Finalmente repuesta de una gripe dolorosa y aburrida -sí, porque me vi imposibilitada durante algunos días de hacer nada que no fuera dormir- regreso a la red y me encuentro con artículos casi surrealistas, tal como éste. ¡El "nuevo" lenguaje de la ficción! Y me quedo algo sorprendida de la exposición de tales ideas. De forma colateral, en un mensaje muy interesante dejado en su blog ha poco, la escritora Care Santos razona también entorno al artículo y a la serie de televisión allí mencionada (la que supuestamente ha formado "culto" y ha "revolucionado" la manera en que se cuentan las cosas) y esgrime una serie de reflexiones más que pertinentes para nosotros, los narradores de oficio. ¿Es que acaso debemos cambiar la manera en que planteamos nuestras propias historias para adecuarlas a esta nueva necesidad del público -lector o espectador- que está dispuesta a envolverse con ellas?... Y no es una preocupación nimia. Es una auténtica interrogante que guarda relación con la filosofía y el estilo de un narrador a diferencia de otro cualquiera.
Considero que las reflexiones de Care Santos son pertinentes, pero tengo mis propias impresiones al respecto. Primero, no creo que esta manera de contar historias sea "nueva". Ni mucho menos que Perdidos (Lost) haya forjado un "culto". Todo esto parte del boom del momento, porque la serie se acerca a su final y porque han surgido otras series, más o menos tremebundas y atropelladas y misteriosas, similares a ésta, que dan la impresión de seguir un "culto". Pero creo que no son más que cohetes y fuegos artificiales. Detrás está la industria del entretenimiento intentando rescatar un fracaso comercial y obtener hasta el último centavo de reposición posible.
Perdidos arrancó con grandes expectativas. Y acostumbró al espectador a esperar eventos y giros narrativos sorprendentes, a que se le dejara asombrado y temblando al final de cada capítulo y a que todo podía darse vuelta por completo en el siguiente. El problema fue que, al parecer, los guionistas (o sea, los escritores o narradores) no tenían muy claro hacia dónde iban y echaban mano de cuanto estuviera a su alcance para lograr suspender a la audiencia de manera forzada. ¿Qué sucedió en el transcurso del tiempo? Lo predecible.
El espectador se cansó y comenzó a retirarse. La serie se vio ante un declive pasmoso de audiencia y sólo con nuevos giros "extraños" logró mantenerse hasta la sexta temporada y no más allá. Fin de la historia. ¿Culto? ¿Cuál? ¡Perdió a su principal objetivo: la audiencia! Y por una razón muy simple: porque quien mira una serie o lee un libro espera que la secuencia de eventos tengan una coherencia interna creíble que lo inste a seguir mirando o a seguir leyendo. Contar por contar, a lo loco y sacándose eventos y explicaciones de la manga cobra un precio alto y es que el seguidor de la historia se canse de tantas contradicciones y de tan pocos instantes de paz. Sí, porque se necesita un momento para pensar, para sentir la historia, para creer en ella, para vivirla. Si te la pasas de sobresalto irracional en sobresalto irracional, te cansas de los sobresaltos, y al siguiente ya ni siquiera reaccionas.
¿Nuevo? No, para nada. El folletín primero y la telenovela después son maestros en el arte de dejar en suspenso un final de capítulo. Siempre atentos a los vaivenes del público, estos espacios crearon esa historia que se va armando al momento en que es digerida por su audiencia, y que necesita mantener su interés a punta de espoleos violentos de la acción, de manera que el espectador o el lector consuman el siguiente capítulo con la misma voracidad que el primero. Es un estilo suspensivo muy utilizado por innumerables narradores a lo largo del tiempo. ¿Recuerdan a Sherezada, la narradora de cuentos de Las Mil y Una Noches? Dejaba en suspenso su cuento en el peor momento, precisamente para evitar que el sultán la decapitara con tal de escuchar la continuación. ¡Y así se fue mil y una noches!
Es exactamente el mismo mecanismo.
¿Qué es lo deplorable de Lost y otras series similares (Heroes, Flasforward, etc.) y por qué van perdiendo audiencia? Pues si una cosa distingue a las telenovelas y a los folletines es su impresionante éxito de audiencia. No decae, se incrementa. ¿Por qué estas series de "impacto" están perdiendo seguidores y necesitan de declaraciones fuera de la serie, de escándolos entorno a sus actores, y de otros subterfugios de la publicidad para llamarlos de vuelta?
