30 de marzo de 2010

¿Nuevas técnicas narrativas?

Finalmente repuesta de una gripe dolorosa y aburrida -sí, porque me vi imposibilitada durante algunos días de hacer nada que no fuera dormir- regreso a la red y me encuentro con artículos casi surrealistas, tal como éste. ¡El "nuevo" lenguaje de la ficción! Y me quedo algo sorprendida de la exposición de tales ideas. De forma colateral, en un mensaje muy interesante dejado en su blog ha poco, la escritora Care Santos razona también entorno al artículo y a la serie de televisión allí mencionada (la que supuestamente ha formado "culto" y ha "revolucionado" la manera en que se cuentan las cosas) y esgrime una serie de reflexiones más que pertinentes para nosotros, los narradores de oficio. ¿Es que acaso debemos cambiar la manera en que planteamos nuestras propias historias para adecuarlas a esta nueva necesidad del público -lector o espectador- que está dispuesta a envolverse con ellas?... Y no es una preocupación nimia. Es una auténtica interrogante que guarda relación con la filosofía y el estilo de un narrador a diferencia de otro cualquiera.

Considero que las reflexiones de Care Santos son pertinentes, pero tengo mis propias impresiones al respecto. Primero, no creo que esta manera de contar historias sea "nueva". Ni mucho menos que Perdidos (Lost) haya forjado un "culto". Todo esto parte del boom del momento, porque la serie se acerca a su final y porque han surgido otras series, más o menos tremebundas y atropelladas y misteriosas, similares a ésta, que dan la impresión de seguir un "culto". Pero creo que no son más que cohetes y fuegos artificiales. Detrás está la industria del entretenimiento intentando rescatar un fracaso comercial y obtener hasta el último centavo de reposición posible.

Perdidos arrancó con grandes expectativas. Y acostumbró al espectador a esperar eventos y giros narrativos sorprendentes, a que se le dejara asombrado y temblando al final de cada capítulo y a que todo podía darse vuelta por completo en el siguiente. El problema fue que, al parecer, los guionistas (o sea, los escritores o narradores) no tenían muy claro hacia dónde iban y echaban mano de cuanto estuviera a su alcance para lograr suspender a la audiencia de manera forzada. ¿Qué sucedió en el transcurso del tiempo? Lo predecible.

El espectador se cansó y comenzó a retirarse. La serie se vio ante un declive pasmoso de audiencia y sólo con nuevos giros "extraños" logró mantenerse hasta la sexta temporada y no más allá. Fin de la historia. ¿Culto? ¿Cuál? ¡Perdió a su principal objetivo: la audiencia! Y por una razón muy simple: porque quien mira una serie o lee un libro espera que la secuencia de eventos tengan una coherencia interna creíble que lo inste a seguir mirando o a seguir leyendo. Contar por contar, a lo loco y sacándose eventos y explicaciones de la manga cobra un precio alto y es que el seguidor de la historia se canse de tantas contradicciones y de tan pocos instantes de paz. Sí, porque se necesita un momento para pensar, para sentir la historia, para creer en ella, para vivirla. Si te la pasas de sobresalto irracional en sobresalto irracional, te cansas de los sobresaltos, y al siguiente ya ni siquiera reaccionas.

¿Nuevo? No, para nada. El folletín primero y la telenovela después son maestros en el arte de dejar en suspenso un final de capítulo. Siempre atentos a los vaivenes del público, estos espacios crearon esa historia que se va armando al momento en que es digerida por su audiencia, y que necesita mantener su interés a punta de espoleos violentos de la acción, de manera que el espectador o el lector consuman el siguiente capítulo con la misma voracidad que el primero. Es un estilo suspensivo muy utilizado por innumerables narradores a lo largo del tiempo. ¿Recuerdan a Sherezada, la narradora de cuentos de Las Mil y Una Noches? Dejaba en suspenso su cuento en el peor momento, precisamente para evitar que el sultán la decapitara con tal de escuchar la continuación. ¡Y así se fue mil y una noches!

Es exactamente el mismo mecanismo.

¿Qué es lo deplorable de Lost y otras series similares (Heroes, Flasforward, etc.) y por qué van perdiendo audiencia? Pues si una cosa distingue a las telenovelas y a los folletines es su impresionante éxito de audiencia. No decae, se incrementa. ¿Por qué estas series de "impacto" están perdiendo seguidores y necesitan de declaraciones fuera de la serie, de escándolos entorno a sus actores, y de otros subterfugios de la publicidad para llamarlos de vuelta?

