23 de abril de 2012

La paradoja de necesitar una celebración

Ayer fue el Día de la Tierra y hoy es el Día del Libro. Parece una unión macabra desde la perspectiva de muchos por ahí, puesto que los libros supuestamente consumen árboles, aunque la ironía es solo aparente y la existencia de ambos días de celebración es tan solo una necesidad a veces mal comprendida y muchas veces, sí, tristemente real.

Lo de la "ironía" con respecto al Día de la Tierra solo puedo decir dos cosas: una, existe el reciclaje de papel desde hace mucho, mucho tiempo y ya se sabe que se pueden plantar cierto tipo de árboles para la industria papelera sin necesidad de tocar los pocos bosques primarios existentes. Además, la contaminación producida por una fábrica de papel ya debería ser tema del pasado, pues existen diversos métodos tecnológicos que la reducirían dramáticamente si los fabricantes se pusieran a ello. En otras palabras, la destrucción de los árboles no es culpa de los libros, por favor. La destrucción de los árboles es culpa de la inconsciencia de los industriales, de los madereros y de los fabricantes de artículos diversos incluyendo el papel. ¿Que deberíamos pasarnos todos a los libros electrónicos para salvar los árboles? Humm... depende de un factor importante: ¿está la industria minera atenta a los problemas ambientales y cambiando sus métodos para salvaguardar el planeta? Recuerden que los lectores electrónicos y todos los aparatitos de alta tecnología desde la computadora en la que escribo y el teléfono celular que tengo al lado hasta variedad de tabletas y otros dispositivos existen gracias a la incorporación de ciertos minerales básicos extraídos de enormes canteras alrededor del mundo que deberían estar ya cumpliendo normas de conciencia ambiental. Así que no se apresuren a condenar a los libros de papel en favor de los electrónicos por el tema ambiental. No les concierne, en realidad. Es a las industrias que mueven los materiales de soporte donde se encuentran las personas que deberían ser vigiladas, monitoreadas y concientizadas.

¿Necesidad triste y real? Sí, que tengamos que tener un bendito Día del Libro para hablar y hablar hasta el cansancio sobre la "necesidad" de que "nuestros" jóvenes y niños lean, de la importancia del libro, sobre las bondades del libro, y blah, blah, blah. Digo que es triste, porque pasadas estas 24 horas ya nadie se acuerda del asunto y todos regresan a interesarse más por el partido de fútbol o del deporte favorito, por las politiquerillas que no llevan rumbo y por las noticias de la farándula más vacías. No digo que no tengamos derecho a apoyar a un equipo y a seguir su desempeño o a entretenernos por las vidillas de los "famosos", pero sí creo que esta "conciencia" por el libro y la lectura debería ser más honesta, más auténtica.

Hablo en el desierto, lo sé. Solo me anima cierto optimismo cuando veo que en realidad el número de lectores asiduos no ha decrecido en términos porcentuales con respecto al pasado, que se siguen publicando obras de todo tipo y que siguen apareciendo voces nuevas en el espectro de la escritura, tanto la creativa como la técnica o la documental.

¿Qué es lo mejor que cualquiera puede hacer por el libro como objeto simbólico de cultura, de educación, de arte y de engrandecimiento humano? Yo creo que lo mejor que podría hacer cualquiera es... leer. Eso es todo. Leer. Y hacerlo de manera continua. ¡Y dejar de sermonear a los niños y adolescentes que no leen si el adulto no lee tampoco! Que los niños y los adolescentes siguen los ejemplos de los mayores de manera inevitable y que poco podemos esperar que ellos lean si nosotros, los adultos, creemos que leer es solo para niños, idea por demás absurda.

¿Quiere celebrar el Día del Libro? ¡Lea! Pero no solo hoy, lea siempre, todos los días, un poquito cada día, como si fuese su rutina para empezar el día, para terminarlo, para acompañarse durante la fila del banco o mientras espera que lo atiendan en la oficina pública a la que inevitablemente tuvo que acudir. Lea. Pero no se contente con las revistas del corazón o la que publican para hombres. Tampoco se restrinja al periódico, que más lo puede desinformar que preparar para el mundo. Lea libros, del tema que prefiera, del que le inspire ideas, o del que le despierte reflexiones, o simplemente, del que lo entretenga y lo haga feliz por algunos minutos.

Lea. Así se celebra un día del libro por cada día del año.

4 comentarios:

María Iholanda Rondón dijo...

De una amante de los libros a otra, me he identificado mucho con tus puntos de vista y comentarios...
si te gusta la fantasia te invito a compartir
http://mariaiholandarondon.blogspot.com

Laura dijo...

Gracias por tu visita. Apenas tenga oportunidad, visitaré yo también tu blog. ¡Saludos!

Begoña Argallo dijo...

El día del libro se celebra cada vez que se abre un libro se lee. Un libro es un amigo que siempre espera. Yo tengo un vicio tremendo de leer y por contraste me casé con un hombre que jamás leyó un libro. Sí, leíste bien, jamás leyó un libro porque su familia tampoco.

Es más sospechan bastante de los que leemos mucho. Y con razón =)
Saludos

Laura dijo...

Tienes razón, por supuesto. En cuanto a tu esposo, pues es delicioso saber que pese a que podría mirarte "con sospecha", unió su vida a tuya ;) Mi esposo sí lee, pero prefiere los libros documentales y técnicos, pues posee una visión utilitarista de la lectura y no le gusta la literatura, a la que considera una pérdida de tiempo. Sin embargo, tenemos dos décadas de estar juntos =)