Porque están mal hechas. Eso es todo. Para escribir un buen folletín tienes que tener muy buen pulso de tu público, cierto, pero debes saber a dónde te diriges. Debes ser coherente. Las telenovelas son exitosas porque a pesar de algunos baches y exageraciones de tono, son en conjunto primordialmente coherentes. Y tienen suave remansos de paz de cuando en cuando, con lo que le dan respiro al espectador y lo asientan. No se puede ir atropelladamente a lo largo del capítulo inventando cosas absurdas que luego no explicas y esperar que el espectador se lo crea y regrese. No es así.
Por tal motivo, que la prensa hable y que los críticos hablen de "culto" y otras parafernalias. No hay rescate. Lost será olvidada con el tiempo y lo mismo ocurrirá con otros adefesios narrativos conforme surjan. No está fundando nada nuevo. Sólo está haciendo mal lo que ya otros hicieron muy bien en su momento. Y siguen haciendo.
Con respecto a nosotros, los narradores de oficio, calma. No es el momento de llenar de giros extraños nuestras novelas o cuentos si no tenemos idea de a dónde vamos. Seamos coherentes primero. Y entonces sí... contemos nuestra historia. ;)
5 comentarios:
Muy de acuerdo con vos. Definitivamente, el problema de estas series, más allá de sus trucos, es que a los pocos capítulos te das cuenta de que no van para ningún lado.
Hay un contrato entre el texto y el lector, que puede tener múltiples matices, pero no se puede obviar la regla de que el texto debe llegar a un "final" a partir de premisas coherentes (aunque los giros parezcan imposibles). Eso sí, final no significa clausura del sentido.
El problema en el otro extremo es la teleserie autocontenida en cada capítulo, donde nada ocurre fuera del mundo presentado en el caso del día. Claro, de vez en cuando meten por ahí un dizque romance que nunca cristaliza, y solo sirve para enganchar y darle humanidad a los personajes, pero en realidad, lo único que intetresa es la situación, jamás la vida o sus personajes.
Saludos
Dice por ahí, que para todos hay espacio en este mundo, y bien puede haber miles de escritores en el mundo pero la gente solo leera aquellaz historias que deleiten al lector. En el caso de las series, creo que se tomaron muy en serio que las cosas novedosas, extrañas o escandalosas hacen que cierto programa tenga una audencia grande, pero esto solo sucede si todos estos elementos son utilizados con moderación, o son bien utilizados. En cualquier caso, después de ver lo mismo muchas veces, aunque le cambien solamente las fachadas la gente se aburre y busca algo fresco, entretenido y original...
Y concuerdo contigo, no hay que temer, que también los diferentes estilos de narración cuentan mucho. Un lector no puede amar la monotonía, así que siemopre busca y se enamora de los libros por como se presentan las historias XD
Asterión: Cierto, la teleserie autocontenida al punto de que son escasos los vínculos entre capítulo y capítulo es de un aburrimiento tan mortífero que no me extraña que haya casi desaparecido. Es el otro extremo al sobresalto continuo. :)
angelk421: Exacto. Tanto sobresalto termina por acostumbrar a quien lo recibe y ya no siente nada cuando vienen los demás. Por eso estas series pierden tantos seguidores al paso del tiempo. ;)
Te encuentro toda la razón: cuando se empiezan a tirar idea tras idea sin una (valga la redundancia) idea clara del argumento general, entonces se cae en la confusión. Claro, pareciera ser que hoy en día una historia deba parecer incomprensible para que sus seguidores, muy arrogantemente, pregunten si uno es tonto por no entenderla, en circunstancias que me parece fácil de ver cuando los creadores no saben qué hacer con la historia (como la Six de Battlestar Galactica, que era obvio que en un principio no tenían idea del por qué sólo Baltar la veía hasta que inventaron el rollo de los ángeles y esas yerbas).
¿Será mucho pedir que mantengan un mínimo de coherencia? Creo que sí, la onda es ser enredado y loco a lo Dick, con historias que en el fondo no dicen nada y pretenden serlo todo.
Saludos, tu blog sigue siendo una joya, no como el mío que lo actualizo muy de vez en cuando.
Hola, Teobaldo. Gracias por tus palabras. Sí, coherencia es lo que falta, pero gracias a su presencia o su ausencia nos damos cuenta de cuáles series perduran y cuáles naufragan.
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