En estos días que estuve vagando un poco por los foros literarios que suelo frecuentar, me encontré en Sedice una encuesta: el proponente quería saber cuántos de nosotros preferíamos autores "simples", cuántos autores "complicados", cuántos leíamos de ambos tipos y cuántos, pues, no leían. "Simple" y "complicado" se refería al estilo, no al fondo de las obras. Por ejemplo, para él "simple" es decir "Fulano salió de la nave", mientras que complicado es referirse al mismo hecho con muchas más palabras: "Fulano, de frente a su destino, entre una pisada y otra, contempló la salida, sintió en lo profundo de su alma el recuerdo de tantos infortunios, y pisó la nueva tierra con un suspiro de desaliento..." O algo similar. En otras palabras, se preguntaba si sus compañeros preferían autores que desarrollaran un estilo directo o si eran más populares los que se inclinaban por un estilo alambicado, enrevesado incluso. Hablaba de la ciencia ficción, pero supongo que la pregunta se puede aplicar a toda clase de literatura.
No creo que haberme planteado conscientemente si deseo que mi estilo sea directo o si preferiría desarrollar un estilo más rebuscado. Sin embargo, creo que podría ser un punto de reflexión para uno como autor, pues no deja de ser el estilo lo que determina uno de nuestros mayores puntos de identificación.
Las historias se desean originales. En eso estoy clara. Pero en un mundo poblado por casi siete mil millones de almas, con una historia civilizada de unos cinco mil años, con tantos millones de libros escritos y escribiéndose, ¿cómo se puede ser original? Ya sabemos que la mayor parte de las "grandes" historias son en realidad, bastante pocas. Las estructuras tienden a repetirse. Ciertos arquetipos lo son precisamente por su reiteración. Y hasta los desenlaces son finitos: o termina mal, o termina bien, o termina abierto. Con este panorama, la originalidad es un rasgo prácticamente imposible de ser alcanzado.
Por eso, pienso, es tan importante el estilo. Muchas veces, la originalidad de una historia no estriba exactamente en el argumento en sí, o en el planteamiento de los personajes, o en el final que le des. En realidad, en una gran cantidad de casos lo que identificará a un autor entre todos los demás será su manera de contar esa historia. En otras palabras, su estilo.
Vuelvo a la pregunta original: ¿cómo es preferible un estilo? Dependerá de épocas, modas, corrientes filosóficas, ¿formación cultural del autor? No será lo mismo que yo sea una persona formada en ciencias o tecnologías que en arte o filosofía. Mi estilo tenderá a ser más directo en el primer caso que en el segundo, por ejemplo. Pero aún los más metafísicos pueden ser directos, y los más técnicos pueden ser alambicados.
La encuesta en cuestión arrojó un resultado la mar de interesante: por una abrumadora mayoría, la opción "ambos tipos de autores son considerados" prevaleció sobre las otras. No importó, a priori, si un autor tiene un estilo directo o floreado. Lo que importó fue la experiencia personal de cada lector con el autor en cuestión. Y que su estilo fuera capaz de envolver al lector en su historia.
En otras palabras, no importa si posees un estilo directo o si prefieres formas más rebuscadas: tu historia debe calar hondo. He de decidirme, claro está, por un estilo. Nacerá en el transcurso del tiempo. Tal vez la Laura de hoy no escribirá como la Laura del mañana, pero su estilo deberá ser inteligible, funcional para sus historias -sea directo o no- y deberá saber transmitir una identidad.
Supongo que sólo así, podré ser original... ¿no?
16 comentarios:
La originalidad, la genialidad, inspiración y demás "sinónimos" son conceptos que, actualmente, han quedado obsoletos, si consideramos las modernas teorías de la intertextualidad.
Según éstas, todo texto es el resultado, consciente e inconsciente, de otros muchos textos que lo preceden y sirven de base cultural. De hecho, todo buen escritor es, antes de nada, un buen lector; en caso contrario, difícilmente podría crear obras literarias interesantes, no digamos ya obras maestras o sumamente originales y llamativas.
Por muy original que se desee ser, por mucho que se afane uno en intentar ser genial, en ser un prodigio de las letras cual Cervantes, la cultura, los textos más o menos antiguos, la educación recibida, formarán parte de sus creaciones literarias, pues se crea siempre a partir de algo preexistente, "nihil novus sub sole" (nada nuevo hay bajo el sol, como dijeran en la Antigüedad).
