9 de enero de 2009

Algunas reflexiones sobre los estereotipos...

De un tiempo para acá me entretuve en comentar diferentes aspectos del proceso de escritura creativa. Primero me involucré con los "grandes" temas de la literatura, tales como el Amor, el Destino y la Muerte, es decir, esos temas que se repiten de forma constante y sostenida en todas las obras literarias, sean clásicas o modernas, ligeras o profundas, alabadas o despreciadas. Y son grandes porque son ricos, inmensamente explotables, moldeables al máximo, y siempre combinables.

Luego de los Temas, me entretuve en los personajes. Sólo atisbé en dos (hasta el momento): el "malo" y el "bueno". Y me propuse continuar con otros más. Pero he aquí que en un comentario, Teo Palacios me preguntó cuándo seguiría con los "estereotipos" y me dejó pensando en ello. ¿Estereotipos? ¿Yo estaba genuinamente hablando de "estereotipos"?

Y caí en la cuenta de que sí. El "malo" y el "bueno", así considerados, son estereotipos.

En la Wikipedia, encontramos que "estereotipo" corresponde a un personaje o situación predecible. Sus características son fijas y reiteradas, por lo que siempre esperaremos que se comporte de la misma forma y piense algo parecido. Por tanto, un "malo", tal como estábamos charlando, suele corresponder con un tipo oscuro, de muy malas intenciones, cuyos orígenes son inciertos o injustificados, y hasta suele reírse de forma particular. Esos son los "malos" estereotípicos, los que ya nos cansan, los que han debido evolucionar en seres mucho más complejos, impredecibles, incluso fascinantes.

Ahora bien, al igual que Grandes Temas, hay grandes figuras de personajes en la literatura universal. Pensemos en el héroe, el antihéroe, el mago o consejero, el tonto o bufón, la princesa o dama en apuros, etc. ¿Son ellos también estereotipos? Supongo que vistos de pronto, sin más análisis, podríamos admitirlo. Pero también, si ahondamos en el tema, podremos descubrir al arquetipo más allá de la figura.

En alguna otra entrada, hablando a propósito de los personajes complejos y los planos, rozamos el problema del estereotipo. Éste es un concepto negativo, y un personaje tipo o típico es en realidad la materialización literaria de estereotipos sociales o culturales. O sea, que son la misma cosa. Los arquetipos, en cambio, serían algo muy diferente. Son modelos ideales, por tanto, positivos. Pero modelos, al fin y al cabo. Lo que nos llevaría a un problema: ¿Cuándo tu "bueno" es el héroe arquetípico y cuándo se ha transformado en el héroe estereotipado? ¿En qué momento quisiste dibujar un sabio consejero ideal y te salió un personaje acartonado y predecible? ¿Es saludable seguir el arquetipo o es un riesgo certero de caer en el estereotipo? ¿Dependerá de la historia, del escenario o es independiente?

De momento, dejo colgada la pregunta.

2 comentarios:

Teo Palacios dijo...

No pensé que te haría pensar tanto, Laura, jejeje

Los "cliches", los estereotipos, las imágenes colectivas, todas esas cosas son muy difíciles de dejar atrás. Forman parte de la cultura y, al fin y al cabo, permiten que el lector, o el que ve una película en el cine, por ejemplo, comprenda mejor, se identifique mejor con la historia.

Los estereotipos no son necesariamente malos, siempre y cuando, los personajes no terminen siendo planos y predecibles.

Muy interesane la entrada, como siempre.

Besos

Laura dijo...

El problema con la definición de estereotipo es que la figura siempre es predecible. Supongo que también eso puede volverla "plana". Ahora bien, creo que sí podemos alejarnos de los estereotipos. Y usar arquetipos, sin que se vuelven predecibles o planos. ¿Ves el enredo? ;)