20 de febrero de 2018

Historia de una historia



Quienes me conocen, sea en persona o a través de mis escritos, saben que mi interés por la ciencia ficción ha sido intenso y continuo toda una vida. Me apasionan los temas relacionados con la ciencia: sea el Universo, las maravillas de la Naturaleza o las contradicciones de la conducta y la psique humana, he ahondado asuntos tratados en la CF desde que me acuerdo. Y por tal motivo no es de extrañar que muchas de mis historias hayan sido pensadas en escenarios y con personajes propios de este género tan singular: desde las novelas Una sombra en el hielo (ECR, 1995) y Señora del tiempo (Uruk, 2014) hasta la variada gama de mis relatos, como "Sueño profundo" (2009), "Por siempre otro" (AEFCFT, 2009) y los que forman parte de las colecciones de la EUNED -"Flor del crepúsculo"(2009), "Objeto No Identificado" (2010) y "Círculo perfecto" (2015)-, amén de muchos más que han aparecido en diversos sitios y publicaciones, han sido narraciones enmarcadas en la CF. Las he disfrutado y aún las disfruto, y en la actualidad continúo pensando (y escribiendo) historias que perfectamente se ubican en este género.

Sin embargo, quienes me conocen bien también saben que mi devoción por el género fantástico en general no solo se enfoca en la CF, sino también a la fantasía. Y saben que me ha encantado leer muchas clases de fantasía: desde la fantasía épica, al estilo El Señor de los Anillos o Canción de Hielo y Fuego (cuyo quinto tomo todavía tengo en curso), hasta la fantasía urbana o la llamada "baja" fantasía (como Harry Potter), incluyendo muchos otros tipos de fantasía, como la oscura, la heroica (espada y brujería), la histórica, etc. En los últimos tiempos, he llegado a adentrarme en las variantes muy singulares de la fantasía de escritores latinoamericanos, como Julio Cortázar o JL Borges, cuyos abordajes son muy especiales y sorprendentes.

Ya de chica me había fascinado la magia y seres fantásticos como los dragones o los elfos, y recuerdo cuán impactada me sentí con las narraciones de Gustavo Adolfo Bécquer y con la lectura de leyendas y mitologías clásicas de culturas antiguas, como la greco-latina, la egipcia o la nórdica. Fueron horas de apasionada lectura para mí y momentos especiales que marcaron mi amor por la literatura.

Con este historial a cuestas, ¿sería de extrañar que tarde o temprano, al lado de mis narraciones de ficción científica, habría de escribir historias fantásticas? Obviamente no. No tardé mucho en escribir fantasía también, e incluso, llegué a compartirla. Por ejemplo, mi primera novela fantástica (inacabada e inédita) se llamó El Cristal Azul. Contaba las aventuras de una tierra mágica (al estilo de El Señor de los Anillos, pero sin dioses), en la que una joven disfrazada tenía el encargo de hallar el célebre y perdido cristal azul. Llené cuadernos con esa historia (por entonces, escribía a mano) y solo los duendes podrán saber dónde habrá quedado... Luego, me dediqué a escribir relatos, la mayoría de CF, pero tuve un segundo intento de escribir una historia híbrida, entre la CF y la fantasía, que a la postre postergué para un futuro mejor. Y entre mis primeros relatos de fantasía, realmente provechosos, se halla "El precio de la eternidad", que se posicionó en el tercer lugar del popular concurso Tierra de Leyendas VI de Sedice.com, allá por el año 2006. Otros relatos fantásticos siguieron a "El precio...", como los que integraron las colecciones de (Per)Versiones Literarias de Sedice.com, como "Eterna ensoñación", "¿Tú también, hijo mío?" (éste es fantasía histórica) y "Antes del amanecer" (el cuarto cuento mío de esa colección, "Camino perdido", es de CF). Otros cuentos fantásticos de mi autoría tuvieron menos salida, pero puedo mencionar "Memoir", que fue publicado por la (ahora extinta) e-zine Aurora Bitzine, en su #96 en 2010, y "Misión inconclusa", que apareció en la colección ¡Jodido lunes! en 2008.

