26 de diciembre de 2009

Reflexiones entorno al público-objetivo (II)

Después de pasar una Navidad tranquila y disfrutar de la compañía de mi familia, seguí pensando en el tema que inicié hace una semana y pico sobre el público/objetivo. Y hoy me encontré con otro interesante artículo que atisbó tangencialmente en el tema, de manera particular pensando en una audiencia femenina.

Vamos a ver: ¿cuál es mi objetivo al escribir una historia? En primer lugar, tan simple como contarla. No es tarea tan fácil como pudiera pensarse: desde estructurar un argumento coherente hasta delimitar con cuidado quién es quién y por qué actúa como lo hace, llevando de por medio la tarea de documentarse en aquellos conocimientos que nos faltan pero nos son necesarios, la faena es monumental. ¿Que si es cansado? Sí, claro, pero es divertido. Bueno, al menos para nosotros los escritores, resulta muy satisfactorio dar forma a la historia que llevamos rumiando por algún tiempo y constatar que el final es legible.

En segundo lugar, ¡que alguien la lea! Son pocos los escritores apasionados por sus historias que las escriben sólo para sus propios ojos. La inmensa mayoría de nosotros aspiramos de forma secreta o pública a que nuestros escritos caigan en manos de los lectores. Y éstos serán, en última instancia, quienes nos provean del veredicto final: ¿lo hicimos bien o no?

Ahora bien, no todos los lectores son iguales. Ni todas las historias lo son. De ahí el problema de saber en qué clase de lector pensamos cuando narramos. Es nuestro "usuario" más importante. Si la historia no lo atrae, no lo seduce, estamos "fritos". Esta idea resulta tan obvia y es tan común que parece sorprendente el que algunos escritores le dediquen tantas reflexiones, pero es que a pesar de su obviedad, muchos escritores la ignoran. En cambio, en otros ámbitos de la actividad humana, se la tiene muy en cuenta: el lector se llama cliente o "usuario". Por ejemplo, pensemos en los productos de alta tecnología. Siempre se ha supuesto que las maquinitas son un gancho poderoso para el público masculino. ¿Quiénes compran computadoras, blackberries, IPods o Wii? Los hombres, claro. Ah, pero... un momento. De un tiempo para acá, la publicidad es global: cada producto viene con aditamentos diferenciados por sexo, desde el color hasta el tipo de programación. Así las cosas, si tenemos la clásica laptop gris o negra, también las hay fucsia, rosadas o verdes limón. Tenemos Nintendos DS en colores malva o rosa. Tenemos juegos programados para Wii para que las damas hagan sus ejercicios. Etc. No se han olvidado de los hombres. Lo que han hecho ha sido incluir a las mujeres dentro de un mercado donde antes nunca estuvieron.

Y es que nosotras hemos cambiado. Nos hemos convertido en sujetos independientes con capacidad de compra y con gustos definidos. En materia de literatura, si bien nos gustan (estadísticamente) las novelas románticas, también hemos ampliado nuestros intereses a toda suerte de literaturas, desde la novela histórica o la fantasía épica hasta la más dura ciencia ficción. Leemos de todo, pero no de igual manera que nuestros pares masculinos.

Y allí es cuando es interesante definir qué busca cada quién y para quiénes estamos escribiendo nuestra historia. Se ha dicho por ejemplo que las lectoras suelen privilegiar el argumento, las interacciones entre los personajes y los eventos por medio de los cuales éstos se mezclan, por encima de las ideas filosóficas o científicas que sirven de tesis. No es que no apreciemos las ideas, pero necesitamos un argumento interesante y unos personajes que nos atraigan para que nos decidamos a leer el libro. Alguien me dirá: ¿pero no busca eso cualquier lector, hombre o mujer? Bueno, quizá no. Se sabe que los hombres se interesan mucho por las tesis políticas o ideológicas, la descripción de aparatos o por el sexo explícito, mientras que las mujeres se interesan por los personajes y sus historias personales, sus avatares y conflictos y el erotismo. ¿Se pueden mezclar ambos intereses?

Pienso que sí. He ahí el arte. ¿Eres capaz de narrar una historia intersante, con personajes carismáticos mientras sostienes una idea o tesis o describes un mundo tecnológico novedoso o diseñas un personaje masculino capaz de inspirar a sus congéneres en el mundo real? Es un desafío, del que estoy segura cualquier escritor que logre superarlo se beneficiará con creces. ;)

5 comentarios:

Guillermo Lamphar dijo...

