31 de julio de 2009

Terminando julio...

Este mes ha resultado inmensamente divertido y ocupado para mí, desde el punto de vista literario. Luego de terminar mi novela corta, que me tomó unos tres meses escribir, me había quedado sin fuelle para continuar. Tenía muy presente aún los entuertos de la novela, las dificultades que me presentó y las consideraciones que tuve al respecto de ciertos puntos de su argumento, como para pensar bien en nuevas tramas o historias.

Entonces realicé mi experimental "lluvia de ideas" y el resultado fue una lista de propuestas argumentales que decidí acometer con diferentes perspectivas. Aunque tengo una novela en marcha -una historia larga-, quería plantearme desafíos y me lancé decidida a la temporada de certámenes de relatos, con el fin de explotar mi "lluvia de ideas", sacar adelante los relatos y lograr enviarlos a los certámenes que escogiera.

¡Me quedé de una pieza cuando revisé las listas de concursos literarios! Son decenas y decenas las que aparecen publicadas en la internet (no imagino el número de aquellos concursos que sólo se organizan a niveles más locales), la mayoría en España, aunque muchos también en diferentes sitios de Latinoamérica. Hay para todos los gustos y colores: desde certámenes poéticos y concursos de microrrelatos (de 100 palabras, incluso de 50) hasta concursos de novela y ensayo. Los hay para todos los géneros y en todos los estilos.

Me incliné entonces por seleccionar algunos concursos de relatos para los que podía tener la posibilidad de acabar un relato o dos. Y comencé a desarrollar mis propuestas argumentales. Hoy tengo en un registro personal lo siguiente: envié cuatro relatos a concursos, tengo otros cuatro relatos terminados en espera de ser revisados y uno en marcha. No está mal, si consideramos que a inicios de julio tenía la mente en blanco.

Todo esto no significa que garabateé unas cuantas líneas, le puse nombres a un par de personajes y los cerré con "FIN" así tan contenta. No. Lo más agradable de esta experiencia es que realmente lo he disfrutado, como antes, cuando tenía todo el tiempo del mundo para escribir y lo hacía por el sólo placer de inventar historias y divertirme con ellas. Este julio ha sido un mes productivo, divertido y especial. Cada historia fue escrita con interés, revisada a conciencia y calificada en consecuencia. No quería desperdiciar mi tiempo con historias a medias ni ganas de participar en un certamen solo por hacerlo. Así pues, me siento satisfecha.

Al día de hoy, sólo uno de los relatos que inicié está en marcha. No los comencé todos al mismo tiempo. He descubierto que semejante práctica, para mí, es poco recomendable. Preferí iniciar uno y terminarlo. Y sólo cuando estaba acabado, podía iniciar el siguiente. Había que tomar en cuenta la revisión, que no se debe hacer inmediatamente después de acabado, sino al cabo de los días cuando has obtenido perspectiva. De esta manera te vuelves lector frío y logras advertir las deficiencias que en el calor de la escritura se te habían pasado por alto. Por eso, creo, estuve en condiciones de enviar los cuatro relatos que están en concurso en este momento. Son cuentos chiquitos, de 1745 palabras poco más o menos, en donde cada una de ellas adquiere aún más peso por la estrechez del espacio.

Mañana inicio un nuevo mes, con proyectos claros y trabajo entre manos. Espero que sea tan productivo y satisfactorio como éste que termina. :)

28 de julio de 2009

Nuevos premios de la comunidad "blogger"

Una estupenda manera de terminar julio es quizá exhibiendo tres nuevos premios otorgados a este blog de parte de un miembro de la comunidad blogger, como es otro blogger que estrenando blog nuevo se decidió a engalanarnos con su amistad y reconocimiento. Me refiero a Cristina, que ahora ha abierto su corazón de escritora en su nuevo blog Mi realidad fantástica (el antiguo Luz de Luna también estaba muy bonito, que conste).

He aquí los premios que nos otorgó (¡muchas gracias!):


Este blog tem glamour
Sus reglas consisten en responder lo siguiente:
-Una manía: Jugar con mi pelo cuando pienso.
-Pecado capital: En algún momento de mi vida... la pereza. Pero creo que aprendí a combatirlo cuando tuve hijos ;)
-Mejor olor del mundo: el aroma de un bebé
-Si el dinero no fuera un problema: no creo que existiera
-Recuerdos de la infancia: caminando con mi papá hacia el jardín de niños y charlando sobre el nuevo bebé de la casa (mi hermano)
-Habilidades como ama de casa: no sé, espero tener alguna (dicen mis hijos que preparo buenas comidas)
-Lo que menos te gusta hacer en casa: lavar platos
-Una frase: Pura vida.
-Paseo para el alma: la lectura de un libro hermoso en la soledad de tu lugar favorito
-Paseo para el cuerpo: caminar bajo los árboles, en una tarde soleada.