Dada esta afición a la fantasía, llegaría el día en que volvería a los terrenos de la novela. Y así fue en 2013, cuando comencé espontáneamente la historia de una joven sin memoria, atrapada en una hacienda agrícola, de tecnología decimonónica, ubicada en una planicie gigantesca y lejana, sin la menor posibilidad de mejora o futuro. Ese primer capítulo recibió el título "Un destello" y fue escrito casi de un tirón, con un golpe de inspiración, sin presiones. Me sentía bien, tanto, que en seguida escribí el segundo capítulo, donde narraba el punto de vista de un siervo recién llegado a la hacienda, corpulento y avispado, que en seguida se sentía atraído por la joven desmemoriada y muy intrigado por su procedencia, la cual no solo ignoraba ella, sino también toda la hacienda. En seguida supe que la historia sería fantástica: que ocurriría en un mundo distinto al nuestro, pero al mismo tiempo, muy similar, y que tendría un imperio hermoso lleno de maravillas, reinos guerreros y agresivos, extraños videntes-brujos llamados Hermanos de la Iluminación, y un pueblo independiente de dinámicos comerciantes que habrían dejado atrás una historia de saqueos y piratería y que ahora se dedicarían a traficar por el océano y en todas las costas, un pueblo que de inmediato asocié con los antiguos vikingos, pues viviría entre fiordos y detrás de paredes de hielo que se cerraban en el invierno. Al instante, decidí que mi protagonista masculino, el siervo recién llegado, sería uno de esos comerciantes del mar y que la protagonista, mi Estrella Oscura, sería natural del imperio maravilloso y potente, que basaría su poder y su gloria sobre una filosofía que me pareció estupenda: el Equilibrio Fundamental.

La historia había arrancado y yo no podría parar, al punto que la primera versión estuvo lista a finales del 2013. Sin embargo, no la proseguí, pues 2014 sería el año de mi Señora del tiempo, cuando Uruk Editores la habría de lanzar al mercado y en ella deposité mis energías y mi entusiasmo. No sería hasta pasado el exitoso lanzamiento de Señora del tiempo, en 2015, cuando decidiría revisar Estrella Oscura (cuyo título me resultó tremendamente natural) y lanzarla al público en un curioso y viejo sistema de lectura: la novela por entregas.

Fue una experiencia muy interesante. Rica, porque cada semana debía preparar los capítulos, revisarlos, editarlos, y enviarlos. Larga, porque eran 50 capítulos. Extraña, porque parecía una teleserie sin temporadas. Nueva, porque nunca lo había intentado.

Agradecí profundamente a los lectores que se apuntaron entonces a la aventura, pero comprendí que muchos otros se hubieran abstenido de participar porque preferían el libro completo de una sola vez. Al término de la entrega, remití los ejemplares de los lectores que habían llegado hasta el final del proceso, y decidí que Estrella Oscura vería la luz de nuevo, esta vez por medio de la edición normal.

El proceso fue largo otra vez: había que decidir si optar por la edición tradicional o ensayar caminos nuevos, como el de Kindle. Al final, opté por la aventura y he aquí el resultado: la versión electrónica Kindle, con una nueva y hermosa portada, de Estrella Oscura, lista para ser descargada, leída y disfrutada una vez más. No pasará mucho tiempo antes de que su versión impresa vea la luz: muy pronto estará disponible la posibilidad de comprar el 'paperback' de Estrella Oscura, también de Amazon. Por el momento, el viaje de Estrella Oscura continúa y ¡a saber qué otros caminos interesantes habrá de transitar! =)

1 comentario:

Hugo Escalante dijo...

Qué bonito. Qué mágico es crear.