Bastante de acuerdo.
Creo que el problema, de hecho, se presenta limitas demasiado la obra para empaquetarla hacía un público limítadisimo porque (aunque creo que no es la intención de tu entrada) se vuelve algo completamente comercial. Desde su misma concepción. Y no hablemos de si esta mal o no esta mal ser comercial. Creo que la literatura abarca temas universales, y como universales me parece un hecho lamentable que haya escritores se que encasillen a si mismos en un género (sexualmente hablando).
Creo que continuaré con el comentario. Saludos.
Mi madre grita para que apague la computadora.

Laura dijo...

Entiendo tu preocupación, pero mi mensaje iba en sentido contrario: no buscar limitar a tu público, sino enriquecer tu escrito con la variedad de lectores distintos. Mencioné el sexo como un factor determinante, porque lo es, pero puede haber otros, como cultura, idioma, religión, etc. En algunos se puede ser inclusivo, en otros no, porque sería volverse contradictorio. Nada de esto tiene que ver con "prefabricar" historias como sucede con los libros "comerciales". Tiene que ver con una realidad de todos los libros, incluso de los más intelectuales y poco comerciales: el público lector al que están destinados...

Guillermo Lamphar dijo...

Ok.
Creo que entendía algo mal la entrada.
Pero entonces, en ese sentido, creo que no es o no debería ser tan difícil producir algo "para todos". Porque al final del día, creo, los hombres y las mujeres en nuestro inconsciente más profundo no somos tan diferentes.
Es por eso que creo que en parte eso de el público al que se dirige, es un concepto más comercial que artístico respecto a que los libros, como fuentes de valores, conocimientos o ideologías, están "basados" en valores universales. Quizás, en esto estoy de acuerdo, en la manera de narrar o en lo que se centra la narración, pero no considero un factor determinante el sexo al que va dirigido ya que mi opinión es que diferenciar en ese sentido podría pecar de sexista.
Obviamente, como escritor, creo, primero piensas en ti mismo, pero invariablemente piensas, o deberías, pensar también en el lector. Lector hablando general. No discernir entre los gustos de unos y de los otros. Un lector general al que le gustará o no mi estilo rebuscado, mi estilo simple, mi fantasía o mi mismísima
concepción de la vida.

Saludos.
Espero no te moleste que venga a soltar mi opinión son comentarios tan grandes como este. Pero la verdad es que estoy bastante emocionado ya que nunca me había levantado tantas ideas una entrada. Gracias por ello. =D

Guillermo Lamphar dijo...

Ahora me doy cuenta que cometí bastantes errores en el comentario anterior.
Disculpa eso, pero si entiendes mi opinión, la sigo manteniendo. ;P

Laura dijo...

No me molesta, ¡por favor! Al contrario: me encanta :)
Entiendo el concepto general del Lector como un ente universal y ciertamente uno como artista no debería ponerse límites para expresar lo que desea contar. El punto es que en la realidad sí parece ser necesario ser más preciso en cuanto a nuestros objetivos. Si te presentas ante un editor o un agente con tu obra, es posible que te pregunten o quieran saber cuál sería tu público-objetivo. Hay editoriales que se especializan en literatura para niños. En este rubro puedes encontrar desde cuentos para niños pequeños de 5 años hasta novelas más complejas para chicos de 10 años. ¿Es tu historia adecuada para este público? Posiblemente no: tal vez fuiste muy gráfico en tus tesis ideológicas, o tu trama gira entorno a los secuestrados de las guerrillas, o describes una violación brutal que da inicio y motor a tu historia, etc. Cuando escribes se va volviendo importante ser consciente de para quién estás escribiendo. Si lo que deseas es escribir una historia de ciencia ficción y sabes, porque ya es un dato estadístico, que las mujeres no suelen interesarse por ella pero tú quieres atraerlas porque te interesa incluirlas, deberás hacerte consciente de qué cambios en tu estilo o en tu tipo de trama deberás incluir para lograrlo. Eso no significa que estés "vendiendo" tu arte al mejor postor, no. Lo que haces es cuidar los detalles para lograr ampliar tu audiencia sin traicionar tu historia.