Todo lo anterior no obsta para que un escritor que se precio no intente ser original, aunque para ellos deba sentir lo que escribe con sinceridad, deba tener muy claro qué quiere reflejar en y con su obra, deba escribir sobre los temas que le apasionan, que resuenan en su interior con una fuerza mágica.
:-D
Interesante aporte. Gracias, anónimo. Al final, sin embargo, volvemos al punto de partida: el autor tendrá que decidir su camino de expresión, pues aunque comparte un universo de tradición literaria y bagaje cultural, siempre deberá saber destacarse de otros como él. ;)
Siempre el autor o autora decide el camino que emprende.
Y sobre lo que dice anónimo, ¡claro que somos el resultado de quienes nos precedieron! Yo creo que nadie es original, sólo lo fue aquel primer hombre o mujer que pintó en las cuevas, sin antes haber visto nada.
El que escribió después, ya estaba influenciado por él o ella.
Hola, Francisco :)
La originalidad absoluta no existe. Creo que podemos referirnos a una originalidad "relativa", que nos permite diferenciarnos de los demás escritores. En lo demás, somos parte de una gran cultura humana y su historia. :)
Hola,
Excelente post. Lo cierto es que yo habría votado lo mismo. Creo que lo importante es que la historia "cale hondo" en el lector y lo atrape, aunque claro está que tampoco puede estar mal escrita, pero por experiencia propia no me gusta utilizar palabras "rimbombantes" o enrevesadas, prefiero algo sencillo que "llegue" al lector y éste pueda entender a la perfección. Por cierto, buen post el del anónimo.
Un abrazo escritora,
Cris
Saludos, Cristina. Gracias por tus palabras. :)
Pienso que lo mejor en la literatura es simplemente volcar en palabras lo que el individuo quiera realizar, evitando en la mayor medida de lo posible el verbalismo innecesario. Pero cuidado, porque ideas complejas pueden expresarse en términos sencillos, y términos sencillos pueden decirse de maneras complejas. Borges tiene una prosa sencilla, pero es una sencillez engañosa. Pueden encontrarse múltiples ejemplos.
La originalidad absoluta es algo complejo. Me impresiona la ligereza con la que la analizan algunos de los comentaristas. Justamente, las ideas originales provienen de personas cuyo pensamiento alberga una mezcla fantástico de escepticismo, ideas convergentes, voluntad de hierro, humildad de pensamiento y reducción de prejuicios, imaginación entrenada, entre otras muchos aprendizajes cognitivos.
Consideremos lo siguiente: Una prueba matemática que demuestre la imposibilidad o posibilidad de una lengua natural sin sustantivos, sería una obra de originalidad absoluta. No hay tal prueba, y es problema abierto. Tanto como puede serlo un problema matemático puro, como la Conjetura de Goldbach.
Una obra literaria, depende de un sistema de conceptos que se moldea en el lenguaje. Una persona cualquiera, incluso aquellos que no son herreros de la palabra como los poetas y los escritores, tiene un lenguaje, y la cardinalidad del lenguaje es exactamente la misma que la de los números naturales: es un infinito potencial que puede biyectarse con los números naturales.
Por otra parte, todo ese conjunto potencial de conceptos está estrechamente ligado a una endoculturación, o sea, a la transmisión de saberes de generaciones pasadas, que en buena medida constan de prejuicios e ideas preconcebidas. Cuando un científico trabaja, elimina todo eso porque trabaja con lenguajes completamente públicos –se preguntarán ustedes cómo se gesta un buen científico; la respuesta es: eliminando, para cualquier teoría T sobre un objeto O, todo –o sea cualquiera- término S de una sistema lingüístico natural L; la dificultad que tiene las personas de pensamiento verbal para comprender la profundidad de la física moderna no es un hecho fortuito -. Es decir, son lenguajes cuyo significado están completamente definidos en todas sus propiedades, y significan lo mismo tanto para alguien que está en China como para quién está en Japón. Eso no sucede con el lenguaje natural. Uno está a merced de los conceptos públicos, y de nuestro lenguaje privado. En su naturaleza, el lenguaje natural es un lenguaje privado. Porque el significado de los itemes léxicos está estrechamente conexos a las impresiones sensoriales del ambiente externo, cosa que no sucede en el lenguaje que usan los científicos, que es la lógica y las matemáticas : caracteres abstractos que a priori no tienen correlación con los datos de la realidad. Estoy simplificando mucho, por cierto. Pero en esencia, esa es la diferencia. Si alguien (contrafactus ) encontrase un gedankenexperiment sobre cómo predecir el comportamiento humano de manera irrebatible, haciendo uso de quién sabe qué teoría, y se decidiera -por razones personales- a insertarlo no en un paper científico y sí en una obra de literatura, tendría un lapsus creativo muy fuerte respecto de ese problema, porque en los milenios de civilización que vivimos, nadie ha sido capaz de demostrar que tal cosa sea posible. Esto como ejemplo, pero podría ser perfectamente posible. De hecho, ha sucedido en todo ámbito. Kurt Gödel –el mejor lógico desde Gottlob Frege, su hacedor- a principios de siglo, encontró una solución para las Ecuaciones de Einstein que demostraba que en universos rotatorios era posible un viaje en el tiempo. Descabellada idea, solo posible para alguien que ha olvidado por completo el conjunto de términos de una lengua natural y piensa de manera abstracta en conformidad con principios de inferencia.
