Navegando por blogs que me gusta visitar, me encontré con valiosísimos aportes a la diaria labor del escritor. El primero de ellos lo encontré en en el blog de Care Santos, el cual visito con frecuencia, quien nos regaló una pista hacia otra bitácora interesantísima: la de una editora (real) que aprovecha el espacio para transmitir vivencias y pensamientos entorno a su labor (la edición). Se llama Editar en voz alta, blog de Elsa Aguiar, que se dedica a la edición de literatura infantil y juvenil (LIJ). Sus comentarios, sus consejos y sus vivencias no sólo iluminan el camino de un escritor de este tipo de literatura, sino en general, pienso, a todos nosotros los escritores de todos los géneros que aún pugnamos por establecernos. Y también, de paso, a algunos veteranos, que nunca sobran las vivencias de los otros, digo yo.
Por ejemplo, tres de sus entradas tienen títulos muy sugestivos. El primero, Mitos y realidades de la edición 1: Nadie va a leer tu manuscrito, echa por tierra un temor muy extendido entre todos los autores que ha habido, hay y habrá: que las editoriales no leen los manuscritos que reciben y que los rechazan sin siquiera echarles una ojeada. Me confieso culpable de dicho sentimiento. Hace unos años, siete quizá, envié un manuscrito a una editorial y me lo devolvieron con una carta en la cual me decían escuetamente que no iban a publicarlo. Me sentí ofendida y triste, pensando que ni siquiera lo habrían abierto. Creo que he madurado desde entonces y ya no pienso así. Simplemente no era publicable. Quizá habría agradecido que me dijeran por qué, pero también es irreal pretender que un editor se dedique a explicar a cada autor por qué no le ha de publicar su manuscrito, si éstos se apilan por decenas y a veces por centenas. ¡Jamás publicaría! Elsa Aguiar, en su blog, ha venido a confirmar la lógica de las cosas: ¿Cómo va un editor a dejar pasar un manuscrito si su negocio y su trabajo depende de ellos? Una editorial que no reciba manuscritos está condenada a cerrar. Es preciso abrirlos, leerlos, para saber si allí está el próximo libro a publicar, y quizá, hasta el próximo éxito.
Ahora bien, con gran sensatez, Elsa explica que a nivel profesional, un editor puede saber con las primeras páginas si un manuscrito merece ser leído en su totalidad o si no. Primero, lo que resulta obvio, si carga con muchos errores de estructura, de ortografía o de gramática, ni se molestará en continuar. Segundo, si no casa con la línea editorial, ¿para qué perder el tiempo? Tercero, si se muere de aburrimiento, si no es interesante, aunque esté bien escrito, un lector ordinario también, así que el libro no será ni mucho menos medianamente exitoso. ¿Que pueden equivocarse? Pues sí, claro, son humanos, pero no puedo dejar de entender esta línea tan sensata de razonamientos.
Otros dos títulos también resultaron muy sugestivos. Uno es Escribir bien y tener una buena novela no es lo mismo, lo cual parece muy obvio, pero resulta que no lo es. No al menos para muchos autores. Y el otro título es Mitos y realidades de la edición 2: Las editoriales sólo publican lo que vende, en la que se expone una verdad como un templo -las editoriales son empresas y deben, si quieren existir, vender sus libros- y se subraya un mito muy extendido -un libro que vende es el que cuenta la historia de moda-. Me parecieron entradas valiosas, por la cantidad de reflexiones entorno a dichos temas, y también por la presencia de comentarios muy sugerentes de escritores y/o lectore varios que siguen el blog. En otras entradas me referiré un poco a esos temas.
Elsa también se refiere a la figura del editor y sus funciones, reflexiona un poco sobre la llegada del libro electrónico y hasta expone algunos consejos para quienes se presentan a concursos literarios, los cuales recomiendo encarecidamente revisar. Es increíble lo lógica que es la lista y lo fácil que es que no se cumpla. ;)
Además del blog de Elsa, también fue interesante leer los consejos que esbozó la escritora Margaret Atwood para el periódico británico The Guardian, y que Ediciona publica en español para iluminación del resto de la comunidad de escritores. Algunos consejos son en realidad manías muy personales de Atwood, pero otros son pistas muy interesantes que pueden mejorar nuestro desempeño.
¿Está de más echarles una ojeada? Yo diría que no. En el mundo de la escritura profesional, siendo tan difícil, y estando el escritor tan solo la mayor parte del tiempo, este tipo de consejos y reflexiones caen como anillo al dedo, pues iluminan nuestros errores y nos permiten avanzar en la dirección correcta, si es que realmente queremos coronar nuestra carrera como verdaderos autores consagrados. :)
2 comentarios:
Hola, me parecen unas entradas de lo más interesante. Somos muchos los que intentamos publicar, y la verdad, cuesta ponerse en la piel del editor... porque no somos editores; mientras el editor, probablemente, es a la vez escritor y lector
Gracias por facilitar sus enlaces.
Un saludo
Con mucho gusto. :)
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