Premio Princess
Reglas:
1.Agradecer a quien te lo obsequio: Pues, muchas gracias, Cristina
2.Decir un autor que te encante: Hay muchos. Isaac Asimov es uno de los principales.
3.Tu libro favorito: Igual, no suelo tener "favoritos", pero mencionaré uno que he leído infinidad de veces, Fundación (en realidad es serie compilada de forma tradicional en tres libros).
4.Algo que te entusiasme: Ver una buena película en compañía de mi gente (mi esposo, mis hijos y la perra).
5. Algo que odies: La injusticia
6.Obsequiar a 7 blogs este premio diciendo el por qué: Pues aquí enlisto los blogs. Para esta ocasión se lo daré solo a chicas, pues no creo apropiado (será que soy conservadora) otorgar un premio llamado "Princesa" a un blog masculino (por eso lo he reducido a cinco de los que más visito):

Proyecto de Escritora: Siempre activo, siempre interesante, siempre inspirador. :)
Antonia Romero: Uno de los primeros blogs que alguna vez visité, me inspiró a tener uno propio y a verter pensamientos entorno a mi oficio deseado (la escritura creativa profesional).
Los manuscritos del caos: Este es un blog reflexivo, interesante, que no sólo aborda los temas relacionados directamente con el acto de escribir, pero que le son significativos.
Silencio lo demás: Me encantan las entradas, muchas veces divertidas, de Care Santos. Sólo desearía haber leído alguno de sus libros. :)
Mi realidad fantástica: Sí, ya sé que lo tienes, pero igual me ha gustado como has reiniciado tu vida blogger. Me gusta también el nuevo look. :)

Finalmente, la buena Cristina nos engalanó con el precioso Premio Amistad:

Este no parece tener reglas, así que lo pondremos aquí como un agradable recuerdo amigable y desinteresado. :)

¡Saludos!

20 de julio de 2009

Diseñando un croquis útil

Hace unos días, frente a un irritante, más bien escalofriante, momento sin saber qué escribir, me sometí al ejercicio de la lluvia de ideas. Sabía de su existencia y luego averigüé que se aplicaba en los equipos de trabajo, en el marco empresarial, pero yo lo adapté a mi propia circunstancia y simplemente empecé a escribir una lista de posibles argumentos, conforme se me ocurrían. El resultado fue reconfortante. El momento de pánico había pasado, era de nuevo dueña de mi destino.

Escribiendo un relato, especialmente si es corto, el argumento bosquejado es apenas suficiente. Diseñas un marco, el argumento central, los personajes implicados, y ¡voilá! Comienzas a escribir. En el camino tendrás que resolver algunos detalles, como por ejemplo el tipo de palabras que necesitas para expresar una idea, cómo se llama tu personaje principal y cómo has de nombrar a los complementarios, si un acontecimiento se dará de una manera, si se dará de otra o si no se dará, después de todo. De pronto, lo terminaste. Si quedó bien o no, ya lo sabrás cuando lo revises, pero de momento llegaste al final.

Escribiendo un relato muy largo (más de 15 mil palabras, por ejemplo) o entrando en el terreno de la novela, he descubierto ( a veces amargamente) que el bosquejo inicial no es de ninguna manera suficiente. Ya sabes cómo empezar, qué va a pasar en el medio y es posible que tengas una idea más o menos precisa de su final, pero la novela es mucho más que la suma de tres partes. Una vez iniciada, descubres que pronto te enfrentarás a la temible página en blanco otra vez, como al principio, antes de la lluvia de ideas.

¿Cómo prever este maligno instante? ¿Cómo evitar el ataque cruel de los genios del olvido?

Pues no se puede prever todo, claro, pero creo haber descubierto una táctica nueva que le estoy copiando a los fotógrafos profesionales y a los creadores de películas animadas. Incluso creo que lo practican los guionistas, aunque no estoy segura: la historia en bocetos. O vista de otra manera, un croquis.