Si quienes enjuician aquí que la creatividad absoluta es imposible, me gustaría saber qué pruebas –tan taxativas como el énfasis con el cual afirman su certeza- pueden ministrarme. No hay ninguna teoría sobre el desarrollo creativo que demuestre tal cosa, a menos que sean teorías con perogrulladas. Antes bien, cada vez se develan más los procesos de la creatividad, gracias a los avances de las neurociencias y de las ciencias cognitivas en los últimos veinte años.
Respecto a la noción científica de “texto”, no existe. Cuando Anónimo dice “intertextualidad”, si se refiere a proposiciones no-triviales acerca de lo que vagamente aparece en las “teorías” “posmodernas” de la “textualidad”, entonces lo que dicen es o bien completamente falso, porque nadie ha dado una prueba concluyente para darle peso a su conclusión ( teorías que de ninguna manera son ciencia ) o bien algo completamente trillado y de sentido común (como “el texto consta de numerosos intersticios del habla y la cultura cotidiana que hacen posible la comunicación humana”; etc.).
Cuando se afirma taxativamente que la creatividad en la literatura absoluta no existe, no estoy de acuerdo, si es que "creatividad" se usa en un sentido no-trivial y con fines a descubrir en qué se basa ésta. Puede definirse como: en un periodo de tiempo T, si un conjunto de sentencias S no son precedidas por otro conjunto de sentencias S', entonces S es original. Cabe añadir lo fundamental, a saber, que las lenguas naturales son lenguajes privados. Cada persona es un organismo cuyas entradas de datos masivos del entorno son procesadas por el cerebro y puestas en función de sus experiencias individuales, que nunca son compartidas, porque -hasta donde sabemos- la conciencia perceptiva y la información inconsciente no es compartida por nadie más salvo la persona propiamente dicha. De manera tal que la disyuntiva está en saber cómo transmitir todo lo experimentado, sin que queden reminiscencias privadas. Lamentablemente, eso en un sistema lingüístico natural es lógicamente imposible. Siempre quedan niveles de privacidad conceptual en cualquier articulación verbal de índole lingüística. Por consiguiente, ex hypothesi, no existe ninguna persona que sea capaz de transmitir completamente su información almacenada en el cerebro por medio de una lengua natural y no persistan rastros de índole privada que su interlocutor o sus interlocutores reciban. Y una sutileza: el metalenguaje –este es un concepto de la lógica moderna muy fructífero, pero que siempre se ha usado tácitamente en cualquier proceder científico: un estudioso de la ebriedad no habla como un ebrio- sobre el lenguaje no puede ser el lenguaje mismo. Por eso, quienes usan el lenguaje para hablar sobre el lenguaje son quienes están limitados en sus conclusiones y en sus inferencias a propósito del lenguaje mismo. No se puede estudiar al lenguaje de una manera no-trivial sin emplear un metalenguaje. El lenguaje natural es el primer sistema conceptual potente que tuvo el homo sapiens, pero no es el último ni el mejor para referir acerca de una realidad determinada. Por qué el lenguaje tiene esta propiedad, es otro problema abierto.
