26 de mayo de 2012

Juzgando la crítica

Todos los artistas (incluyendo los autores literarios) se han de enfrentar, tarde que temprano, a la crítica. Es inevitable y predecible. Nadie se escapa de un juicio, sea lanzado por un académico o un estudioso, un periodista o el tipo de la esquina que se fijó en la obra en cuestión y también tiene su opinión sobre ella. No hay manera de ser artista, en cualquier arte, sin verse expuesto a ella.

Así que, de entrada, el primer consejo que todo artista debe recibir antes de pensar en dedicarse a su arte es:

Espera la crítica.

¿A qué cuento viene esto? Ya he hablado de la crítica antes, y supongo que volveré a hacerlo, pero en esta oportunidad, mi inspiración viene de una nutrida conversación (o discusión) en Facebook a propósito del lanzamiento de un nuevo libro que reúne un grupo de cuentos de varios autores. Uno de los autores implicados se permitió criticar algunos de los cuentos y alguno de los otros autores se sintieron "sensibilizados" ante este hecho, como si fuera sorprendente que ocurriera. De ahí se derivó una discusión sobre la crítica, los autores, la literatura, la teoría literaria, y otros etcéteras relacionados que me llevó a esta reflexión.

Sigamos.

Una de las autoras que manifestó su molestia frente a la crítica avanzó el argumento de que no se debe dirigir a un autor en su escritura, porque la escritura es un arte con un estilo que debe ser definido por el propio autor y decirle lo que debe hacer y cómo hacerlo es constreñir su imaginación y su creatividad. Más adelante se quejó de que criticar a un autor joven, en especial si es realmente joven, es dañino, porque puede desalentarlo para que siga con la escritura, cuando lo que debe hacerse es animarlo a continuar y mejorar.

Otros le contestaron con que la crítica (la buena) precisamente hace mejorar la escritura al señalar lo que puede y debe corregirse en los escritos. ¿Y qué es buena crítica? Esto generó otra discusión, porque algunos piensan que la buena crítica solo viene de los académicos con títulos universitarios y estudios en teoría literaria, mientras que otros opinan que la crítica debe ser completamente abierta y venir de todas partes.

Pues, todo eso está muy bien, aunque me parece que hay relatividades que deben ser consideradas y todo autor tiene derecho a enfrentarse a la crítica con su propia visión y su propio juicio del asunto. ¿Cómo?

Primero: ¿cómo hemos de entender la literatura? La entendemos como un arte. Eso significa que si bien no está sujeta a las rigurosidades de la investigación científica, existen ciertos lineamientos técnicos y teóricos que han de seguirse sí o sí. Por ejemplo, siendo la literatura el arte de la palabra, el primer lineamiento técnico de exigencia absoluta es que el autor DEBE dominar la palabra. Nadie que no sepa escribir puede ser escritor, así como nadie que no sepa pintar puede ser pintor. Y saber escribir implica un dominio superior al del promedio de sus coterráneos y coétaneos en general, porque si no ¿para qué diferenciar un escrito literario de uno corriente? Otros lineamientos técnicos van unidos al sector del arte literario al que el autor se dedica: si es poeta, sigue las convenciones sobre la creación poética, si es narrador, sobre la narrativa, si es dramaturgo, sobre el teatro, etc. ¿Qué convenciones? Que si vas a narrar un cuento, tendrás un argumento, unos personajes, unos hechos que cuentan una historia y un desenlace a esos hechos. Si no cumples con ello, pues... no estás narrando nada. ¿Me siguen?

Segundo: ¿cómo hemos de entender la crítica? La entendemos como la acción de leer, analizar y exponer razonamientos sobre una obra literaria a la que se juzga.  En otras palabras, es un juicio, pero este juicio debe ser fundamentado y razonado, sin importar si es positivo o negativo. Cualquier opinión que se limite a "me gusta" o "no me gusta" no vale como crítica, solo como opinión.

Así las cosas, ¿cómo enfrento la crítica?

Aquí es importante que definamos qué ha de valorarse y qué no. Por ejemplo, ¿es realmente esencial que el crítico sea un estudioso académico con varios títulos detrás?

Pienso que no.

Lo importante es que la crítica sea fundamentada, razonada, y que el crítico maneje criterios claros sobre los que basa su juicio. Con que sea una persona informada sobre la materia que juzga es suficiente. Recordemos que se habla de artes, no de ciencias, por lo que un buen lector, que tiene muchas lecturas a su haber, que conoce bien sobre el género y el estilo de diversos autores, que maneja criterios claros sobre los que basar su juicio, se basta como crítico, sin necesidad de ser PhD ni nada por el estilo.

¿Cómo sé yo si el crítico es así? Pues aquí hay que aplicar el sentido común. Todo escritor ha de ser lector primero y como lectores nosotros mismos tenemos nuestros juicios. Si yo leo una crítica mal escrita, plagada de clichés y donde se nota que no hay suficiente información ni lecturas, no puedo tenerla en consideración. Un crítico literario que no sabe escribir automáticamente se descalifica como tal. Y punto. ¿Cómo puede juzgar el arte de la palabra quien no la domina?