Porque están mal hechas. Eso es todo. Para escribir un buen folletín tienes que tener muy buen pulso de tu público, cierto, pero debes saber a dónde te diriges. Debes ser coherente. Las telenovelas son exitosas porque a pesar de algunos baches y exageraciones de tono, son en conjunto primordialmente coherentes. Y tienen suave remansos de paz de cuando en cuando, con lo que le dan respiro al espectador y lo asientan. No se puede ir atropelladamente a lo largo del capítulo inventando cosas absurdas que luego no explicas y esperar que el espectador se lo crea y regrese. No es así.

Por tal motivo, que la prensa hable y que los críticos hablen de "culto" y otras parafernalias. No hay rescate. Lost será olvidada con el tiempo y lo mismo ocurrirá con otros adefesios narrativos conforme surjan. No está fundando nada nuevo. Sólo está haciendo mal lo que ya otros hicieron muy bien en su momento. Y siguen haciendo.

Con respecto a nosotros, los narradores de oficio, calma. No es el momento de llenar de giros extraños nuestras novelas o cuentos si no tenemos idea de a dónde vamos. Seamos coherentes primero. Y entonces sí... contemos nuestra historia. ;)

12 de marzo de 2010

Maravilla: la magia de las palabras

El otro día me quedé viendo la transmisión de la entrega de los premios Óscar en Los Angeles. La ceremonia estaba agradable, los anfitriones simpáticos, y siempre es interesante ver quién gana y quién pierde entre tantas caras conocidas y de tantas producciones cinematográficas que, aunque no haya visto, si he oído mencionar. Por eso me quedé viendo la entrega -y porque no tenía nada mejor que hacer también, la verdad-.

¡Cuántas categorías! ¡Cuántos detalles a tomar en cuenta! Mirando a tantas personas subir al escenario para recibir sus estautillas, no pude por menos que pensar en lo costoso y complejo que es hacer una película. Incluso en una que no lleve efectos especiales, todo debe ser tomado en cuenta: desde un guión coherente e interesante -la base de la película-, hasta la adecuada selección de actores, entre protagónicos y secundarios, la elaboración de los escenarios -incluyendo todos los accesorios como muebles, cubiertos, cortinas, libros, etc-, el diseño del vestuario, el maquillaje de los actores, el tipo de tomas, la tecnología a aplicar en dichas tomas, la música, el ritmo, los sonidos y la mezcla de los sonidos, y una larga lista de detalles que ya ni recuerdo pero que sé que están allí. Hablamos, pues, de varias decenas de personas entorno a la elaboración de una sola película. Que salga bien o mal depende en grado sumo de las habilidades y dedicación del director (el jefe, obvio) y de la fortaleza del guión que le da origen. Pero también, incidentalmente, de una buena ambientación, de un buen fondo musicial y de muchos factores combinados.

Es una tarea monumental.

¿Y cuál es su objetivo? Pues, muy simple: encantar a un público.

Sí, encantar a un público, eso es todo. Que la reflexión, que la emoción, sí, sí, que expresar ideas, que hacer denuncias, que explorar nuevas técnicas, todo eso está muy bien. Que realizar un sueño, que ver convertidas en realidad tantas ideas, que ganar mucho dinero. Todo eso es válido. Pero se reduce a encantar a un público. Si no encantas a tu público, estás frito, porque esa inmensa tarea fue muy costosa y puedes quedar atorado de deudas de por vida. Tienes necesariamente que encantar a tu público.

Para eso es que se crearon tantos apoyos a la labor de los actores. Y por eso es que merecen todos estos reconocimientos. Pues no es fácil encantar a un público. Muchos piensan que sí, que es muy sencillo. ¡Vaya que no! No es fácil. Debes gastar mucho y pensar mucho. Si al final el producto es una obra maestra o una mera máquina entretenida, da igual. Lo importante es que encantaste a un público. Y fuiste exitoso.