No se trata de diseñar el croquis de la ciudad donde el personaje va a vivir sus aventuras, ni se trata de que me convertiré en un mapista o geógrafo. Tampoco en dibujante. Pero sí creo que es útil diseñar la secuencia y razón de eventos de forma un tanto más detallada que el argumento de tres partes y descubrir si tu "genialidad" va a dar resultado de verdad. Una vez que estás escribiendo la novela, el croquis se convertirá en tu mapa, te ayudará a mantener el enfoque y a no salirte demasiado del sendero. También te ayudará a saber si dicho sendero llevará a buen término. Es posible que descubras un error fatal en el diseño, algo que puedas reparar antes de perpetrar un crimen literario.

Lo he pensado después de revisar mis novelas varias veces. Y de iniciar otras también varias veces. Es frustrante ir por el capítulo XX y darte cuenta de que tu idea no se está desarrollando exactamente como te habría gustado y de que tendrás que regresarte unos cinco o diez capítulos y reescribir todo de nuevo. También es frustrante llegar a la mitad y quedarte en blanco. No, no está bien que nos ataque de nuevo el malvado genio del olvido y de la indecisión. Por tanto, diseñemos un croquis, comprensible, y útil. No importa si se ve bien o no o si parece que estamos perdiendo el tiempo. No lo estamos. A media novela sabremos que no.

Entretanto, sigo escribiendo. Estoy dando forma a algunos relatos surgidos de la frenética lluvia de ideas de hace unas semanas. No sé en qué terminarán, pero de momento me siento satisfecha. Luego... regresaré a mi novela. ¡Será el momento decisivo del nuevo croquis!

14 de julio de 2009

Títulos para escritores...

O para ejercer como escritores, que puede ser más o menos lo mismo. No me refiero a la posibilidad de acudir a cursos de escritura creativa, donde te enseñen las herramientas para desarrollar precisamente este tipo de escritura, los cuales suelen ser muy útiles, muy instructivos y hasta divertidos -dependiendo de quién los imparta. No. Me refiero a aquellos sectores que han pretendido que se otorguen títulos académicos o profesionales para poder ejercer dicha ocupación.

¿Se puede llegar a formalizar tanto una carrera artística?

Pues, alguien puede argumentar que siendo la arquitectura un arte, la verdad es que no hay arquitecto al que se le permita construir un edificio sin tener la acreditación correspondiente, reconocida por el Estado y verificable por el público. Y sigue siendo arte, nadie puede negarlo, aunque algunas de las creaciones más surrealistas que veamos frente a nuestros ojos no nos hagan pensar en arte sino en locura.

Desde ese punto de vista, si se titula a un arquitecto como Arquitecto, ¿por qué no titular a un escritor como Escritor? Se publicarían sólo las obras escritas por un Escritor, y se comprarían sólo esas obras, al menos con "garantía". Las demás serían obras "informales" y será problema del comprador si se le ocurre leer la obra escrita por un "cualquiera". Podríamos tener bachillerato y licenciatura en Escritura Creativa y en vez de llamarnos Lic. o Bach., podríamos incluso hacer como los ingenieros y llamarnos Esc. ¿Qué tal?

Si alguien está pensando a estas alturas que yo apruebo esta iniciativa, siento tener que sacarlo de su error. No, no la apruebo. Tengo varias consideraciones al respecto.

Para mí, el arte posee un componente técnico y un componente espiritual. El primero se enseña, el segundo no. Puedes enseñar a una persona todas las técnicas escultoras existentes, o todas las maneras que existen para pintar un cuadro, para escribir un libro o para componer una melodía. Puedes enseñarle a tocar un instrumento musical y puedes también enseñarle las reglas de la gramática y de la redacción. Puedes hacer todo eso. Pero el elemento espiritual, el acto de crear, no lo puedes enseñar. Nace en el individuo y surge por sí solo. Si el individuo en cuestión puede o quiere dejarlo salir, sólo él podría saberlo, pero nadie puede imponérselo. Desde este punto de vista, al no poder formar el carácter meramente creativo de un artista, éste debe "hacerse" solo. ¿Cómo? Creando. El pintor es artista cuando pinta cuadros que conmueven el corazón o sacuden el intelecto. El escultor es artista cuando hace surgir imágenes grandiosas de un pedazo de roca, de hierro o de madera. El escritor es artista cuando escribe una historia única, que llega al corazón humano. Y el arquitecto, sí... también es artista cuando es capaz de crear.

