No recuerdo bien cómo llegué allí, pero me causó una muy agradable sensación econtrarme con www.whereiwrite.org, un sitio especial abierto por un fotógrafo profesional acostumbrado a fotografiar ambientes y subculturas y que deseaba encerrar en imágenes un mundo que le era hasta entonces desconocido: el íntimo refugio de un grupo de escritores.
En su explicación, el fotógrafo, Kyle Cassidy, narra que su iniciativa se originó en una visita casual a la casa de un escritor. Se sintió impresionado cuando puso pie en su estudio, porque pensó que estaba invadiendo un universo distinto, al cual era ajeno, pero que de inmediato le hizo sentir emociones nuevas. ¿Así era el rincón propio de un escritor? Tuvo la impresión de que había abierto el cráneo del escritor y podía ver las palancas de la genialidad, de la creatividad misma. Como un nido, pero hecho de libros. Ansioso, quiso fotografiarlo, pues pensaba que aquel lugar no sólo estaba cargado de significados, sino que también debía ser visto. Sin embargo, no pudo impedir que el escritor en cuestión quisiera ordenarlo "un poco" primero. Aún así, dicho incidente lo impulsó a buscar reflejar los espacios íntimos de otros autores.
De su peculiar peregrinaje, surgió una compilación de imágenes que reunió en un libro. Algunas de ellas las colocó a la vista pública en el sitio que yo encontré y donde hallé veinte autores norteamericanos del género fantástico -cultivan tanto la ciencia ficción como la fantasía pura y tal vez el terror-, algunos con largas décadas de experiencia, otros con menos años. Las imágenes son todas, pues, variopintas, como variados son las personas en sí mismas, aunque yo creería que guardan algunas semejanzas naturales.
El escritor es un artista solitario. Aún más que un pintor o un escultor, que pueden entrar en contacto con sus modelos, o que un músico que podría exponer su arte ante un público, el escritor se refugia en un rincón y su único compañero es el escrito que surge de sus dedos. El medio tecnológico es indiferente: puede ser un lápiz y un papel, puede ser una máquina de escribir, puede ser una computadora. La relación íntima es la misma, es el autor con su palabra y todo lo demás queda aislado. Entonces, su entorno natural tiende a ser pequeño, como un refugio, y sus compañeros más habituales no serán humanos: algunos se harán acompañar de sus mascotas (gatos o perros), casi todos se hacen acompañar de libros...
Libros. El compañero natural del escritor. Palabras y palabras, dándole vueltas, construyendo un entorno donde la imaginación vuela sin cortapisas. ¿Quién decía que el autor puede cambiar el mundo desde la oscuridad de su refugio? Pues, yo diría que si no lo cambia al menos puede enamorarlo, invitarlo a viajar a mundos alternativos, sean en la realidad, en el pasado, o en el futuro, sean en la fantasía o en los sueños...
Para mí fue emotivo. Y real. Pues los escritores no son seres extraños. Viven y sueñan como cualquiera y también encuentran abrigo en sus íntimos rincones, muchos de ellos atestados de cosas, pero todos hechos para hacerles sentirse cómodos en la soledad de su imaginación y en compañía de sus historias o poemas. Un rincón propio, lleno de significados, como bien observó nuestro fotógrafo en cuestión.
P.D. Me gustó mucho el rincón de Gregory Frost y el de Margaret Weiss. Casi pude mirarme en ellos :)
2 comentarios:
Maravillosa entrada, Laura.
Hace tiempo, me surgió la posibilidad de hacer algo parecido, pero al final la cosa quedó en nada. Una pena, porque sin duda sería interesante...
Pero al menos, ver estas imágenes me ha servido para descubrir que no soy el único escritor desordenado del mundo!!!!
Besos
Hola, Teo :)
A veces creo que mucho de ese desorden es que los escritores pueden ser lectores compulsivos y suelen tener más libros de los que son capaces de guardar adecuadamente. También, a veces necesitamos tener "a mano" muchas cosas que tal vez podríamos dejar en un estante... :)
¡Saludos!
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