24 de agosto de 2010

De cómo expresamos las opiniones...

Si hay algo que los seres humanos solemos hacer todo el tiempo, en variedad de tonos y acompañado de múltiples posibles gestos, es expresar nuestra opinión. No es casualidad que la libertad de expresión sea uno de los derechos humanos más peleados y también uno de los más atacados por aquellos que no soportan verse criticados u obstaculizados en la consecución de sus intereses. Y ahora con Internet (blogs, foros, redes sociales, etc.) la avalancha de opiniones es abrumadora y omnipresente.

¿Y sobre qué opinamos? Pues sobre todo. Desde cómo se peinó el vecino esta mañana hasta cómo se comporta el gobierno. En lo que a nosotros los escritores atañe, pues también todo el mundo tiene una opinión: desde quién y qué es el autor hasta cómo está editado el libro. Y por supuesto, las opiniones llueven con respecto a los contenidos. Y siempre hay alguien a quien el libro le gusta, alguien a quien no, y alguien a quien le es indiferente o ni le gusta ni le disgusta.

Que todo el mundo tiene derecho a expresarse, es verdad de perogrullo (aunque en algunas dictaduras todavía no se la creen). Lo que me llama la atención es la manera en que uno realiza un comentario y los demás lo reciben. Y en particular con respecto a los libros puede influir de manera notable en el comportamiento de futuros lectores. Leyendo diversas opiniones espontáneas en foros, redes sociales y blogs, he descubierto lo siguiente:

1. Si te gustó el libro y lo alabas con gran emoción, eres ampliamente criticado. (¿Cómo? Pues, es cierto...)

2. Si te gustó el libro y lo dices con moderación, pues te escuchan, pero buscan una segunda opinión. (?)

3. Si no te gustó el libro y dices con argumentos objetivos por qué no, te escuchan con atención.

4. Si no te gustó el libro y lo gritas en medio de palabras altisonantes, te escuchan todos y te consideran una persona "inteligente".

Y yo me digo, ¿por qué? Los extremos son extremos, tanto si es en sentido positivo como en sentido negativo. Recientemente se comprobó que un egoísta empedernido es tan irritante para los demás como un generoso ultradesprendido. Ambos sujetos caen mal, y sospecho que el ser casos extremos tiene que ver. Desde ese punto de vista, tanto la opinión no. 1 como la opinión no.4 deberían ser consideradas con tiento, por ser ambas tipos extremos. Pero he aquí que no. Si alguien dice "¡Este es el mejor libro que he leído en mi vida!", los demás lo califican de ingenuo, poco leído, le recomiendan que lea más, porque catalogar un libro así sólo los clásicos (aunque nadie se los lea ya y/o resulten muy aburridos). Pero si otro alguien dice "¡Este libro es HOOOORRIIIIIBLEEE! Un bodrio completo", los demás lo aplauden. ¡Lo aplauden! Pero... ¿en qué se diferencia del primero? No aporta argumentos objetivos, como el lenguaje o el desarrollo de la trama, o los personajes, etc. Muchas veces viene acompañado por un "detesto al personaje X o Y, es insufrible", como si X o Y fueran personas reales que le produzcan malos sentimientos. Es decir, ambos comentarios nacen del hígado, de las emociones. Ambos son posibles y respetables, pues tenemos derecho a ambos sentimientos. ¿Por qué dar más valor al negativo que al positivo? ¿Por qué tender a pensar que la realidad siempre es más negra que blanca?

Y me llama la atención también que después de una ronda de comentarios positivos sobre un libro, o sobre una película o una canción, etc., alguien suelte un comentario negativo y hasta ofensivo y que ese sea el que se tome en cuenta para saber si se lee o se ve el producto. También he notado que después de una ronda de comentarios positivos, alguien diga: "Dejen de alabar tanto este libro/película. Puede que tenga puntos fuertes, pero nada puede ser perfecto." Es decir, quizá disfrutó la lectura o la experiencia en el cine, pero le parece inapropiado que se le alabe. Hay que criticarlo en algo, si no lo tiene, tienes que inventarlo, pues algo malo tiene que tener. Actitud que me asombró igualmente.

¿Por qué tanta importancia a lo negativo? ¿Es acaso una muestra del estado de desesperanza en que mucha gente se encuentra? ¿Tiene relación con esa creencia errónea de que la realidad es pura tragedia? Si alguien me dice que no es errónea, inmediatamente respondo: oh, sí lo es. Si la realidad fuera sólo tragedia, ya nadie viviría en este mundo para contarla. La realidad es un cuadro multicolor de tonalidades diversas. Hay tragedias y crueldades, hay comedia y maravilla, hay vidas prosaicas sin niveles de interés y vidas intensas en direcciones positivas o negativas. Hay asesinos pero también hay héroes. Y la mayoría vive por encima de la línea trágica. Eso hace que el mundo se mueva. Pero la percepción es otra: si no es oscuro, no es real.

Una consecuencia suele ser que mucha gente que piensa positivamente se inhibe de expresarlo. Y no creo que esté bien.

