26 de febrero de 2010

Consejos y experiencias de quienes saben...

Navegando por blogs que me gusta visitar, me encontré con valiosísimos aportes a la diaria labor del escritor. El primero de ellos lo encontré en en el blog de Care Santos, el cual visito con frecuencia, quien nos regaló una pista hacia otra bitácora interesantísima: la de una editora (real) que aprovecha el espacio para transmitir vivencias y pensamientos entorno a su labor (la edición). Se llama Editar en voz alta, blog de Elsa Aguiar, que se dedica a la edición de literatura infantil y juvenil (LIJ). Sus comentarios, sus consejos y sus vivencias no sólo iluminan el camino de un escritor de este tipo de literatura, sino en general, pienso, a todos nosotros los escritores de todos los géneros que aún pugnamos por establecernos. Y también, de paso, a algunos veteranos, que nunca sobran las vivencias de los otros, digo yo.

Por ejemplo, tres de sus entradas tienen títulos muy sugestivos. El primero, Mitos y realidades de la edición 1: Nadie va a leer tu manuscrito, echa por tierra un temor muy extendido entre todos los autores que ha habido, hay y habrá: que las editoriales no leen los manuscritos que reciben y que los rechazan sin siquiera echarles una ojeada. Me confieso culpable de dicho sentimiento. Hace unos años, siete quizá, envié un manuscrito a una editorial y me lo devolvieron con una carta en la cual me decían escuetamente que no iban a publicarlo. Me sentí ofendida y triste, pensando que ni siquiera lo habrían abierto. Creo que he madurado desde entonces y ya no pienso así. Simplemente no era publicable. Quizá habría agradecido que me dijeran por qué, pero también es irreal pretender que un editor se dedique a explicar a cada autor por qué no le ha de publicar su manuscrito, si éstos se apilan por decenas y a veces por centenas. ¡Jamás publicaría! Elsa Aguiar, en su blog, ha venido a confirmar la lógica de las cosas: ¿Cómo va un editor a dejar pasar un manuscrito si su negocio y su trabajo depende de ellos? Una editorial que no reciba manuscritos está condenada a cerrar. Es preciso abrirlos, leerlos, para saber si allí está el próximo libro a publicar, y quizá, hasta el próximo éxito.

Ahora bien, con gran sensatez, Elsa explica que a nivel profesional, un editor puede saber con las primeras páginas si un manuscrito merece ser leído en su totalidad o si no. Primero, lo que resulta obvio, si carga con muchos errores de estructura, de ortografía o de gramática, ni se molestará en continuar. Segundo, si no casa con la línea editorial, ¿para qué perder el tiempo? Tercero, si se muere de aburrimiento, si no es interesante, aunque esté bien escrito, un lector ordinario también, así que el libro no será ni mucho menos medianamente exitoso. ¿Que pueden equivocarse? Pues sí, claro, son humanos, pero no puedo dejar de entender esta línea tan sensata de razonamientos.

Otros dos títulos también resultaron muy sugestivos. Uno es Escribir bien y tener una buena novela no es lo mismo, lo cual parece muy obvio, pero resulta que no lo es. No al menos para muchos autores. Y el otro título es Mitos y realidades de la edición 2: Las editoriales sólo publican lo que vende, en la que se expone una verdad como un templo -las editoriales son empresas y deben, si quieren existir, vender sus libros- y se subraya un mito muy extendido -un libro que vende es el que cuenta la historia de moda-. Me parecieron entradas valiosas, por la cantidad de reflexiones entorno a dichos temas, y también por la presencia de comentarios muy sugerentes de escritores y/o lectore varios que siguen el blog. En otras entradas me referiré un poco a esos temas.

Elsa también se refiere a la figura del editor y sus funciones, reflexiona un poco sobre la llegada del libro electrónico y hasta expone algunos consejos para quienes se presentan a concursos literarios, los cuales recomiendo encarecidamente revisar. Es increíble lo lógica que es la lista y lo fácil que es que no se cumpla. ;)

Además del blog de Elsa, también fue interesante leer los consejos que esbozó la escritora Margaret Atwood para el periódico británico The Guardian, y que Ediciona publica en español para iluminación del resto de la comunidad de escritores. Algunos consejos son en realidad manías muy personales de Atwood, pero otros son pistas muy interesantes que pueden mejorar nuestro desempeño.

¿Está de más echarles una ojeada? Yo diría que no. En el mundo de la escritura profesional, siendo tan difícil, y estando el escritor tan solo la mayor parte del tiempo, este tipo de consejos y reflexiones caen como anillo al dedo, pues iluminan nuestros errores y nos permiten avanzar en la dirección correcta, si es que realmente queremos coronar nuestra carrera como verdaderos autores consagrados. :)

20 de febrero de 2010

Nueva editorial y nuevos autores...