Luego, ¿he sido yo lo suficientemente autocrítico de mi propia obra o me creo un genio incomprendido? Nadie nace aprendido ni se es perfecto en nada. Toda obra puede ser juzgada y todos pueden leerla de manera distinta. Entonces, antes de exponer mi obra al público debo ser consciente de que puede tener fallos y de que es posible que el crítico bien informado tenga razón en lo que juzga.

¿Puedo diferir de la opinión del crítico? Por supuesto. Porque sea crítico tampoco significa que siempre acierte. Es humano, como yo, y puede tener errores de percepción, igual que yo.

Pero no nos apuremos a diferir de su opinión. Primero se le escucha y luego se analiza el texto. Quizá tiene razón. Y quizá nosotros no supimos ver el fallo a tiempo. Si lo descubrimos, aceptamos el juicio y procuramos no cometer la misma falla en el siguiente texto. Si después de un análisis desapasionado y racional, concluimos que el crítico no lleva razón, lo dejamos pasar y en paz. No hacemos cambios ni nos preocupamos más por el asunto.

Finalmente, ¿tiene razón la autora que defendió la juventud como excusa para la crítica suavizada? Ni por asomo.

Una vez que se expuso una obra, esta puede ser juzgada con toda la dureza del caso, sin importar la edad del autor, en especial si dicha obra no es un ejercicio de aprendizaje sino una obra que sale a la venta y va a ser adquirida por un público que arriesga su dinero y su tiempo con ella. Si estoy en un aula de niños de cuarto grado y les asigno como tarea escribir un cuento, puedo ser suave en mis críticas, pero nunca falsa, porque no estaría enseñándoles nada, excepto a ser alabados sin merecerlo. Pero, si estoy en una librería y compro un libro escrito por X y el libro es un bodrio, ¿por qué ha de importarme si tiene 18 años o si tiene 80? Lo que me importa es que el libro sea bueno o sea malo. Y nadie puede criticarme por eso.

Si alguien se desalienta de seguir escribiendo porque recibió críticas negativas, entonces que se desaliente. No será nunca un escritor y mejor que se dedique a otra cosa. La vida del escritor está plagada de críticas, negativas y a veces positivas, y es un camino largo y tortuoso que el escritor debe enfrentar con entereza.

Así es. Y así siempre será.



11 comentarios:

Alexánder Obando dijo...

Claridad meridiana en tus valoraciones, Laura. Muchas gracias por desembarrialar la cancha que todo ensuciamos con este texto directo y acertado.

Creo firmemente que debe divulgarse. Y eso haré.

Abrazo.

Eric F. Luna dijo...

La única palabra que he echado en falta en este texto (interesante, desde luego)ha sido "estética".

Al fin y al cabo lo que realmente se juzga en cualquier tipo de crítica artística es la estética. No juzgamos los estilos. Tampoco juzgamos el dominio superior de la palabra, como has dicho. Porque yo puedo tener una gramática estupenda y construir una historia a base de clichés y topicazos que cualquier crítico acabaría demoliendo.

En lo que sí estoy de acuerdo contigo al 100% es que uno no necesita ser un académico laureado para poder ejercer la crítica, basta con que haya conseguido pulir ese sentido estético de la literatura de la mejor manera posible: leyendo.

También uno debe tener claro que no siempre puede gustar a todo el mundo, a la hora de afrontar críticas feroces.

Un saludo.

Begoña Argallo dijo...

Cuando voy sobrada de tiempo, que no es tantas veces como quisiera, busco en Internet títulos de libros que he leído. Es asombrosa la forma en que cada lector hace su propia lectura de un libro, que a veces coincide o no.

Es curioso como a veces al leer otra opinión uno repara en detalles que se le pasaron por alto. Y siempre, siempre es instructivo.

La escritura necesita a la crítica para mejorar. Y quien no sepa aceptar una crítica buena o mala, debería replantearse su oficio.
Saludos

Rebeca Bolaños Cubillo dijo...

¡Me gusta mucho esta entrada!.
Lástima que se basa en una apreciación equivocada de mis comentarios en facebook; espero que puedan leer mi explicación en mi blog http://diarioixchel.blogspot.com/2012/05/critica-literaria.html.
Atentamente,
La nueva abogada del diablo ;)

Laura dijo...