Las opiniones surgen de manera espontánea. Y cuando disfruten un libro, díganlo. Si alguien les pregunta por qué les gusta ese "bodrio apestoso", ustedes contesten "porque sí, porque para mí es una maravilla". No hay que sentir vergüenza por disfrutar un libro o una película y decirlo. Quienes gritan su disgusto se oyen mucho, pero no están solos en el derecho de expresar una opinión.

Personalmente prefiero las opiniones expresadas con mesura. Es mi estilo. Pero hay gente más emotiva que yo y creo que podemos escuchar a todos con igual disposición. ;)

6 comentarios:

Begoña Argallo dijo...

En mi blog solo menciono los libros que me han gustado con título y nombre de autor. Por respeto y por subrayar lo excelente, porque no me gusta criticar el trabajo de otros, creo que no aporta nada porque para gustos colores.

Y bueno, mi blog está muy solitario seguramente porque soy demasiado friki, pero es como soy, y tampoco voy a disculparme.
Buen día

Anónimo dijo...

Influye mucho la inseguridad de la gente acerca de su propia opinión (quiere que la de los demás sea como la suya), al respecto de las corrientes de opinión.

Por un lado, cuando hablamos de libros o películas, a menudo también hablamos de críticas apasionadas, pues se suelen hacer justo tras acabar la obra. Si mucha gente lanza grandes alabanzas a una obra, el que tuviera una opinión no muy positiva pero tampoco negativa, se sentirá "arrollado" y extremará su propia opinión hasta hacerla completamente negativa, empeorando también el tono.

Pero no sólo ocurre con las negativas. Si mucha gente insiste en el mágico y especial poso que le ha dejado una obra, y alguien escribe una razonada crítica tan sólo levemente desmitificadora, ese alguien será objeto de duras críticas de los primeros, pues el impulso primario (tantas cosas las hacemos por impulsos primarios...) es que la permanencia de esa sensación que nos ha dejado la obra depende de que otros piensen igual que nosotros (inseguridad sobre nuestra propia opinión). Al que quiebre esa "buena onda" general, es posible que le lluevan críticas subidas de tono.

Generalizo, claro. Pienso que la mezcla de pasión e inseguridad en las críticas es la que crea más conflictos.

Rhapsody dijo...

Hola Laura Quijano Vincenzi o mejor conocida por mi como "Chica Acuario" sólo para comentar que estoy 100% de acuerdo con tu comentario, y si.... las opiniones, un tema tan común pero que al parecer muy pocos saben manejar.

Me ha encantado sobre todo esta parte:



"Si la realidad fuera sólo tragedia, ya nadie viviría en este mundo para contarla. La realidad es un cuadro multicolor de tonalidades diversas. Hay tragedias y crueldades, hay comedia y maravilla, hay vidas prosaicas sin niveles de interés y vidas intensas en direcciones positivas o negativas. Hay asesinos pero también hay héroes. Y la mayoría vive por encima de la línea trágica. Eso hace que el mundo se mueva. Pero la percepción es otra: si no es oscuro, no es real."


Magnífico e inspirador…


Saludos!

Laura dijo...

Hola, Begoña: Pienso que tu línea de crítica es segura ;) y agradable. Te abstienes de hablar de aquello que te disgusta y así no lastimas a nadie. Yo suelo hacer más o menos lo mismo: suelo reseñar principalmente los libros que me han producido una impresión positiva antes que negativa. Sin embargo, aplaudo a aquellos que saben hacer críticas negativas sin ofender.
Hola, Moisés: Tienes razón, por supuesto, aunque he notado otro fenómeno ligado al caso que mencionas, cual es el orgullo de saberse "diferente". Me explico: cuando todo el mundo alaba una película o un libro y el que se dispone a criticar negativamente anuncia su intervención, suele decir: "Pues yo voy contra corriente..." o algo similar, con lo que en su propia declaración de intenciones marca la diferencia de ser "el" que no es parte de una "masa" o de un "común". Eso, aunque despierte el enojo de los demás, siempre le garantiza respeto. Por tanto, al final, queda latiendo la opinión negativa sobre el río de positivismo anterior...
Y es verdad, el apasionamiento desmedido es un síntoma de esta época de extremos emocionales, también. ¡Mira que volverse intenso sólo porque discutes de una película que viste! Y así ocurre.
Rhapsody, hola :) ¡Gracias por visitarme!

Anónimo dijo...

También, también. Y cuanto más éxito tenga una obra más críticas recibirá por su mero éxito, sin entrar en nada más.

Otra maniobra común que he visto que suele crispar mucho el ambiente es esta: cuando varias opiniones de una obra empiezan con "creo que... a mí me pareció... en mi opinión..." etcétera, y llega otra opinión que además de ser contraria a las demás comienza con un "la obra es...".

Discusión incendiada al instante.

Laura dijo...

¡Ja! ¡Ciertísimo! Hasta puede volverse un espectáculo ;)