¡Qué agradable es recibir buenas noticias! El problema es que lo usual es recibir de las malas o no recibir ninguna y de eso saben mucho los diarios y noticieros habituales. En nuestro mundo editorial, las noticias tampoco dejan de ser negativas en muchos aspectos: que la crisis económica, que la gente "no lee", que los escritores ven rechazados sus trabajos, que se los piratean, que el libro electrónico viene y hay que prepararse, que se encarecen los libros, y muchos etcéteras largamente conocidos. Por tal motivo, siempre es de alegrarse cuando las noticias que se reciben de naturaleza positiva.

En primer lugar, tengo que felicitar otra vez a Teo Palacios. Su primera novela, Hijos de Heracles, no sólo salió a la venta el pasado 20 de enero, sino que ya ha ocupado los primeros lugares de ventas en la sección de novelas históricas de la FNAC. Es de gran alivio ver su libro ubicado entre best-sellers habituales, como Los Pilares de la Tierra de Ken Follet y La Catedral del Mar de Idelfonso Falcones. Personalmente, espero que la cosa se mantenga, pues así se incrementan las posibilidades de ver el libro de este lado del Océano (¡ojalá!). :)

En segundo lugar, esta semana fue la erupción de muchas noticias felices entre los escritores noveles de Sedice.com: ¡varios de estos excelentes autores anunciaron haber concretado la publicación de su primera novela! El panorama abarca varias editoriales, y estoy contentísima de que estén a punto de salir a la luz. Una de ellas es Susana Eevee, quien nos contó la feliz noticia de que su novela Dos Coronas verá la luz bajo el sello Excálibur Fantástica. :) ¡Esperamos verla pronto en venta!

Finalmente, también esta semana recibimos una estupenda noticia. Pily B., editora del portal NGC 3660, que ha sido hogar de muchos autores, tanto de relatos como artículos (incluyendo mi Por siempre otro, 2007), se ha lanzado a la mar: Nace NGC Ficción!, la nueva editorial que dará cobijo a obras enmarcadas en la ciencia ficción, el terror y la novela negra. Y abre su labor con una novela de ciencia ficción escrita en castellano original, con lo que da una muestra clara de tener como intención acoger la literatura escrita en nuestro idioma. ¡Bien!

¿Qué más puedo añadir? Pues nada. Sólo disfrutarlo, como se merece. :)

12 de febrero de 2010

Para el Día de San Valentín...

Ahora que nos acercamos a un nuevo San Valentín, surgen de inmediato las consideraciones entorno al amor. Ya sé que se le critica como fecha comercial inventada y alimentada por los fabricantes de tarjetas y dulces, entre otros, pero dejando de lado todas esas observaciones -tan válidas como cualquiera- podemos detenernos un momento en el tema (o pretexto) de esta celebración, cual es el amor (y su prima la amistad).

¿De cuántas maneras se puede celebrar una fecha que festeja el amor (de pareja) y la amistad sincera? ¡Púf! Las posibilidades son variadísimas. Si tienes un corazón romántico planearás viajes, cenas, paseos a la luz de la luna o en mitad de una tarde soleada, o jugarás con la nieve (si estás en la latitud adecuada). Si tienes un corazón apasionado, preferirás la intimidad, el baile y los juegos eróticos. Y si no tienes pareja, te dirás que la fecha carece de importancia.

¿Y un literato? ¿Escribirá poemas? Bueno, siempre he pensado que un género ideal para expresar amor, deseo o frustración amorosa es la lírica. No por casualidad son famosos precisamente los grandes poemas de amor y no es casual tampoco que las canciones populares con letras de amor sean en verdad poemas cruzados con música. La música es una magnífica compañera para la lírica, por cierto, y es también un medio expresivo magnífico para cuestiones de amor.

Pero si no eres poeta o músico y te dedicas a la literatura de todas maneras, supongo que puedes inclinarte por el género epistolar, con esas maravillosas cartas de amor que se han escrito a lo largo de la historia de la literatura universal, o por el género narrativo romántico, contando historias de amor envolventes y grandiosas, trágicas o felices, que hacen las delicias del público.

Sí, las historias de amor abundan. Hoy en día se han apoderado del cine, la televisión, las canciones -pues también se cantan historias- y continúan su reinado en la literatura. En alguna ocasión, de hecho, mencioné el amor como uno de los grandes temas y así es. No sólo se encuentra en la novela romántica, expresión máxima de dicho tema, sino también en todos los otros, de tal manera que incluso amenaza con desvirtuar la naturaleza de géneros tan rudos/fríos como el terror o la ciencia ficción.

No voy a entrar en la polémica de si debería eliminarse el romanticismo de la literatura de terror. Sólo diré que no me extraña que tarde o temprano llegara a ella. El emparejamiento es un instinto básico, muy poderoso, de la especie humana, y todo lo que lo rodea se convierte en interés constante para nosotros. Dado que el arte es expresión de nuestras subjetividades e inquietudes, es lógico que llevemos los complejos e intrincados senderos del amor pasional hasta sus últimas consecuencias, por lo que no es de extrañar que más tarde o más temprano nos preguntáramos si podríamos amar a un vampiro, un hombre lobo o un alienígena, pasando por el psicópata, el terrorista y el delincuente. Son temas demasiado tentadores para no ser abordados.

