mundo. Y hasta puede ser divertido.

En fin, que comencé a estudiar sobre geología, sismología y detección temprana de sismos y la aventura resultó interesante. Y me lancé al desafío de escribir mi historia, sabiendo que también tenía que reunir material sobre ondas electromagnéticas, ondas cerebrales, y la manera en que trabajan.

Y seguí escribiendo. Y regresé sobre mis pasos y volví a avanzar, y taché, borré y eliminé, y volví a crear.

De pronto, también necesitaba saber sobre leyendas y mitos de mi país, relacionados con toda suerte de historias tremebundas y hasta curiosas: relatos de índole prehispánica, relatos de los tiempos coloniales y hasta relatos más recientes y algunos incluso con carácter religioso. La cosa se complicó, por lo que se ve.

Luego vi que tenía que saber algo sobre los tipos de demencia, de esquizofrenia, psicosis y otros desórdenes mentales. Algo, al menos.

Luego también sobre las probabilidades de que se consiga desarrollar la inteligencia artificial durante el curso de este siglo. Y por supuesto, sobre las probabilidades de que el cambio climático eche todo al traste.

Y la evolución de la política nacional y cómo se puede distribuir un nuevo sistema.

E incluso, en qué fecha cae una Semana Santa del futuro.

¿Un arroz con mango?

Sí. Y así está mi cerebro. Si en algunos días más, anuncio que todo lo arrojé de nuevo al canasto del basurero, no se extrañen. Quizá para entonces ya haya tenido que consultar otro tipo de información.

=)

2 comentarios:

Ángeles Pavía dijo...

¡¡¡Felicidades por la beca!!!
Espero que esa novela vaya viento en popa a toda vela y que pronto podamos leerla :)

Laura dijo...

Gracias, Ángeles =) Estoy en medio de su escritura y espero que me salga bien. De momento, la estoy disfrutando como nunca, pues el asunto de la beca resultó ser un medio para levantarle el ánimo a uno que no creas =)
Saludos