Creo que la buena literatura puede ser aquella que expresa ideas complejas en términos simples, en la medida de lo posible; empero, es fácil ver que para cualquier sistema lingüístico natural, existen limitaciones en lo que se puede llegar a decir a través de él. Verbi gratia, "trescientos y cuatro y siete suman N", puede analizarse como "trescientos y (cuatro y siente) suman N" o bien "(trescientos y cuatro) y siete suman N"; en ambos análisis el resultado es diferente, porque en el primer caso se adicionan los últimos y el primero no, y en el segundo se adicionan el primero y el segundo, mientras que el tercer número queda aparte. También existe una tercera interpretación, donde se toman las tres números; empero, no hay nada intrínseco al lenguaje que nos haga preferir una a la otra en las interpretaciones. Sería circular, por cierto, pretender que puede discernirse el resultado, porque eso presupone la notación matemática, y justamente se echa de ver que no puede discernirse la suma sin la notación matemática pertinente. Por consiguiente, existe alguna (al menos una) sentencia cuyo significado o sentido no puede expresarse en los sistemas lingüísticos naturales -en realidad, existen muchas más-. Por tanto, la proposición "Todo puede expresarse en un sistema lingüístico natural L" es falsa. Eso quiere decir, que si en un lenguaje que es posible expresar cosas que en un sistema lingüístico natural no es posible, queda pendiente la respuesta a la pregunta de si es posible la creatividad absoluta, entendida en el sentido no-trivial específico más arriba, a partir de este planteamiento: ¿Cómo uno puede dar rienda suelta a su subjetividad en un lenguaje privado que es esencialmente creativo y personal, sin sacrificar esa creatividad al hacerlo totalmente público? “Totalmente público “es imposible; de hecho, como problema, la anterior pregunta es falsa. Por lo tanto, cualquier proposición articulada en un sistema lingüístico natural tiene privacidad –i.e., un conjunto potencialmente infinito de términos de una persona P que es mutuamente contradictorio con respecto a otro conjunto de términos potencialmente infinitos perteneciente a una persona P-. Y si tiene privacidad, tiene creatividad, en un sentido muy importante –ya que no se repite-. Esta creatividad presente en cualquier organismo que disponga de un sistema lingüístico natural está en perfecta correspondencia fáctica con el definiendum –limitado, por cierto- dado más atrás.
Pienso que la educación y el aprendizaje y la soledad tienen un papel crucial en la creatividad de una persona. Los científicos brillantes, los artistas africanos que pintan máscaras sumamente contrarias a los cánones occidentales o los escritores que emergen con obras sinceras surgidas del corazón subjetivo que tiene uno, coinciden todos en ser pensamientos relativamente aislados, donde vuelcan su subjetividad –en el caso de los artistas- o donde hacen totalmente público –i.e., apelan a un lenguaje científico- para hacer saber al mundo de sus ideas. Y cáspita, que también está la originalidad en grupo, la colaboración mutua logra fantásticas ideas. Es forma de creatividad ha sido lamentablemente olvidada por una sociedad obsesionada con el “genio solitario”, y esto es, de hecho, algo que tiene que sacarse a la luz, y es un buen problema original. Sobre un mismo problema, una vez más, hay enconadas ideas mutuamente contrarias, donde cada autor dice y afirma algo diferente.
Pienso que un florecimiento de la originalidad y la creación tanto en las artes como en las ciencias provendrán de una educación esmerada en los niños que serán el futuro de la humanidad, y no en vagas presuposiciones sobre lo que implica el proceso creativo. ¿Se han preguntado muchos porqué las cátedras científicas de Estados Unidos tiene tan buenos científicos? ¿Por qué existió un boom latinoamericano y existe un Borges, un Gabriel García Márquez y tantos otros? Más problemas, y más ligereza en su tratamiento ciertamente no traerían nada original al mundo.
¡Guau! Puedo dividir tu comentario por capítulos, Yamil ;)
Creo suponer que simpatizas con las corrientes filosóficas que reproducían las relaciones del lenguaje en términos matemáticos, al menos por lo que entendí de tu texto.