Hola a todos y gracias por la visita y los comentarios, que mucho se agradacen =)

Alexánder, Yosuc, gracias por querer referir esta entrada. =)

Eric: Mi planteamiento no iba dirigido a establecer los puntos que una (buena) crítica debería valorar, sino a la actitud que un autor cualquiera debería tener, según mi opinión, frente a la crítica que se haga de su obra. Por eso mencioné que uno de los primeros aspectos que todo autor debe estar consciente es que la literatura, como todo arte, está sujeta a ciertas convenciones básicas que no pueden eludirse bajo pena de no ser admitido dentro de dicha disciplina. Como el lenguaje es la herramienta esencial del literato, al igual que el pincel y la pintura lo es del pintor, un lineamiento esencial de todo escritor es que lo domine. No hay valoración de estética posible con un texto mal escrito. Ni siquiera nos interesaría conocer el fondo ni la construcción de las ideas, ni nada de eso. No se puede hablar de estilo ni de formalismos en un texto mal escrito. Que para transgredir, si es lo que se quiere, se debe conocer las reglas que se transgreden y tener una razón para ello, de lo contrario, lo único que se demuestra es ignorancia. A eso me refería.

Begoña: estamos de acuerdo.

Demes Costa Rica: Leeré tu entrada apenas pueda. Será interesante. =)

Ángeles Pavía dijo...

Veo que seguimos coincidiendo en la mayoría de las cosas, Laura. Solo una puntualización sobre un tema que has obviado: la corrección ortográfica y gramatical. Seguramente lo has hecho porque lo das por supuesto, pero yo me he encontrado escritores defensores acérrimos del «qué se cuenta» que dicen que el «cómo se cuenta» es secundario, que lo que importa es la historia y no las faltas de ortografía, sintaxis, gramática...
Respecto a lo que dice Enric sobre los clichés, no estoy de acuerdo. Tu puedes construir una historia en base a clichés y estereotipos, que si los usas bien y la narras bien, va a ser una gran historia. Los clichés lo son porque funcionan, porque son reales, siempre y cuando estén bien tratados y nos hagan funcionar. Cuéntame bien Blancanieves (ahí tienes las dos películas que van a estrenar) que si lo haces bien, te pediré La Cenicienta, aunque me la sepa de memoria y sea el paradigma del cliché. Todo dependerá de lo que me hagas disfrutar.

Laura dijo...

Hola, Ángeles =)

No te equivocas cuando dices que lo doy por supuesto. En realidad, lo puse como un ejemplo cuando expresé mi convicción de que todo autor debe aceptar de antemano ciertas condiciones naturales de la disciplina literaria, de las cuales la más básica es la de respetar los lineamientos "técnicos" de este arte. El lineamiento técnico que puse de ejemplo es el más esencial: se debe dominar la palabra. Cuando hablo del dominio de la palabra (o del lenguaje) me refiero precisamente a la corrección gramatical y ortográfica, es decir, a la corrección formal. Y lo mencioné precisamente porque sé de esos autores que justifican sus graves fallas estructurales en gramática y ortografía con la excusa de que ellos privilegian el fondo sobre la forma. A mí me parece simple ignorancia, porque no puedes transgredir las reglas sin primero conocerlas y dominarlas bien, y lo normal es que tengas un objetivo para transgredir, de lo contrario eres un simple ignorante. En el caso de marras, un autor que no sabe escribir es lo mismo que un pintor que emborrona lienzos o un músico que no sabe leer el pentagrama y no conoce cuáles son los acordes que debe pulsar para crear una pieza. Como verás, estamos de acuerdo.

Germán Hernández dijo...

Nunca más oportunas tus palabras. Estas cosas hay que estarlas recordando cada cierto tiempo.

Una de las cosas más misteriosas y gratificantes de la crítica (en sentido amplio) es descubrir en tus propios textos cosas que uno jamás imaginó o pensó y que los lectores sí pudieron ver e intuir.

También es fácil discernir al mal crítico, el que se guía por sus precomprenciones y prejuicios y no es capaz de enfrentarse al texto sin ellos.

Saludos!

Laura dijo...

Hola, Germán.
Sí, es verdad lo que dices. Cuando te enfrentas a una crítica, positiva o negativa, uno de los aspectos que llama más la atención es el que vean en tu texto cosas que nunca imaginaste haber creado. Siempre resulta interesante, y a veces, incluso intenso. =)
También pienso que una de las características de los malos críticos es su empleo constante de juicios preconcebidos, y la arrogancia con que suelen acompañarlos.

Eric F. Luna dijo...

Ah, ok Laura, perdona. No había entendido bien a qué te referías (a la actitud de alguien que escribe mal a conciencia o excusándose y anteponiendo el fondo). Visto así, como tú dices, para "escribir mal" antes debes conocer muy bien las reglas.

Un asunto difícil el hacer crítica en esos casos. El lenguaje del narrador debe ser convincente para no resultar molesto y, desde luego, ciertas lecturas no adecuadamente redactadas se hacen difíciles de leer.

Aclarar, nada más, a Ángeles que al hablar de clichés y topicazos no me refería en el sentido argumental, sino clichés expresivos, frases hechas y lugares comunes. Para mí, eso es lo que fastidia realmente la forma de una obra. Porque algo se puede contar de forma interesante o de forma que te haga bostezar. La diferencia entre lo que es literatura y lo que no.

Un saludo.

Unknown dijo...

Juzgando la critica...muy bueno...porque es como la otra moneda...de la critica que te juzga a vos...

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