¿Por qué los arquitectos necesitan autorización para construir? Yo diría que la respuesta es obvia: Todos los demás necesitamos la garantía de que su "obra" no se vendrá al suelo justo sobre nuestras cabezas. Es una cuestión de seguridad elemental. No tiene relación con el arte en sí, sino con la salvaguarda de la vida de las personas, precisamente por el tipo de obra que se va a construir. De hecho, hoy en día, en muchos proyectos de construcción se integran los ingenieros -que garantizarán la solidez de la obra y su resistencia al clima- y los arquitectos -que se encargarán de la distribución espacial inteligente y, si también son artistas, de la belleza del inmueble-. Así que, los arquitectos pueden ser artistas también, dependiendo de ellos mismos y de lo que creen.

¿Qué ocurre entonces si constreñimos el arte? Pues imponer una licencia profesional es constreñir la creación. Si no estoy matando a nadie con una novela, ¿por qué debo obtener un permiso previo para escribirla? Es absurdo. Si el arte en cuestión no implica poner en riesgo la salud o la vida de nadie, la verdad es que cualquiera puede practicarlo si lo desea. Que obtenga una obra de arte o un mamarracho, dependerá de él, y quien lo juzgue será sólo el público que lo admire o lo denueste.

Entonces, me olvido de Esc. Laura Quijano. Nada de eso. Que sean los públicos lectores quienes juzguen mi obra y quienes decidan si la autora en cuestión es de verdad una Escritora o simplemente alguien que garapatea frases en una página en blanco.

7 de julio de 2009

Lluvia de ideas

Como me encuentro en una especie de impasse, he decidido hacer un alto y preguntarme cuáles serán los objetivos de mis "trabajos" durante este mes y el siguiente. Al principio, y en medio de una creciente ola de pánico, me di cuenta de que no tenía idea de qué podía hacer ahora y de que estaba atravesando una marea de baja productividad que no me llevaría a nada bueno.

Luego me puse en perspectiva y me calmé, para poder repasar mi situación.

Justo hace una semana envié una novela al Premio UPC 2009 de Ciencia Ficción. Dicha obra fue escrita, pensada, revisada, vuelta a revisar en el lapso de unos dos meses. Es una novela corta, pues el concurso establece límites claros, entre las 70 y las 115 páginas aproximadamente, por tanto no desarrollaría una historia que muchos hilos secundarios que me forzaran a estirar la longitud de la novela, sino que me situé en un punto y de allí en adelante conté mi historia. Dicho proceso me tomó tiempo de concentración y creatividad, y creo que por eso me sentí muy a gusto. Pero llegó el final, la revisión, la segunda revisión, el maquetado sencillo y el envío por correo y de pronto me quedé sin propósito existencial.

Durante esta semana, pues, me dediqué a otra novela de largo plazo, cuyo desarrollo paulatino apenas está desenvolviéndose y que sospecho que se prolongará por algún tiempo, y puedo sentirme satisfecha de los avances logrados. Sin embargo, entretanto, necesitaba espolear mi cerebro para mayores niveles de exigencia creativa y vuelvía a encontrarme con una página en blanco.

¿Qué tal... de vuelta a los relatos? Y pensé que no escribía relatos desde hacía unos cuatro meses. Eso es mucho tiempo. ¡Con razón no tenía ideas! Buscando, pues, historias en mi mente que me llevaran de vuelta al teclado, me tropecé con un vacío muy curioso, pues las historias que pensaba sólo tenían relación con el largo proyecto entre manos. ¿Qué tal entonces si recurría a una lluvia de ideas?

Lluvia de ideas, según la Wikipedia, es una técnica de trabajo en grupo para resolver problemas difíciles. En principio, la gente se reúne y comienza a proponer soluciones teóricas. Ninguna es descartada, pues en principio cualquiera podría encerrar la ruta hacia la solución verdadera, así que se van recibiendo conforme se van produciendo. El resultado práctico es que cuantas más ideas se destilen en una reunión, mayor número aparecerá como consecuencia, lo que originará una verdadera "lluvia" o "tormenta". Unas ideas dan paso a otras y éstas otras desencadenan otras más, hasta que se tienen tantas que se llega a la solución de manera admirable.

Me dije que yo necesitaba eso: una lluvia de ideas. El problema es que el trabajo del escritor es básicamente solitario. No puedo sentarme con mi "equipo" a teorizar sobre historias aquí y allá. Pero sí puedo suponer que tengo un "equipo": una canción, una noticia, un programa de televisión sobre el Universo, sobre las costumbres culinarias en Italia o sobre las bodas tradicionales de Indonesia. Cualquier cosa funciona. Luego, está también un repaso a los argumentos de los clásicos. No porque vaya a copiarlos, sino porque sus planteamientos pueden originar en mí más historias. En ese sentido, me hice una visita a una larga lista de clásicos de la ciencia ficción, y me resultó explosiva.