Al final, llegamos al punto de partida: no consideramos los conceptos en términos absolutos, ni negamos la existencia de la originalidad entendida dentro de un contexto. Todo autor está en capacidad de aportar su dosis de creatividad única y original al texto general de la cultura. Y en esto, tampoco seremos creadores "solitarios" :)
Saludos
(Yamil): "Respecto a la noción científica de “texto”, no existe. Cuando Anónimo dice “intertextualidad”, si se refiere a proposiciones no-triviales acerca de lo que vagamente aparece en las “teorías” “posmodernas” de la “textualidad”, entonces lo que dicen es o bien completamente falso, porque nadie ha dado una prueba concluyente para darle peso a su conclusión ( teorías que de ninguna manera son ciencia ) o bien algo completamente trillado y de sentido común (como “el texto consta de numerosos intersticios del habla y la cultura cotidiana que hacen posible la comunicación humana”; etc.)."
No todo lo explica ni entiende la ciencia. Hay numerosos saberes y conocimientos respecto de los cuales los científicos no pueden indagar si son ciertos o no.
Ello no obsta para que la noción de intertextualidad sea incorrecta. Puede que científicamente no esté lo suficientemente fundada, no tenga cimientos sólidos que la hagan irrefutable científicamente (teniendo en cuenta que, en ciencia, no existe nada irrefutable o absoluto o indiscutible; lo que hay son teorías e hipótesis, corroboradas por experimentos y datos concretos, pero que son temporales, ya que la ciencia avanza; claro ejemplo de esto es lo que defendía Ramón y Cajal, respecto a la generación neuronal: defendía el Nobel español que las neuronas son las únicas células que, una vez desaparecidas, no se regeneran, no nacen nuevas neuronas, las que quedan sustituyen en cierto modo a las desaparecidas con nuevas conexiones; pues, según recientes descubrimientos científicos, no sólo en el cerebro, sino en otros órganos del cuerpo humano, nacen nuevas neuronas cada día, cada hora).
La ciencia es sólo una forma de entender (o intentar entender) la realidad, o parcelas de la realidad, pero hay otras que, no por menos defendidas, son menos importantes. No hay que elevar al saber científico a una "altura" inaccesible, a una importancia fuera de duda, pues numerosos científicos (por ej. Aristóteles en la antigüedad) han cometido, consciente o incoscientemente, errores más o menos garrafales.
Concluyendo respecto a lo que antes dije respecto a la intertextualidad, creo que no se equivocan quienes defienden esa teoría (todo texto es parte de numerosos pre-textos), y se puede demostrar esta aserción sin lugar a dudas: por ej., un niño que no haya recibido ningún tipo de educación (criado en una selva, recluido en una habitación sin ningún tipo de contacto con el mundo exterior), frente a un niño que ha recibido una educación normal; el primer niño, a la edad que se quiera, será incapaz de escribir ningún texto, mientras el segundo sí, ¿por qué? El primer niño no ha leído jamás un texto, desconoce totalmente las letras, las palabras, oraciones, gramática, sintaxis, etc., por lo que es imposible que pueda escribir; tal vez pueda dibujar o garabatear algo que su mente le sugiera, pero escribir no; el segundo niño puede escribir textos sin ningún problema, porque, aparte de conocer los rudimentos de la Lengua, ha leído varios textos, ha internalizado el lenguaje de forma que puede, con su mente y esfuerzo, realizar nuevas combinaciones con lo que previamente ha visto y aprendido. Todo esto demuestra la intertextualidad de una forma categórica. Quien lo dude, me gustaría que me citara un solo ejemplo de un escritor que jamás haya leído ningún tipo de texto, que desconozca absolutamente la palabra escrita.
:-D
No recuerdo quién apuntó el hecho de que todo escritor es en principio un gran lector, pero se refiere al punto que comentas.:) (Por mi parte, soy parte de la estadística: antes de pensar siquiera en escribir, ya era lectora compulsiva)
Pues yo creo que... MORELLI lo explica todo... Porque hablamos de literatura (segun entendi el tema), y no de como un ser Umano transmite las sensaciones subjetivas allegadas... porque en tal caZo, hasta un ser primitivo de las cabernas es capaz de trasmitir la subjetividad de su ser....
Por eso... Literatura y EscriVir simple o complicado, al final es resumido por MORELLI, espero no pecar de inveCil... y si es así que la chusma me apabulle.
Vh swich: ¿Te refieres al personaje de Rayuela? Pues en ese caso se confunde escribir simple como estilo con escribir simple como argumento, pues Rayuela es una de las novelas más complejas que habré leído en la vida.
(Por favor, cuida tu ortografía cuando escribes aquí, aún si tus faltas son intencionales. Gracias)
Publicar un comentario