Dicho esto, y en la proximidad de San Valentín, ¿no es de esperar que también incluyamos en nuestras actividades leer, mirar o escuchar una buena historia de amor? ¿Un relato que nos subyugue, que nos haga llorar o reír, que reafirme nuestra desesperanza o más bien la elimine? ¿No resulta adecuado... siempre?

Una buena historia de amor, que endulce ese Día de San Valentín en una forma o en la otra... y que se una a la larga tradición de la literatura de todos los tiempos... :) Aaaah...

9 de febrero de 2010

Premios Nacionales y subsidios escritoriles

Hace poco se despertó la polémica en mi país a raíz de una decisión de los jurados que otorgan los Premios Nacionales: declararon desiertas las categorías de cuento y novela. Era la segunda vez que desairaban a los cuentistas y en el caso de los novelistas, en vez de otorgar el premio, se limitaron a realizar una mención honorífica. En otras palabras, la novela que mereció semejante distinción alcanzó para "mención" pero no para el premio en sí. ¿Es tan raro que se declare desierta una categoría en premios?

Por supuesto que no.

Me explico: siempre es factible que en un determinado certamen, a criterio de los jueces, las obras no revistan la suficiente calidad como para merecer un premio de la naturaleza de los Premios Nacionales, los cuales son otorgados en todas las disciplinas artísticas y científicas del país por parte del Ministerio de Cultura. Es decir, se trata de una distinción notable, y se esperaría, claro está, que los nominados fuesen dignos de alcanzar dicha distinción.

Ahora bien, ¿cuáles son las posibilidades de que en toda la producción literaria nacional no haya habido una sola, una sola, obra que mereciera ser premiada? Se editan miles de libros al año en Costa Rica, de variada naturaleza, y por cierto que son muchas y variadas las colecciones de cuentos y las novelas que son presentadas por las editoriales públicas y privadas cada año. ¿Es acaso razonable pensar que ninguno de esos escritos se haya distinguido de los demás? ¿Ninguno?

Revisando las listas de nominados, era apreciable la cantidad y variedad de géneros literarios que cuentos y novelas presentaban. Escritores veteranos se mezclaban con algunos más noveles, y muchas de esas obras ya habían recibido algunas distinciones menores. Y la explicación dada por algunos jurados no fue ni satisfactoria ni aclarativa. Conclusión: los escritores nacionales se vieron privados de la casi única distinción de importancia del medio cultural nacional, como si fueran pocas las vicisitudes que deben atravesar para poder dedicarse a su oficio.

Alguien, lamentándose de este estado de cosas, declaró que el desaire al escritor nacional sólo ahondaba la crisis intelectual y educativa que sobrelleva el país y que profundiza el drama que a diario vive el artista nacional. Que debería hacerse algo por esto. Que se debe tender una mano a los escritores nacionales, una condición favorable, para que su obra no sólo se edite sino que también se vea, sea apreciada por el lector, sobresalga entre la variadísima presentación de best-sellers y autores extranjeros de renombre. ¿Por qué no otorgar un subsidio estatal?

Y aquí las cosas, me parece, se descarrilan. ¿Subsidios a los escritores? Algo así como un salario, se diría, para que no tuvieran que depender de las hipotéticas regalías que recibirían por concepto de ventas al público y pudieran dedicarse "al arte". Según esta teoría, los escritores nacionales estarían libres de las leyes mercantilistas que tanto daño les hacen y podrían aportar al país el caudal de su talento. En teoría.

Y tal teoría me horroriza. No estoy de acuerdo con el dictamen de los jurados de los Premios Nacionales. Pienso que se desairó injustamente a los escritores nacionales y se les privó de una distinción crucial para ser vistos y apreciados por el público lector mismo. Pero de allí a pasar a ser un asalariado estatal, hay un trecho inmenso.

Subsidiar a los escritores sería lo mismo que abrir la llave de la corrupción y el amiguismo, por un lado, de la previa censura y el empobrecimiento cultural por el otro. Sólo aquellos bien "conectados" con el status quo tendrían acceso a los dichosos subsidios. Sólo aquellos que escriben de acuerdo a los "valores" del ministerio recibirían tales ayudas. Desaparecería el talento y la innovación. El libre pensamiento y el deseo por explorar nuevas expresiones literarias.

Creo que lo mejor que un país puede hacer por sus escritores es abrir los espacios para que aquellos que lo desean o puedan realizarlo los llenen. Que se favorezca la producción literaria eliminando los impuestos sobre la importación de insumos de imprenta, por ejemplo, o que también se fortalezca el nacimiento de más bibliotecas públicas con amplio despliegue de obras nacionales al lado de las extranjeras -pues tampoco vamos a cerrarnos al mundo, como alguien muy "despabilado" también quiso insinuar-, que se promuevan nuevos modelos educativos donde los estudiantes no solo lean los libros sino que los escojan y los discutan, etc.

Y, por supuesto, que los jurados de los Premios Nacionales sean personas de gran estatura intelectual y claridad de visión, para que dejen de declarar desiertas categorías rebosantes de literatura.