Me dije entonces que ante toda esta parafernalia, un escritor sólo dispone de un trozo de papel y un puñado de palabras. La cara ayuda: una editorial profesional se cuida muy bien de preparar una cubierta atractiva, de contar con materiales de buena calidad, de unir bien las páginas, etc. Todo eso cuenta. Pero al final, lo que tienes en las manos es un puñado de palabras, escritas por una persona que intentará encantarte con ellas y sólo con ellas, sin ayuda de imágenes sugerentes realizadas con cámaras de alta tecnología, sin grandes orquestas ni números musicales, sin golpes de sonido ni efectos visuales. Sólo palabras.

Uno diría, así de pronto, que es evidente por qué hay "tanto" público en los cines y tan "pocos" lectores. Pero en un segundo pensamiento, te das cuenta de que no son tan "pocos" los lectores. Eso de que "nadie" lee es una falacia. ¡Claro que se lee y mucho! Los lectores en el mundo se cuentan por millones, decenas de millones. Los libros se compran en cantidades industriales -sí, por eso existe la industria editorial- y muchos de ellos, sino todos, son leídos por millones de personas. Y hablando sólo de los libros que contienen obras literarias, podemos afirmar que muchas de esas historias son el encanto de millones de personas.

¿No es entonces sorprendente, maravilloso? ¡Qué extraordinaria labor la del escritor solitario que con el sólo uso de su pluma pueda encantar enormes públicos anónimos, fascinados por las historias que cuenta, sin otro auxilio ni soporte visual o auditivo! ¿No es fascinante? La magia de las palabras. Pensé entonces en tantas veces que un libro me hizo sentir la misma fascinación que una de estas películas costosas y llenas de maravillas tecnológicas, sin contar con ello. Y en la admiración que sentía entonces por el autor de tanta maravilla... y sólo pude expresar un deseo:
Quieran las Musas que alguna vez mi propia pluma pueda encantar a un público como lo hicieron tantas veces mis lecturas... :)

5 de marzo de 2010

Imaginarios 3 disponible

Para todos aquellos que han estado siguiendo las publicaciones de la revista Imaginarios, les cuento que ya está disponible el tercer número. La portada es estupenda, muy sugestiva, y me ha impresionado agradablemente. Les transcribo una parte de la presentación oficial del sitio de la Federación Española de Fantasía Épica:

"Estimados Imaginarios.

Ya estamos de nuevo, un trimestre más, esperando que los contenidos de este número os gusten tanto o más como los anteriores y, como viene siendo costumbre, con una excelente novedad: os invitamos a entrar en la PRESENTACIÓN para que podáis disfrutar de la revista también de forma on-line (¡¡gracias Sarima por tu apoyo, esfuerzo y trabajo!!). Desde ese mismo sitio podréis descargarla en pdf, ¡cómo siempre!

¿Y qué nos depara ImagiMarzo? Pues todas los novedades en literatura, cine, cómic, manga y la agenda cultural. Como plato fuerte tenemos en literatura un especial sobre Tolkien, el maestro, que ha evocado la portada creada por la fotógrafa, y primera contraportada de nuestra revista, Desirée Delgado. Alfonso Cea y Sergio R. Alarte nos trasladan a la Tierra Media con unos ilustradores de excepción: Sarima, Juan Díaz, Alberto Arribas, Óscar Pérez, Sirats Barandika y Carlos “Wolf”.

En literatura también tenemos un artículo sobre “La torre oscura” del mago del terror Stephen King por Rayco Cruz, el adiós a “Louise Cooper”… el tiempo ha quedado paralizado con el fallecimiento de esta escritora que nos ha hecho disfrutar mucho, de la mano de Fernando Cea. Miguel Ángel Mateos nos introduce en la “Creación de mundos de fantasía” y nuestra jovencísima Iria Gil nos habla de “Los creadores de sueños” que sois todos aquellos que os gustaría escribir historias para todos. La escritora y compañera Lucía González Lavado nos introduce en un género que está pegando fuerte, el paranormal, con una ilustración de David Puertas acompañando el artículo. Volvemos a tocar la Ciencia Ficción, esta vez de la mano de Eloy Martos. Para terminar con los artículos literarios, Alberto González nos lleva hasta “El día de los trífidos” y, para finalizar la sección un relato de Juan Silva, ilustrado por él mismo. [...]"


Hay más, por supuesto. Y considerando la calidad de los dos números anteriores, estoy segura de que éste será igualmente satisfactorio. ¡Buen provecho con su lectura! :)