22 de mayo de 2013

Intenso

Hace poco encontré y cité un artículo del Writer's Digest llamado "15 Things a writer should never do", donde, entre varias cosas importantes que hace resaltar está el último: "Nunca de verdad te rindas". Estos dos meses que he pasado pueden dar testimonio de esta máxima: nunca había puesto tanto empeño en la reducción sistemática de un texto ya escrito, del que me siento satisfecha y en el que no quería eliminar personajes y ciertas escenas, sin llegar a cambiarlo. Todavía estoy en la empresa. Es dura, es desafiante. Contar lo mismo con muchísimas menos palabras y que quede bien es una tarea titánica. Y sin embargo, no se me ha pasado por la cabeza, ni un solo momento, rendirme.

Les aconsejo leer el artículo. Es refrescante. =)

6 comentarios:

Begoña Argallo dijo...

A mí me cuesta mucho releer algo que escribí hace tiempo y sucede que siempre que comienzo cambio palabras, de algún modo abrevio, después tiendo a resumir e iluminar espacios que antes se veían sombríos. Lo curioso es que cuando vuelvo a leerlo pasado un tiempo disfruto de la lectura que hasta ese punto sólo hallé lleno de errores y cada vez queda más a mi gusto.

Hace poco encontré la fórmula que mejor me funciona, escribir la novela nueva y cuando ya no tengo más que añadir por ese día, ponerme a leer e inevitablemente corregir algo viejo. Curiosamente lo segundo me absorbe el doble o el triple de tiempo, pero disfruto lo mismo.

No es sencillo eso que cuentas pero conseguirlo es algo gratificante porque es superarse a uno mismo.
Saludos

Unknown dijo...

A mí me pasa todo lo contrario, cuando releo tengo que añadir, porque muchas veces quiero simplificar tanto que parece que estoy escribiendo en el Twitter en vez de una novela.
Por cierto, a mí también me da pereza releer mis textos anteriores y corregirlos.

Laura dijo...

Begoña: Creo que lo de dejar pasar el tiempo entre la escritura y la revisión es vital. En este caso, el tiempo transcurrido desde que entregué la novela y me fue devuelta fue lo suficientemente largo como para poder aplicarle la tijera sin muchos miramientos. Sin embargo, la conciencia de que no es asunto solo de recortar aquí y allá sino que lo que quede debe ajustarse al conjunto, es lo que añade presión a la faena.

Tienes razón, por supuesto, cuando dices que es gratificante cuando lo consigues. Y si, añado yo, el resultado te parece realmente superior al inicio... =)

Una de Magia: También sufrí el fenómeno contrario, pues quería participar en un certamen de novela corta y disponía de un relato largo que se podía ajustar, pero necesitaba un poco más de material para cumplir los requisitos mínimos de extensión. ¡Fue otro intenso dolor de cabeza! Y eso que a mí me gusta escribir y escribir y escribir... ;)

Jose Ramon Santana Vazquez dijo...

...traigo
ecos
de
la
tarde
callada
en
la
mano
y
una
vela
de
mi
corazón
para
invitarte
y
darte
este
alma
que
viene
para
compartir
contigo
tu
bello
blog
con
un
ramillete
de
oro
y
claveles
dentro...


desde mis
HORAS ROTAS
Y AULA DE PAZ


COMPARTIENDO ILUSION
LAURA



CON saludos de la luna al
reflejarse en el mar de la
poesía...




ESPERO SEAN DE VUESTRO AGRADO EL POST POETIZADO DE EXCALIBUR, DJANGO, MASTER AND COMMANDER, LEYENDAS DE PASIÓN, BAILANDO CON LOBOS, THE ARTIST, TITANIC…

José
Ramón...


Tio Antonio dijo...

Depende de lo que busque el autor. Una vez leí una curiosa descripción del tiempo interminable que se le hacía a una persona desesperada, subir unos cuantos escalones.

Yo no quito, añado. Cuanto más tiempo pasa, más ideas se me ocurren.

Saludos.

Laura dijo...

Gracias por tan bonito poema, José Ramón. =)

Tio Antonio: Hola. Aquí el asunto no es de falta o exceso de ideas. Es un problema de edición, literalmente hablando ;)