Bien, aquí vuelvo con el asunto del escenario. Estaba pensando en otros géneros distintos a la fantasía (alta o baja, sea lo que sea lo que eso signifique en realidad) y me se me ocurre que la originalidad es posible en todos los géneros.
En ciencia ficción, por ejemplo, es muy usual imaginarse los escenarios de la space opera, es decir, mundos, galaxias, naves espaciales y hasta lucha entre civilizaciones, o los de otras vertientes del género, como la del clásico futuro oscuro y devastado en que alguna catástrofe ha sumido a la especie humana en una degradación espantosa y el protagonista se encuentra en medio de terrores tecnológicos y desastre ambiental. Otro escenario típico es el del futuro ultra progresista repleto de robots humanoides, ojalá con apariencia totalmente humana, tipo Isaac Asimov, o por supuesto, los futuros cercanos no muy diferentes del presente salvo por pequeños detalles tecnológicos sorprendentes. Pienso que ofrece, en realidad, una gama amplia de posibilidades en cuestión de escenarios y no le aconsejaría a nadie que se angustiara demasiado por la originalidad del escenario en sí. Solo que sea coherente.
En otros géneros, la actualidad se impone, a menos que sea narrativa histórica. Esta última dispone de unos 5000 años de historia humana en miles de escenarios posibles. Quien quiera escribir narrativa histórica no tiene excusa en cuanto a la originalidad de los escenarios. ¡Abundan! En este caso, creo, la originalidad no estará tanto en el escenario escogido sino más bien en la interacción del argumento y los personajes con ese escenario.
La clásica novela latinoamericana posee obsesión casi compulsiva por las barriadas pobres, los círculos de violencia y las dictaduras históricas. Escribir en Latinoamérica una historia de gente marginada o en medio de degradación social no tiene nada de original. El escenario es ultra-repetitivo y lo único que puedo decir al respecto es que todo escritor que desee emprender esta misión debe cuidar mucho los detalles de su argumento en particular y de sus personajes, pues el escenario le aportaría poco en materia de originalidad. La tentación de copiar a los grandes de la literatura latinoamericana también es muy fuerte, así que es aún más imperativo cuidar hasta el mínimo detalle de historias así.
Aparte de esta marca regional, en la novela realista o dramática del presente abundan las posibilidades de escenarios originales, sea una ciudad, un avión, una estación de tren, un aeropuerto, una montaña, un monasterio, etc., etc., etc. Como se plantee puede determinar una marca del autor, su unicidad, su aporte personal... o que no se destaque entre la abundancia de historias de esta naturaleza.
Habrá historias enteras que transcurran en un cuarto, o dramas extraordinarios en el Cielo y en el Infierno. Hay historias que se desarrollan entre el mercado y la estación del autobús, las que corren por todo el mundo, de continente en continente, o las que se deslizan en medio de un desierto o una pradera. En mundos lejanos, en pasados hitóricos, en futuros imposibles. ¿No es grandiosa la magia que el escenario solo puede ejercer en nosotros? Puede incluso determinar algo tan simple como que un lector cualquiera desee seguir leyendo... o abandonar el libro.
5 comentarios:
Un buen escenario, como el buen vaso deonde escanciar el mejor delos vinos. Está claro que todos los detalles son imprescindibles. De todas formas, siempre he sido un defensor a ultranza de los personajes y sus interacciones.
Hola, J.E.Alamo
Estoy de acuerdo contigo con respecto a la importancia de los personajes, pero he notado que los escenarios no han sido tomados en cuenta en la importancia que realmente tienen. De allí mi interés en estos momentos. :)
Tienes algo en mi blog que te está esperando :)
¡Vaya! Gracias, Anne. De verdad. El único problemilla es que no he leído "Twilight", falta que tendré que reparar en algún momento. ;)
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