Animada por mis actividades de búsqueda, hoy abrí un archivo en el Word y lo titulé "Ideas para historias". Y comencé a anotar lo que se me ocurría. No es que crea que vaya a escribirlas todas, pero hasta el momento llevo unas cinco o seis totalmente distintas. Si pienso que comencé con una pobre y triste línea y ahora tengo una pila de posibles argumentos, no puedo quejarme de la "lluvia" (creo que hasta el momento ha sido un importante aguacero, ya veré si llega a tormenta).

¿Qué haré después con los cuentos que llegue a escribir? No lo sé. Posiblemente los envíe a certámenes (que abundan), o los proponga para una publicación online, o tal vez sólo los deposite en mi archivo como fondo de argumentaciones. Todo dependerá del resultado, de si me gusta, si me convence o si no. Y lo más importante de todo, me divertiré mucho en el proceso.

¡Eso seguro!

2 de julio de 2009

Si no escribiera...

Todavía no he convertido mi pasión en mi modus vivendi, pues escribir es todavía una actividad que emprendo cuando las obligaciones de mi trabajo regular me lo permiten, pero sigo trabajando con la idea de convertir dicho deleite en mi medio de vida. Ya sé lo que se dice: ¿cuál escritor puede darse el lujo de vivir de la escritura? Muy pocos. Sé eso y soy consciente de que es posible que sólo llegue a ser un medio de vida parcial, pero igual aliento mis esperanzas de convertirlo en mi ocupación principal.

Entretanto, estuve divagando sobre otras ocupaciones, siempre relacionadas con el mundo literario, que no fuesen exactamente el de la autoría creativa. ¿Qué me habría gustado ser si no escribiera? No hablo de otros campos de escritura, como ser articulista o columnista, en los que también es preciso escribir, sino a actividades que no conlleven el acto de crear piezas escritas...

Una fantasía común, supongo, está en la de tener una librería. Algo así como el personaje que interpreta Meg Ryan en You've got mail, pues vive en uno de los lugares más encantadores de Nueva York y posee una librería de ensueño. No sólo es dueña del negocio, sino que escoge lo que vende. Claro que es una imagen de película. En la vida real, tendría menos de mundo de libros y sí mucho de negocios puros y duros, pues se trata de vender productos. De todas formas, si hubiera de dedicarme a algún negocio relacionado con los libros, el más evidente sería ese. Al menos, en mis horas muertas, si me pongo a leer no estaría mal visto.

Leyendo a Teo y su pintura del mundo editorial, pensé también que me habría gustado trabajar en una editorial. Podría ser lectora, podría ser editora adjunta, incluso editora. ¡Sería fascinante! Agotador, por las noticias que hemos recibido, y posiblemente muy estresante en ocasiones, pero fascinante. Estaría en contacto con lo bueno, lo malo y lo feo del mundo de la literatura, pues los editores son quienes reciben las obras en bruto y tienen ocasión de encontrar verdaderas joyas o perder miserablemente su tiempo. Pienso que sería fascinante.

Un trabajo opcional que salta a la vista es el profesorado de literatura, pero es el que encuentro menos estimulante. Si es en la secundaria, tus alumnos no suelen estar muy interesados y si es en la universidad, debes lidiar con mentes adultas jóvenes que se interesan más por la vida social que por los libros. Sin embargo, pienso que es el ambiente donde puedes marcar diferencias personales. Dependiendo de cuán apasionado e interesado seas, así puedes lograr inspirar a más personas en el maravilloso mundo de la lectura y hacer que tus alumnos amen los libros después de todo. Con uno solo que logre interesarse, ya sería un logro. El problema es que esta ocupación requiere más vocación de enseñanza que de estricto amor a la literatura, y no sé si yo tenga el primer ingrediente... De todas maneras, es una opción.

¿Corrector de estilo? Siempre es una posibilidad. ¿Traductor? Si sabes de verdad un idioma extranjero, puedes obtener tu licencia de traductor y descubrir mundos nuevos en la literatura extranjera... Habría sido una ocupación magnífica para mí si me hubiera decidido a estudiar una lengua extranjera con seriedad...

En fin... tengo la ligera sospecha de que en el fondo de mi corazoncito el gusanillo por la escritura siempre habría encontrado la manera de salir a la superficie. Tal vez, en una realidad alternativa, si no escribiera... me habría gustado hacerlo.